Energía

El año negro de las expropiaciones: acoso a las empresas en Latinoamérica

Evo Morales, presidente de Bolivia, junto a Cristina Fernández, presidenta argentina.

En un contexto de crisis internacional, los nacionalismos de Latinoamérica afloran para impulsar medidas populistas. Así, dejamos atrás un año, 2012, que podría ser considerado el año negro para las energéticas españolas en su andadura por esta región: Repsol en Argentina, Red Eléctrica e Iberdrola en Bolivia y los tiras y afloja de Gas Natural en Nicaragua, entre otros, han hecho que estas empresas se replanteen sus estrategias en estos países para optar por Estados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. En todos los casos, los mandatarios han reprochado falta de inversión o abusos en las tarifas de estas empresas. Descárguese aquí gratuitamente la revista elEconomista Energía.

Hay muchos millones de euros en juego, por lo que el próximo lustro estará marcado por los arbitrajes internacionales. Repsol ya ha comenzado esta carrera contra el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, tras finalizar el periodo de controversia de seis meses para intentar una vía de diálogo. Así, el pasado mes de diciembre, el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi) admitió a trámite la demanda presentada por Repsol y Repsol Butano contra Argentina por la expropiación de un 51 por ciento de YPF.

Precisamente, esta demanda consolidó a Argentina como el país del mundo con más denuncias ante los tribunales de arbitraje. En estos meses las partes se encuentran remitiendo ante este organismo varios documentos con información sobre el contencioso.

YPF: una reclamación de 8.000 millones de euros

Esta expropiación pasará a la historia como una de las más millonarias. Repsol reclama una indemnización de 8.000 millones de euros más el lucro cesante por rescindirle la explotación del megayacimiento de Vaca Muerta. Además, en un principio, el Gobierno español se volcó de lleno en el asunto al considerar que no se trataba de una empresa en particular, sino de un ataque a los intereses españoles. Los contactos han continuado a nivel institucional e incluso se llegó a ofrecer a la petrolera contar con una participación minoritaria en el megayacimiento de recursos no convencionales.

Pero para la petrolera, esta expropiación ha sido una amputación sin anestesia y no quiere conformarse con una propuesta que considera una broma. Además, también está denunciando a aquellas empresas que obtengan rédito de esta expropiación como son Chevron y Bridas, que se han comprometido a invertir junto a YPF tras la salida de Repsol.

Bolivia promete una compensación justa para REE

En el caso de Red Eléctrica, el Gobierno de Evo Morales está intentando demorar al máximo los plazos. Red Eléctrica compró su filial en Bolivia en 2002 a Unión Fenosa por 74 millones de dólares -55,5 millones de euros- y ha invertido 60 millones de dólares -45,03 millones de euros- para mantener y elevar los estándares de calidad de la red de alta tensión boliviana.

Varios directivos de la empresa ya se han reunido con las autoridades bolivianas para negociar la valoración de su filial expropiada. Al finalizar el encuentro, después de hora y media de conversaciones, Red Eléctrica alabó la buena disposición de Bolivia y afirmó que "si todo sigue en esta línea", no habrá demanda de arbitraje. No obstante, la compañía puede oficializar su demanda ante el Ciadi desde el pasado 8 de enero, aunque la empresa esperará ante la intención de Morales de abonar una compensación económica justa.

El día previo a la reunión, desde Madrid, Jesús Gracia Aldaz, el secretario español de Estado para Iberoamérica, pidió el pago de una "indemnización" tanto a Red Eléctrica como a Iberdrola, con lo que el Gobierno sigue muy de cerca que se cumplan con la protección de las inversiones españolas en el extranjero.

A diferencia de la expropiación de Repsol, donde inicialmente hubo muChos globos sonda, en el caso de Red Eléctrica la nacionalización fue una sorpresa y se eligió el 1 de mayo para anunciar la nacionalización. Desde que llegó al poder en enero de 2006, Evo Morales ha nacionalizado una veintena de empresas de hidrocarburos, telecomunicaciones y de generación de electricidad, pero hasta ahora no ha logrado alcanzar los objetivos deseados de industrialización y mayor independencia económica.

Morales nacionaliza cuatro filiales de Iberdrola

A finales de año y como si de una broma pesada se tratase, Bolivia volvió a la carga y nacionalizó cuatro filiales con las que opera Iberdrola en el país latinoamericano -dos distribuidoras de electricidad en las regiones de La Paz y Oruro, una empresa de servicios y una gestora de inversiones- alegando que cobraban más del doble a los consumidores de las zonas rurales. Tras decretar la nacionalización, un contingente de 740 policías fuertemente armados fue desplazado a 28 puntos estratégicos de La Paz y Oruro para resguardar la distribución eléctrica. Precisamente, todas estas nacionalizaciones se han visto salpicadas por la presencia militar.

Tras una reunión celebrada el pasado 17 de enero, la compañía descartó llegar a un arbitraje internacional, de momento, ante la disposición de Bolivia de buscar una tasadora para fijar una compensación justa. Iberdrola solicita 75 millones de euros por estas filiales que representan el 0,2 por ciento de su negocio total.

Esta nacionalización no es la primera expropiación para Iberdrola. La compañía perdió el pasado mes de agosto un arbitraje internacional contra Guatemala. La eléctrica presentó un recurso de anulación de la resolución que fijaba que Iberdrola debía hacerse cargo de las costas procesales por 4 millones de euros. Las discrepancias con el Ejecutivo de este país comenzaron en 2009 cuando se decretó una fuerte bajada de las tarifas, lo que el grupo consideró una expropiación indirecta. En consecuencia, la compañía decidió salir del país al año con la venta de sus filiales en la región.

Venezuela y los nacionalismos incipientes

La salud de Hugo Chávez y los giros políticos que puede dar el país no se pierden de vista. El líder socialista ha liderado durante años la amenaza de los nacionalismos incipientes y a principios de verano aseguró que no se sometería a las reglas del Ciadi, el organismo que hace de árbitro en los conflictos entre países y multinacionales. Es más, aplaudió la expropiación de YPF y se ha puesto a disposición de Kirchner para ofrecer conocimiento en técnicas de refino y exploración de hidrocarburos.

Por otro lado, en 2008 Repsol tuvo otro encontronazo con Bolivia y fue precisamente cuando se dio a conocer en España el peculiar presidente andino con su chompa, un llamativo jersey de rayas horizontales rojo. Finalmente, Bolivia tomó el control de la mayoría de las acciones de las empresas mixtas con los operadores energéticos extranjeros.

Sobre Unión Fenosa, ahora en manos de Gas Natural, ha pesado durante toda la pasada década la amenaza de una expropiación en Nicaragua. La filial nicaragüense del grupo demanda al Gobierno sandinista una solución al problema de las pérdidas por fraude en el servicio, de hasta 50 millones de dólares anuales -37,5 millones de euros- que dejan de percibir en facturación.

El Estado nicaragüense ofrece un subsidio para amortiguar parte de las pérdidas por fraude, aunque pide más inversión a la filial de la compañía española, así como que asuma costes. Según la prensa local, la compañía estaría buscando salir del país y su distribuidora en Nicaragua mantiene negociaciones sobre la venta parcial o total de sus acciones en este país centroamericano.

No sólo a energéticas

Pero el fantasma de las nacionalizaciones no sólo se ciñe a las energéticas. El Santander, Agbar o Grupo Marsans han sido golpeados con expropiaciones . La entidad que preside Emilio Botín acordó en mayo de 2009 vender Banco de Venezuela al Estado por 1.050 millones de dólares. La nacionalización de esta entidad había sido anunciada por Chávez el 31 de julio de 2008.

Este país también se hizo en 2010 con Agroisleña, dedicada a la distribución y venta de productos agroquímicos, por considerar que formaba parte del oligopolio de "intermediarios especulativos".

Sin embargo, la nación que se lleva la palma en nacionalizaciones es Argentina y se encuentra en el puesto número uno en el ranking de países con más arbitrajes. Una de las víctimas fue Aguas Argentinas, de la francesa Suez. El país tomó esta compañía y justificó la medida populista en el peligro que representaba el consumo del agua servida por esta empresa.

Argentina también aprobó la nacionalización de los fondos de pensiones privadas. Entre los afectados se encontraba el fondo Consolidar, del BBVA.

Un caso muy llamativo fue el de Aerolíneas Argentinas. La empresa había sido vendida por el gobierno argentino a la estatal española Iberia. En 2001, se traspasó la aerolínea al Grupo Marsans, pero en diciembre de 2009 el Parlamento aprobó la expropiación de la compañía, tras una consistente huelga desatada por los sindicatos.

Varapalos en Argelia, Irán y Cuba

Asimismo, las expropiaciones -directas o indirectas- no sólo se circunscriben a Latinoamérica. Algunos países que aglutinan un fuerte volumen de inversión de las compañías españolas también han protagonizado algunas maniobras que se han resuelto en arbitrajes internacionales.

En 2007, la compañía estatal argelina Sonatrach rescindió a Gas Natural y Repsol el contrato relativo al proyecto integrado de Gassi Touil, del que estas compañías habían resultado adjudicatarias en 2004 en un concurso internacional. En consecuencia, Repsol y Gas Natural iniciaron un arbitraje internacional que perdieron y no se les reconoció las inversiones realizadas.

Por otro lado, Repsol ha tenido que retirarse forzosamente de algunos proyectos, como en Irán y Cuba. En este sentido, Estados Unidos llegó a enviar una representación de primer nivel político a España para trasladar el malestar de la Administración americana a la decisión de la petrolera de comenzar a explorar en Cuba. La petrolera finalmente hizo exploraciones en este país, pero no dieron buenos resultados.

También el Gobierno estadounidense presionó a las petroleras internacionales para abandonar los proyectos en este país, sobre todo a Repsol y Shell. Más tarde y tras los programas nucleares realizados por Teherán, Estados Unidos declaró un embargo internacional a la exportación de crudo de este país, que secundó tanto Europa como Japón.

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