A finales de noviembre la compañía española Repsol iniciará los sondeos exploratorios en aguas de Canarias en busca de hidrocarburos, un proyecto que ha desatado una fuerte polémica tanto a nivel político como social. Descárguese gratis el suplemento especial de Energía de elEconomista.es
Social porque se ha encontrado con las más que previsibles críticas de las asociaciones ecologistas y de muchos ciudadanos que han manifestado su desacuerdo al considerar que las prospecciones pueden causar graves perjuicios medioambientales, suponen un elevado riesgo para la seguridad y pueden acabar con una de las grandes fuentes de ingresos para las islas: el turismo.
Y político, porque el asunto ha provocado una auténtica confrontación entre el Gobierno nacional y el canario. El cruce de acusaciones entre el titular de la cartera de Industria, José Manuel Soria, y el presidente de Canarias, Paulino Rivero, ha sido una constante, especialmente desde que el pasado 13 de agosto el Ministerio de Industria concediera los permisos pertinentes, lo que provocó la convocatoria de una consulta popular en Canarias fijada para el 23 de noviembre.
Recurso ante el TC
Sin embargo, la balanza se inclina cada vez más del lado del Ejecutivo, ya que el Consejo de Estado ha decidido apoyar el recurso que el Gobierno ya ha interpuesto ante el Tribunal Constitucional contra la ley canaria que regula la consulta sobre las prospecciones petrolíferas, al dictaminar en su informe que "tiene rasgos de inconstitucionalidad al adoptar la forma de referéndum y tener un contenido oscuro y capcioso". La impugnación acarreará la suspensión por un plazo de cinco meses de la consulta si el Constitucional la admite a trámite. Así las cosas, el presidente canario no ha tenido más remedio que recular y ha anunciado la suspensión "de los procedimientos relacionados con la consulta ciudadana sobre las prospecciones petrolíferas hasta que el Tribunal Constitucional se pronuncie definitivamente sobre la legalidad de la misma".
Ya no hay vuelta atrás. Repsol ha puesto en marcha la maquinaria y está ultimando todos los detalles para el comienzo de las prospecciones.
Comienza la 'batalla'
En base a los diversos estudios geológicos realizados durante varios años por la petrolera, los sondeos se realizarán a una distancia de entre 50 y 60 kilómetros de las costas de Lanzarote y Fuerteventura -una zona muy próxima a la frontera con Marruecos-, por un periodo de tres años.
En un primer momento se llevarán a cabo solo dos de los nueve sondeos de los que consta el proyecto -sandía y chirimoya- en los que la compañía invertirá unos 350 millones de dólares en los cuatro meses de duración, y un tercero -zanahoria- en función de los resultados de los dos primeros. El objetivo principal de la primera de estas zonas se encuentra a 1.955 metros de profundidad y el secundario a 3.092.
Todo se va afianzando. La compañía presidida por Antonio Brufau contará con la joint venture formada por las compañías canarias Hamilton y Grosa para ofrecer los servicios logísticos durante los sondeos.
La base, de unos 17.000 metros cuadrados de superficie y que cuenta con un muelle de uso exclusivo, se encuentra ubicada en la terminal de La Luz, en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria, tras la negativa de Lanzarote y Fuerteventura a albergar el centro logístico en los puertos de Arrecife y Puerto del Rosario, respectivamente.
Repsol, que prevé una inversión en logística de alrededor de 30 millones de dólares, contratará personal canario para cubrir la demanda de puestos tanto en tierra, como en el buque que realizará los sondeos de investigación, como en los barcos de apoyo. También se ha establecido el helipuerto en el aeropuerto de Lanzarote y se ha decidido que la infraestructura sanitaria de referencia durante las operaciones sea el hospital insular de la isla.
Para garantizar la fiabilidad de la exploración y el riesgo nulo de vertido, Repsol no utilizará plataformas fijas, sino un buque de posicionamiento dinámico, el Rowan Reinassance, que cuenta con sistemas de alta tecnología para realizar los sondeos de forma segura, capaz de perforar hasta 12.000 metros de profundidad, en profundidades de lámina de agua de más de 3.500 metros.
Los sondeos comenzarán cuando el barco, procedente de Angola, llegue a su destino. Entonces, se le enviará una señal de posicionamiento que le indicará la ubicación exacta de la perforación, lugar por el que descenderá la cabeza perforadora que abrirá el hueco para la guía. Las tuberías se conectarán y descenderá la guía de las mismas para que baje nuevamente la cabeza perforadora.
Una vez realizada la perforación, se colocará la tubería de revestimiento y se iniciará el proceso de sellado para conectar las tuberías al fondo marino.
Posteriormente se llevará a cabo la parte fundamental para garantizar la seguridad de la operación, el descenso y conexión del sistema de seguridad BOP, que contiene válvulas de triple redundancia que regulan el flujo y taponan en caso de necesidad. Finalmente, se procederá nuevamente a colocar la tubería de revestimiento para continuar con el proceso de sellado.
La exploración contempla 885 metros de lámina de agua más 1.995 metros de exploración en tierra que alcanzaría un diámetro máximo de 91 centímetros en superficie, que pasaría luego a 21 centímetros en el extremo del sondeo.
Marruecos toma la delantera
Hace escasamente unos días saltaba la noticia. El Gobierno de Marruecos confirmaba el hallazgo de petróleo en aguas del Atlántico a tan solo 200 kilómetros de las islas canarias. Algo que también confirmaban Genel Energy, Serica Energy y San León -las tres empresas que han llevado a cabo las prospecciones-, y que han dado como resultado la presencia de petróleo en el pozo Sidi Musa-1 a 2.825 metros de profundidad.
Sin embargo, lo que aún se desconoce es la naturaleza del crudo encontrado, para lo que será necesario realizar una serie de estudios adicionales para evaluar si su extracción es comercialmente viable.
Hace tan solo ocho meses, Genel Energy anunció haber encontrado petróleo en la zona de Tarfaya, frente a la isla de Fuerteventura, en un yacimiento bautizado como Juby Maritime. Sin embargo, días después se determinó que se trataba de petróleo pesado, cuya explotación no era rentable. A la espera de conocer los resultados de los estudios en Marruecos, este descubrimiento ha levantado una gran expectación y el mismo Brufau comentaba recientemente que el hallazgo "impulsaría las posibilidades de hallar crudo en Canarias".
De hecho, la petrolera sitúa las probabilidades de encontrar hidrocarburos en el 15% y, en caso de éxito, se estima que podrían llegar a extraerse unos 110.000 barriles diarios de petróleo. Con respecto al gas, el total de los recursos podría alcanzar los 80.000 metros cúbicos durante un ciclo de producción de 20 años. Es entonces cuando se pasaría a la fase de desarrollo, de cinco años de duración, con una inversión de 7.000 millones de dólares y 5.200 millones de costes operativos durante los 20 años de producción.
De estas cantidades, incluidos los 350 millones de dólares de la fase de exploración, Repsol estima que cerca de 5.000 millones repercutirían directamente en la economía canaria. Durante esta fase, entre 2015 y 2019, se generarían entre 3.000 y 5.000 oportunidades de trabajo en las islas.
Garantía ante incidentes
Con el objetivo de hacer frente a eventuales daños a personas o bienes en el desarrollo de las actividades de ejecución de los sondeos, la Resolución aprobada para su ejecución obliga a Repsol a constituir un seguro de responsabilidad civil por una cuantía mínima de 40 millones de euros, así como una garantía financiera fijada en 20 millones de euros destinada exclusivamente a cubrir sus responsabilidades medioambientales.
Además, y con objeto de evitar que se repitan situaciones como las de Castor -recordemos que se produjeron cientos de seísmos en la costa de Vinaròs, Castellón, cuando se realizó la inyección de gas en este almacén subterráneo-, la Resolución también determina que, en el caso de que se registrase cualquier tipo de actividad sísmica superior a los 4,5 grados Richter con el epicentro en un radio de 75 kilómetros, la petrolera detendrá inmediatamente las operaciones de perforación, no pudiendo reanudarlas hasta que se verificara la integridad del sondeo. También se detendrían todas las operaciones en caso de amenaza de daño a personas, bienes o al medio ambiente.