La patronal eléctrica siempre está ahí cuando se la necesita. Eso, al menos, es lo que ha debido pensar el presidente de la CEOE y consejero de Gas Natural Fenosa, Joan Rosell, cuando se fijó como uno de sus objetivos para este año incrementar el número de socios para hacer frente al déficit de dos millones de euros que tuvo la patronal en 2013.
Las eléctricas, que siempre han sido unos de los bastiones de esta organización, han decidido reforzarse en la misma y ganar poder ante el recrudecimiento de su choque con algunos de los grandes industriales.
Para ello, Unesa -encabezada por Eduardo Montes- no ha dudado en dejar atrás los ajustes realizados en la organización a su llegada y ampliar la aportación y los votos de Unesa en CEOE.
La patronal reparte un número de votos proporcional al pago. Cada voto cuesta 9.263 euros. La patronal eléctrica tenía hasta ahora 10 votos, por los que pagaba 92.000 euros y a partir de ahora va a desembolsar 278.000 euros, lo que supone un salto considerable que le hará alcanzar el triple de presencia: 30 votos.
Las eléctricas, por su parte, tienen un estatus de "entidades adheridas", es decir pagan pero no están oficialmente en los órganos de gobierno, según explican, aunque tienen acceso a los actos protocolarios.
Actualmente CEOE tiene un presupuesto de ingresos por cuotas que ronda los seis millones de euros, y de las organizaciones no territoriales las que más pagan (o por lo menos votan) son la Construcción (CNC) y la del Metal (Confemetal). Es quizá por este motivo, por los que resulta difícil oir a la patronal realizar pronunciamientos públicos sobre materia energética, como los precios o el frácking, en un hecho que resulta sorprendente para algunas de las asociaciones que lo consideran junto a los costes laborales uno de los principales factores de competitividad. Además, el lobby del Consejo de Competitividad le quita protagonismo.