Las notas del himno nacional estadounidense se escucharon este martes en el Gran Teatro de Pyongyang, en un histórico concierto de la Orquesta Filarmónica de Nueva York concebido con la idea de mejorar los lazos entre Estados Unidos y Corea del Norte.
Ante 1.500 espectadores, los 106 músicos de la Filarmónica, bajo la batuta del director Lorin Maazel, iniciaron el concierto con los himnos nacionales de Corea del Norte y de EEUU.
Se interpretaron luego obras como la Novena Sinfonía de Antonin Dvorak -conocida como Sinfonía del Nuevo Mundo-, obras de Richard Wagner y de George Gershwin. Para finalizar el concierto, un arreglo de 'Arirang', una canción coreana muy conocida a los dos lados de la frontera, fue seguida de una larga ovación.
"Con este recibimiento tan caluroso y entusiasta, nos hemos sentido como si hubieramos cumplido una misión, y quizás hemos sido útiles abriendo una pequeña puerta", dijo al concluir el concierto el director de la Filarmónica, Lorin Maazel.
"Pienso que si esto se convierte en un momento histórico, podremos estar muy orgullosos de haber participado en él", agregó en una rueda de prensa.
La actuación supone un intercambio cultural sin precedentes entre Estados Unidos y Corea del Norte: el régimen de Pyongyang fue incluido en 2002 por el presidente estadounidense, George W. Bush, entre los países del "eje del mal" debido a sus ambiciones nucleares.
Washington y Corea del Norte permanecen técnicamente en guerra desde que la Guerra de Corea (1950-1953) terminó en un armisticio que dividió en dos la Península Coreana, pero sin acuerdo de paz.
Ningún alto responsable estadounidense asistió al concierto, pero la dimensión política del momento era evidente, aunque la Casa Blanca minimizara el efecto diplomático.
El presidente estadounidense, George W. Bush "piensa que, al final, esto es un concierto y no cambiará necesariamente la actitud de un régimen que, para nosotros, no se muestra muy cooperativo respecto a sus actividades nucleares", declaró en Washington la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino.
El concierto fue apoyado por el Departamento de Estado norteamericano y era televisado en directo en Corea del Norte y en todo el mundo.
El director Maazel reveló que los responsables de la orquesta debatieron mucho tiempo sobre si sería apropiado ir a Corea del Norte y que fueron asesorados al respecto por Christopher Hill, el principal negociador estadounidense en las conversaciones para desnuclearizar al régimen.
El presidente y director ejecutivo de la Filarmónica de Nueva York, Zarin Mehta, dijo a AFP que Hill "consideró que mostrar esta cara de nuestra cultura occidental en Pyongyang ayudaría a continuar las negociaciones en una atmósfera mucho mejor, aunque no hay garantías".
Este concierto tuvo lugar un año después del acuerdo alcanzado en las negociaciones a seis -entre Corea del Norte, Estados Unidos, Rusia, Japón, China y Corea del Sur- para que Pyongyang desmantele todos sus programas nucleares a cambio de una ayuda energética equivalente a un millón de toneladas de petróleo.
Ese acuerdo parece sin embargo sufrir retrasos, y la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, se hallaba este martes en Pekín, donde pidió que China usase su influencia sobre Corea del Norte para darle un nuevo impulso al proceso de desarme nuclear.
Rice consideró que el concierto fue positivo, pero que hay aún "un largo trecho hasta que haya cambios en la naturaleza de la política en Corea del Norte".
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