España instalará el doble de potencia fotovoltaica que de eólica hasta el año 2030 para cumplir los objetivos ambientales marcados por la UE, según se desprende de los análisis de prospectiva energética publicados hasta el momento. Entre ambas tecnologías, deberían conectarse unos 2.000 MW anuales y el parque de generación tendría que crecer con unos 12.700 MW eólicos y unos 23.300 MW solares al final del período.
Este mes de marzo está previsto que se conozca el trabajo del grupo de 14 expertos de primer nivel que está elaborando escenarios y propuestas para asesorar al Ministerio de Energía a la hora de abordar la transformación del sector de la energía -y del resto de la economía- que el país debe acometer durante las próximas décadas y que debe regirse por una futura Ley de cambio climático y transición energética, cuya consulta pública, para recabar ideas, terminó el pasado octubre.
Esta transición energética tiene dos horizontes temporales diferentes, marcados por los objetivos climáticos establecidos por la UE: con vistas a 2030 hay que reducir las emisiones de CO2 un 40% en relación a 1990 y con vistas a 2050 ese porcentaje debe aumentar hasta el 95%.
España, como la UE
En Bruselas se negocia fijar legalmente los objetivos específicos para el año 2030 tanto en renovables -el debate oscila entre el 27% que plantean los estados y el 35% que demanda la Eurocámara- como en eficiencia energética, donde las propuestas de ahorro de energía varían del 27 al 35% sobre la tendencia de consumo. A España, como ya sucedió con los objetivos del año 2020, le corresponderán los mismos porcentajes que al conjunto de la UE.
Aún pendientes de conocer los objetivos concretos, en los últimos meses se han publicado un buen ramillete de prospectivas energéticas que miran al primer período, 2030, sobre el que tendrán que tomarse decisiones a corto plazo, habida cuenta del largo período de maduración de los proyectos energéticos. Lo han hecho agrupaciones sectoriales, como la Asociación Empresarial Eólica (AEE), consultoras como Deloitte, empresas como Endesa, Cepsa o REE -ésta en calidad de operador del sistema eléctrico-, centros de investigación como Economics for Energy y -cómo no- la Comisión Europea.
También ha presentado un informe sobre la UE la agencia internacional de renovables (Irena). España, como indica el texto, llegó tarde, pero se está preparando su análisis particular.
Todos estos documentos auguran una elevada penetración de renovables en la próxima década, particularmente de la eólica y la fotovoltaica, con un peso conjunto sobre el porcentaje total de la generación del 47% -en el caso de que no se adopten medidas de impulso- al 82%, en el caso más ambicioso, de Deloitte.
Por fuentes, el incremento de potencia eólica sobre los actuales 23.005 MW varía desde los 7.000 MW del modelo Primes de la Comisión Europea hasta los 24.000 MW de Cepsa. La media indica que en 2030 debería haber unos 35.700 MW conectados.
En el caso de la fotovoltaica, los números son de otra magnitud: el escenario más conservador -de Endesa- plantea añadir 10.325 MW, mientras que el más atrevido -de REE- calcula 42.325 MW más. La media de 2030 arroja unos 23.300 MW conectados, casi cinco veces más que los 4.675 MW actuales.
Esa diferencia se explica por la necesidad de incrementar la generación limpia en verano, cuando los molinos generan menos, por los menores costes de la tecnología solar y por su mayor versatilidad, ya que la fotovoltaica tiene fácil aplicación a pequeña y a gran escala.
Es difícil que los escenarios que planteen los 14 expertos se alejen sustancialmente de estas estimaciones; a grandes rasgos, para cumplir los objetivos establecidos por la UE deberían conectarse unos 770 MW eólicos y unos 1.900 MW solares cada año.