Energía

Los subsidios energéticos perjudican el crecimiento mundial

Los subsidios energéticos, cuya finalidad consiste en

abaratar el coste de la energía que paga el consumidor y permitir a las empresas seguir siendo competitivas, están en entredicho.

Según el estudio Energy Subsidy Reform: Lessons and Implications", elaborado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), los subsidios energéticos "son perjudiciales para las finanzas públicas, el crecimiento económico, la equidad y el medio ambiente" y aconseja a los gobiernos de todo el mundo llevar a cabo una reforma profunda de los mismos.

El estudio, que recoge el consumo de petróleo, electricidad, gas natural y carbón en 176 países durante 2011, demuestra que, en algunos de ellos, la carga fiscal de los subsidios a la energía está adquiriendo tales dimensiones que los déficits presupuestarios están siendo difíciles de atajar y amenazan la estabilidad de la economía. Según David Lipton, primer subdirector gerente del FMI, "un total de 20 países mantienen subsidios energéticos antes de impuestos que superan el 5 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB)".

En el caso de algunos países emergentes y en desarrollo, las cantidades destinadas a este tipo de subsidios compiten con otros gastos públicos prioritarios para estos países, impidiendo que el gasto público se destine a fines más útiles, como infraestructuras, educación y salud.

Además, los subsidios energéticos refuerzan la desigualdad, porque benefician principalmente a los más ricos, que son los que consumen más cantidad de energía. Según el estudio, "el 20 por ciento de los hogares con recursos en los países de economías emergentes y de bajo ingreso se benefician del 43 por ciento de los subsidios".

Por otra parte, los subsidios llevan a los países a consumir demasiada energía, lo que supone un grave perjuicio para el medio ambiente, debido al aumento de las emisiones CO2, que agravan el problema del cambio climático. Según Carlo Cotarelli, director del Departamento de Finanzas Públicas del FMI, "según nuestras estimaciones, la eliminación de los subsidios energéticos supondría una reducción del 13 por ciento de las emisiones de CO2, lo que equivaldría a 4.500 toneladas menos".

¿Cómo llevar a cabo la reforma?

El estudio determina que no existe una fórmula ideal para lograr que prospere la reforma de los subsidios, máxime cuando este tipo de iniciativas no suelen contar con el apoyo de los ciudadanos, especialmente en los países exportadores de petróleo, donde están considerados como un mecanismo para distribuir entre la población los beneficios del patrimonio natural.

Sin embargo, y tras analizar las experiencias de 19 países, el estudio señala seis elementos clave: un plan de reforma exhaustivo del sector energético con objetivos a largo plazo y una evaluación del impacto de las reformas; implementar medidas encaminadas a proteger a los pobres; amplia estrategia de comunicación y consultas con las partes interesadas que incluyan información sobre la magnitud de los subsidios y su impacto en el presupuesto público; aumentos de precios escalonados que den tiempo a los hogares y gobiernos a modificar su consumo de energía; mejorar la eficiencia de las empresas estatales para ayudarlas a aligerar la carga fiscal; reformas institucionales para despolitizar la fijación de precios de la energía.

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