Los fondos soberanos han avanzado con fuerza en el sector energético español a lo largo de los últimos cinco años y las operaciones pueden no haber terminado todavía. En total, este tipo de instituciones han destinado alrededor de 14.000 millones de euros para tomar participaciones relevantes en los principales jugadores de la 'eÑergía'.
La fuerte caída de los precios del petróleo y la bajada del euro frente al dólar han abierto entre 2014 y 2015 las puertas de un mercado maduro apetecible para este tipo de inversores que, generalmente, actúan a largo plazo.
Este tipo de fondos, nacidos para diversificar los ingresos de sus países por las ventas del crudo, buscan siempre calidad en la gestión, rentabilidad y seguridad.
Prueba de ello, son las operaciones que se acaban de anunciar como la entrada de Kuwait Investment Authority (KIA) -el quinto mayor fondo soberano del mundo- en la sociedad de generación internacional de Gas Natural (Global Power Generation) por 500 millones y la entrada de estos mismos inversores con el fondo australiano Macquarie en el capital de E.ON España por 2.500 millones.
Intenciones variadas
La intención de los fondos es variada. Por un lado, en el caso de KIA y su alianza con Gas Natural facilitará a la española la apertura a algunos mercados asiáticos, entre los que ya se está estudiando Filipinas, y Latinoamérica.
En el caso de la entrada en E.ON el futuro parece más complicado. La intención del Macquarie puede pasar por tratar de dirigir un futuro proceso de consolidación con EDP, el candidato natural o una salida a bolsa pero hasta llegar a esos extremos todavía faltan cinco o diez años de maduración.
Los primeros movimientos de entrada se produjeron en 2011 cuando Qatar Holdings entró en Iberdrola en pleno enfrentamiento con ACS. Ese mismo año, Total decidió desprenderse de su participación en Cepsa y el fondo de Abu Dhabi, Ipic, tomó el control de la compañía por más de 7.500 millones de euros. Desde entonces, el fondo ha sometido a la petrolera a una profunda reordenación para enfocarla en el crecimiento en algunas de sus áreas de negocio.
La petrolera ha realizado compras en el área de exploración y producción -su pata más débil- y se da un año para realizar otra adquisición después de fracasar el asalto a Salamander.
Cepsa además quiere poner en apuros a Repsol en España y ha comenzado a plantarle cara en algunos negocios como el butano y quiere ganar peso en la distribución de carburantes, donde su cuota es todavía inferior al 30% al que lo va a limitar Industria.
Repsol tampoco queda exenta de esta movimiento. El presidente de la petrolera, Antonio Brufau, acudió al rescate de Sacyr tras la gestión de Luis del Rivero y le compró para su autocartera un 10% de la participación propia. La petrolera anunció en plena batalla con YPF que el fondo de Singapur, Temasek, tomaba una participación de más del 5% por 1.036 millones y desde entonces la entidad ha mostrado interés en incrementar su peso en alguna ocasión.
Dentro de tres años, cuando Sacyr tenga que decidir sobre el futuro de su participación en la compañía, puede abrirse una nueva oportunidad para este fondo. Otro de los que se ha beneficiado ha sido Florentino Pérez que ha podido reducir la deuda de ACS con la venta de una parte de Saeta Yieldco al fondo GIP.