Energía

Endesa y la Confederación del Ebro se enzarzan por 12 plantas hidroeléctricas

Cuenca del Ebro.Foto: Europa Press/Archivo

La Confederación Hidrográfica del Ebro ha emitido una resolución en la que obliga a Endesa a entregarle el 25% de la producción eléctrica de 12 centrales desarrolladas por el antiguo Instituto Nacional de Industria (INI).

La Confederación se apoya en un concepto en desuso, la energía reservada al Estado, incluido en algunas concesiones hidroeléctricas. En este caso, los saltos afectados pertenecieron a la desaparecida Empresa Nacional Hidroeléctrica del Ribagorzana (ENHER), los cuales ahora están en manos de Endesa, Iberdrola, Acciona e Hidro-Nitro (Grupo Ferroatlántica).

Un decreto de 1921 estableció que una parte de la producción de las centrales hidroeléctricas quedaba reservada al Estado por el aprovechamiento del bien público del agua. Esta energía se usaba para dar tarifas más bajas a los pueblos afectados por los pantanos, al ejército, a la antigua Renfe, etc.

La medida tomó importancia real cuando el segundo Gobierno franquista creó el INI, "ante el convencimiento de la insuficiencia de la iniciativa privada y del mercado para promover una rápida industrialización". Eran tiempos de posguerra y autarquía, en los que se buscaba una España autosuficiente y se otorgó preeminencia al Estado en la actividad industrial y la energética.

Desarrollo industrial

Lógicamente, una de las prioridades del INI fue disponer de centrales hidroeléctricas al objeto de que suministrasen la energía requerida por el desarrollo previsto. Para ello debía colaborar con las empresas privadas de la época "si no se quieren utilizar soluciones violentas", como reza un informe interno del organismo de marzo de 1943.

Con la formación de Unesa, al año siguiente, se logró una situación de entendimiento entre el régimen y el sector privado, pero la presencia del Estado fue constante, y no hay mejor ejemplo de ello que la creación de empresas públicas por aquel entonces, como Endesa o la citada ENHER.

Durante las décadas siguientes, en muchas de las centrales hidroeléctricas impulsadas por el INIse incluyeron cláusulas de energía reservada que suelen afectar al 25 por ciento de la producción, según el monto de inversión pública y otras particularidades. También se introdujeron aquí las cláusulas en iniciativas privadas, como comentan desde la Sociedad Española de Grandes Presas.

Desde entonces, las tarifas eléctricas han venido contemplando la energía reservada y realizando compensaciones con ella. Así, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, al final de cada ejercicio, hacía un saldado de la energía consumida, "y había años en que salía positivo y otros en que salía negativo y había que pagar", como dice Juan Saura, director técnico del Organismo.

Trasvase Tajo-Segura

Cuando se construyó el Trasvase Tajo-Segura, en 1979, el Estado decidió renunciar a la energía reservada en las centrales del Tajo como contrapartida y como reconocimiento al descenso de ingresos que la disminución del caudal del río provocaba en la producción hidroeléctrica.

El modelo funcionó bien hasta que la reforma del mercado eléctrico de 2009 acabó con las tarifas integrales y dividió a las eléctricas en distintas sociedades en función de su actividad -generación, distribución y comercialización- y, en palabras de Saura: "Voluntaria o involuntariamente, el legislador se olvidó de incluir la energía reservada y los afectados no dijeron nada", explica.

Para la Confederación del Guadalquivir supuso el fin del saldado en el recibo de la luz, porque la energía reservada se la debía servir Endesa Generación y los cobros -ahora tiene que pagar por todo su consumo- debe hacerlos a Endesa Comercialización, que ganó un concurso público.

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