Energía

El agua de Mar de Alborán salva el inicio de la campaña en Campo de Níjar

  • La desaladora ha comenzado a distribuir agua entre los regantes almerienses que atraviesan una grave crisis por la sequía y el descenso de recursos destinados a la agricultura
  • Cuando la planta esté a pleno rendimiento se podrán regar 3.000 hectáreas, el equivalente al 10% de la superficie regable de toda la provincia de Almería o al 60% de la de Níjar
  • La instalación ha sido diseñada con especial foco en la sostenibilidad para preservar el entorno del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar
El agua desalada que genere durante el periodo de pruebas se destinará a riego agrícola.

La desaladora Mar de Alborán ha comenzado a operar en fase de pruebas y ya produce y distribuye agua desalada entre los agricultores de Almería y Níjar.

Servicios Hídricos, empresa filial del grupo Aqualia que gestiona la planta, ha puesto en marcha el primer bastidor de la infraestructura, y la Junta de Andalucía ha autorizado que el agua se destine a abastecer a los regantes del campo de Níjar y del levante almeriense durante los próximos cuatro meses.

Este aporte extra ayudará a paliar los efectos en los cultivos de la intensa sequía que desde hace meses castiga a la provincia y, además, contribuirá a salvaguardar los acuíferos de la sobrexplotación.

A través de 170 kilómetros de redes de distribución, el agua desalada llega ahora a 432 hectáreas de 200 regantes y también a las seis balsas de acumulación con las que cuenta Mar de Alborán para almacenar hasta 600.000 metros cúbicos. La compañía prevé comenzar en breve a distribuir este recurso también a las Comunidades de Regantes de Los Morenos y El Cautivo.

Un poco más adelante, cuando la concesión se amplíe hasta los 20 hectómetros cúbicos anuales (capacidad máxima de la planta), se añadirán reservas de agua para los municipios de Almería y Níjar. Se calcula que con esta cantidad se podrían regar 3.000 hectáreas, el equivalente al 10% de la superficie regable de toda la provincia de Almería o al 60% de la de Níjar.

Una solución al déficit hídrico

Mar de Alborán es resultado del proyecto de modernización llevado a cabo por Aqualia en la desaladora Rambla Morales, que se encontraba en desuso desde 2011. La planta incluye tecnología de vanguardia en el ámbito de la desalación y ha sido diseñada con especial foco en la sostenibilidad para preservar el entorno en el que se encuentra: el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar.

Su puesta en funcionamiento se vislumbra como una solución al déficit hídrico que experimenta esta zona que cuenta con acuíferos sobrexplotados, con bajos niveles de agua y una alta salinidad que impiden cubrir la demanda para riego con las fuentes naturales. Así, los caudales aportados por la nueva planta servirán para ayudar a mitigar la sequía que desde hace meses afecta a la provincia de Almería y que se ha visto agravada en las últimas semanas por la rotura de uno de los bastidores de la desaladora de Carboneras, que ha hecho que se reduzca considerablemente la cantidad de agua destinada a la agricultura para garantizar el suministro hídrico en los municipios turísticos del levante.

La avería ha supuesto una nueva traba que complica todavía más el comienzo de la campaña, pero los agricultores aseguran que esta situación de desabastecimiento se produce todos los años con la llegada masiva de turistas a la zona. Por eso, piden a la Junta de Andalucía soluciones que permitan acabar con esta problemática de forma permanente y permitan a los ganaderos y agricultores hacer frente a un fenómeno cada vez más intenso y habitual que les está llevando a experimentar una crisis sin precedentes.

La situación es especialmente dramática en las explotaciones situadas en el interior y levante almeriense, que suman ya tres años registrando precipitaciones muy por debajo de la media, y está afectando de forma intensa a los cereales, un cultivo fundamental para la alimentación de los animales. La falta de lluvias también está impactando con fuerza en el sector de los frutos secos: la almendra acumula tres ejercicios consecutivos de pérdidas y esta campaña la cosecha apenas alcanza el 30% de lo esperado. Este hecho no ha hecho más que agravar la precaria situación que atraviesan los productores, que desde hace tiempo deben hacer frente a precios por debajo de los costes de producción para hacer frente a las importaciones de Estados Unidos y Australia. Además, muchos agricultores no han podido acceder a las ayudas para la agricultura ecológica, un hecho que les ha dejado aún más desprotegidos a la hora de enfrentar la crisis.

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