
Al contrario de lo que ocurre en Canarias, el Gobierno vasco ha salido rápido a apoyar completamente las peticiones de autorización para prospecciones solicitadas por las compañías Shell y Capricorn para buscar hidrocarburos en la costa vasca. La dependencia energética hace que España tenga que sondear cualquier posibilidad de encontrar gas o petróleo.
Desde el Departamento vasco de Competitividad lo tienen muy claro, en el supuesto de encontrase hidrocarburos "nos encontraríamos" ante un proyecto de "consecuencias beneficiosas asociadas a la generación de recursos, creación de trabajo, actividad industrial y bienestar social".
La competencia es del Ministerio de Industria
A pesar de que la Administración vasca no tiene competencia alguna en la concesión de las autorizaciones de exploración publicadas el miércoles en el Boletín Oficial del Estado (B.O.E.), ya que corresponde al Ministerio de Industria, Energía y Turismo, recuerda los beneficios que reportó el primer yacimiento marino de gas que estuvo en funcionamiento en la costa vasca, el Yacimiento Gaviota, que tras agotarse en 1994 fue el primero de Europa en reconvertirse como almacén de gas submarino.
En esta ocasión Shell y Capricorn solicitan permisos para trabajar en cinco zonas conocidas como Mesana, que abarcan casi 500.000 hectáreas en el Golfo de Vizcaya, a unos 75-150 kilómetros de la vasca. Capricorn, además, tiene solicitados permisos de exploración en varias áreas del Golfo de Valencia, y en Cataluña, en el Golfo de León.
Yacimiento y almacén
El yacimiento de plataforma continental Gaviota se descubrió en 1980, a unos 18 kilómetros al norte de Bermeo (Vizcaya) y después en sus proximidades otro de menor entidad denominado "Albatros". Las firmas que realizaron las exploraciones en aquellos años fueron el grupo público Eniepsa, junto con las compañías Snea, Murphy y Ocean. Se extrajo gas comercialmente entre 1986 y 1994 en que se agotaron las reservas, para después convertirse en almacén de gas. Ahora es propiedad de Enagas, firma que proyecta su ampliación, en un proyecto valorado en unos 900 millones.
El interés del Gobierno vasco por que se encuentren hidrocarburos en Euskadi no sólo es industrial, sino también de índole fiscal.