Energía

La biomasa, firme candidata para sustituir a la nuclear en España

El sector de la biomasa sigue su lucha particular para obtener el respaldo del Gobierno a fin de ocupar el lugar que "nos merecemos" en el mix energético nacional y que "no pudimos conseguir con el Gobierno anterior". Una de las peticiones sobre las que el sector de la biomasa quiere seguir insistiendo es la entrada de esta tecnología como energía de carga base para el sistema y como respaldo de las renovables no gestionables. Toda la información del sector en la nueva edición de elEconomista Energía

Consideran que la biomasa –al igual que el biogás- se ha convertido en un "elemento fundamental" para impulsar la economía circular y debe ser considerada "tecnología clave" para alcanzar los objetivos de la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética, al tratarse de una "fuente renovable, cien por cien gestionable, que ha demostrado los beneficios económicos, sociales y medioambientales que aporta al país".

Una de las peticiones sobre las que el sector de la biomasa quiere seguir insistiendo es la entrada de esta tecnología como energía de carga base para el sistema y como respaldo de las renovables no gestionables –eólica y solar- a fin de garantizar un suministro firme que, ahora mismo, "está siendo aportada por la energía nuclear".

España cuenta actualmente con cinco centrales nucleares en explotación, con siete reactores operativos, que suman una potencia total instalada de 7.117 megavatios. En 2017, la nuclear fue la tecnología que mayor peso tuvo en la generación peninsular, con una cuota del 22,4 por ciento y la que más peso está teniendo en 2018. Según el último informe mensual de REE, correspondiente al mes de septiembre, la aportación de la nuclear en los nueve primeros meses del año ha sido del 21,7 por ciento.

Pero el futuro de las centrales nucleares tiene los días contados. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha dejado clara la voluntad del Gobierno de cerrar, de manera ordenada, el parque nuclear español a medida que las plantas cumplan los 40 años de vida útil tecnológica, cuyo plazo vence en 2028.

Margarita de Gregorio, directora de Appa Biomasa, entidad gestora de Unión por la Biomasa, afirma que la nuclear "no nos molesta", pero considera lógico que si el Gobierno quiere eliminar esta tecnología, porque no quiere renovar los cierres ni alargar la vida útil de las centrales, "algo tendrá que hacer para aportar carga base al sistema y, una de las opciones, puede ser la biomasa". Nosotros, insiste de Gregorio, "no somos tan osados de pensar que vamos a poder sustituir todos esos megavatios, pero sí podemos contribuir de manera importante, tal y como sucede en otros países europeos".

En Alemania, la biomasa aporta al mix eléctrico cerca de 5,6 gigavatios de potencia base y lo está haciendo con un potencial de biomasa, tanto ganadera como forestal y procedente de los residuos municipales inferior al español. La diferencia con el país germano, añade la directora de Appa Biomasa, es que ellos "sí están haciendo un cambio de modelo energético y una transición energética reales con todas las fuentes".

España ocupa el tercer puesto en recurso absoluto de biomasa de Europa; sin embargo, a pesar del gran potencial para su desarrollo, se encuentra en los últimos puestos del ranking en su aprovechamiento. Una pena si tenemos en cuenta que la superficie forestal del país supera los 27'5 millones de hectáreas y que es la Región de Europa con mayor incremento de bosques, con un ritmo de crecimiento anual del 2,2 por ciento. Además, nuestro país ha alcanzado el primer puesto en producción de ganado porcino en Europa, generando más de 50 millones de toneladas anuales de purines.

La presencia actual de la biomasa en el mix eléctrico español es muy modesta -supone alrededor del 2%-, sobre todo si se compara con la de otros países de nuestro entorno como Finlandia, que representa casi el 20%. Además, mientras el uso de la misma ha crecido en los últimos siete años en países como Francia, Reino Unido o Italia, con porcentajes de crecimiento superiores al 60 por ciento, en España el crecimiento agregado en este periodo ha sido negativo.

El gas natural no es la solución

De llevarse a término la propuesta del Gobierno, a la vuelta de diez años se necesitará otra tecnología para reemplazar el hueco de la nuclear y garantizar así el funcionamiento del sistema. En este sentido, el gas se postula como la mejor opción, algo que, en opinión de la directora de Appa Biomasa, sería "absolutamente inexplicable", sobre todo en el esquema de descarbonización actual. "Quitar la nuclear para meter gas como carga base, sería absurdo", sentencia.

Parece ser que se ha asumido –continúa de Gregorio-, que la transición energética en el sector eléctrico en España va a ser estar liderada con fotovoltaica, eólica y, todo lo que es' backup', con gas; "pero esto es un error de concepto, pues el gas natural es un hidrocarburo que además tenemos que importar, mientras que la biomasa es renovable y tenemos en exceso por todas partes. La combinación de carga base aportada por la biomasa y el biometano para proporcionar respuestas rápidas al sistema y poder actuar como respaldo de las renovables no gestionables, convierten a la bioenergía en un valor al alza para el sistema eléctrico nacional en el proceso de transición energética actual".

En su opinión, la entrada de energía renovable interrumpible debe respaldarse con energía renovable ininterrumpible. El gas es un hidrocarburo –recuerda- y "no puede convertirse en sustituto de las renovables gestionables como garantes de las no gestionables"" Para eso está la biomasa y el biometano, renovables y autóctonos.

Para conseguir una generación distribuida con biomasa que permita tener esa carga base, explica la directora de Appa Biomasa, "tendríamos que elevar la potencia actual instalada" que, ahora mismo, asciende a 550 MW en biomasa y 250 MW en biogás. Sumando los residuos renovables (fracción orgánica de los residuos municipales) la potencia total suma 1.000 MW, según datos del último informe de Unión por la Biomasa. "Aquí, lo que clama al cielo es que España tiene más recurso biomásico que otros países para poder alcanzar esta potencia y, por tanto, sería factible tener este esquema en España a día de hoy". Por eso, indica, "pedimos que nos tengan en cuenta como energía renovable gestionable que somos, ya que la biomasa, hoy en día, está perfectamente capacitada para aportar estabilidad al sistema, porque tenemos el recurso y podemos controlar cuándo producimos y cuándo dejamos de producir, además de aportar solidez al generar carga base".

El secretario de Estado de Energía, José Domínguez Abascal, parece que está de su parte. Le han hecho partícipe de su petición y están satisfechos porque ven que hay buena sintonía. Según de Gregorio, el secretario de Estado considera a la biomasa –así como a la solar termoeléctrica-, activos para el sistema y es partidario de que las subastas reconozcan las capacidades de estas tecnologías. Pero, para ello, explica la directora de Appa Biomasa, debería haber subastas específicas para estas tecnologías; de ser así, en el corto plazo, podríamos alcanzar los 8.000 megavatios.

La biomasa ahorra un 66% en calefacción

El presidente de la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom), Javier Díaz, ha señalado en unas jornadas recientes celebradas en Valladolid, que la utilización de la biomasa como combustible de calefacción representa un importantísimo ahorro para las familias respecto al coste del gasóleo.

De acuerdo con los datos del Índice de Precios de Avebiom, el coste de 2,4 kilogramos de astilla de madera suministrada a domicilio (el equivalente energético a un litro de gasóleo de calefacción), supone un ahorro del 66 por ciento, aunque es probable que este porcentaje "sea mayor en estos momentos debido al importante incremento del petróleo registrado en las últimas semanas", matizó Díaz.

En el caso de que se utilice hueso de aceituna como biocombustible , el precio de 2,2 kilogramos (equivalente energético a un litro de gasóleo), el ahorro es del 49 por ciento, mientras que si se utiliza pellet, el coste equivalente (2 kilogramos) representa un ahorro del 38 por ciento.

En este sentido, Javier Díaz recordó que el pellet es el biocombustible más demandado actualmente, "porque ofrece unas prestaciones muy satisfactorias, tanto en términos de eficiencia como por la estabilidad del precio. El coste para el consumidor final del saco de 15 kilogramos se ha reducido un 3,4 por ciento de media en los tres últimos años".

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