
Namibia es uno de los países más jóvenes de la historia. Con su independencia conquistada en 1990 separándose de Sudáfrica, se trata de un país enorme de 824.300 kilómetros cuadrados, un 40% más grande que la península ibérica. Sin embargo su tamaño puede llevar a error, pues en verdad se trata de un enorme desierto en el que apenas vive una población comparable a la de Valencia (2,5 millones habitantes). Además solo cuentan con una muy pequeña parte de los recursos de Sudáfrica y se trata, en la práctica, de una economía pequeña. Sin embargo, la 'transición verde' de la UE y el corte del gas ruso le han brindado una oportunidad inesperada: sin grandes reservas de petróleo en sus entrañas, ni dinero para invertir en fuentes alternativas, Namibia tiene un plan para convertirse en una auténtica potencia energética y disparar su economía.
Los principales dignatarios de Europa y las empresas más importantes del sector llevan desde 2022 reuniéndose constantemente con homólogos de este lejano país. La misma Ursula von der Leyen se reunió en octubre de 2023 con los representantes del país tras firmar un 'acuerdo de asociación estratégica' en 2022. En el encuentro, la presidenta de la comisión explicó que "gracias a su abundante potencial de energía renovable, Namibia se está convirtiendo en líder en el espacio del hidrógeno verde. La UE se enorgullece de ser un socio en este viaje transformador hacia la industrialización verde. Juntos podemos descarbonizar aún más nuestras economías, crear empleos y garantizar un futuro más próspero y más verde para nuestras sociedades ".
Tras perder el gas de Rusia y en virtud de sus planes de transición verde, Europa se ha propuesto que el hidrógeno verde sea la piedra angular de su futuro proyecto energético. A pesar de que actualmente sólo el 2% de la energía de la región es de hidrogeno (y solo un 5% de este es verde) la UE se ha propuesto que este sea su gran suministrador y ya ha puesto en marcha un total de 40 proyectos para la próxima década. El plan REPowerEU establece un objetivo de consumo de 20 millones de toneladas de hidrógeno verde para 2030.
En ese contexto Europa ha movido ya una inversión de 2.000 millones de euros en la última década para potenciar esta energía según datos del BEI. Ahora estos planes se están acelerando este mes de abril ya se completó la primera subasta de subsidios del Banco Europeo de Hidrógeno que concluyó con luz verde a siete proyectos en Espala, Portugal, Finlandia y Noruega, recibiendo en total 720 millones de euros. La idea de Europa es lograr que el continente producta 10 millones de toneladas de las 20 millones totales, pero quieres asegurarse el suministro del resto y para ello están apostando por proyectos en el extranjero en Egipto, Marruecos y Mauritania… pero la joya de la corona es Namibia.
El país ha la puesto en marcha seis enormes proyectos de inversión desde 2021. Desde entonces Hage Geingob, presidente del país, afirmaba este mes de marzo que su plan para desarrollar en los próximos años su industria de hidrógeno se elevaba hasta los 20.000 millones de dólares. Una cifra que podría parecer totalmente impensable para un país que solo cuenta con un PIB de 12.900 millones de dólares. Sin embargo esta posibilidad cobra gran fuerza después de haber concretado ya un proyecto de 10.000 millones en la ciudad costera Luderitz, desarrollado y puesto en marcha por la empresa local Hyphen Hydrogen.

Solo en este proyecto, que será el buque insignia de su gran ofensiva verde, el país espera lograr una inversión similar a la de toda su economía. La idea es que empiece a funcionar a pleno pulmón para finales de la década y que produzca 2 millones de toneladas anuales de amoniaco verde. Durante su construcción dará trabajo a 15.000 personas y cuando esté funcionando requerirá de 3.000 empleados permanentes.
Pero, ¿De dónde viene el dinero para que una empresa local se gaste prácticamente toda su economía en una solo planta y quiera duplicar el montante con otras cinco más? La respuesta es que buena parte del dinero proviene de su antigua metrópoli, Alemania. El principal accionista de la firma es Enertrag, la promotora renovable germana y Hyphen no es más que un consorcio entre esta firma alemana y la firma local de infraestructuras, Nicholas Holdings. El resto proviene de fondos
Respecto a este proyecto, Namibia va a adquirir una participación accionarial del 24% y tiene planes aún más ambiciosos. Con la ayuda de McKinsey ha desarrollado una estrategia que prevé tres zonas de producción de hidrógeno a lo largo de la costa en un plan que abarca la refinación de minerales y la fabricación de hardware de energía renovable junto con programas piloto para trenes y servicios públicos propulsados ??por hidrógeno.

Al margen de este proyecto estrella, conocido como Hyphen SCDI, ya hay en marcha otros cinco, aunque no todos son de producción, sino inversiones para que la producción se pueda almacenar y exportar, convirtiéndose en una auténtica fuente de riqueza para el país africano.
Daures es uno de los ejemplos más recientes. En marzo de este año el gobierno anunció que había terminado su construcción al 80% y que el mes de julio empezaría a bombear energía. La idea es que empiece abasteciendo al mercado local con 3.500 toneladas de producción de amoniaco verde, pero que vaya elevando su rendimiento hasta las 700.000 en una fase final. Este proyecto también se financió con capital alemán . Aunque no se conoce la inversión exacta a la espera de que se complete, el mismo gobierno alemán otorgó a este emplazamiento en 2022 una subvención de 220 millones de dólares a la firma finlandesa Enersense, que está detrás del proyecto.
El tercer 'valle del hidrógeno' como lo conoce el gobierno local es el proyecto de Puros, en la zona septentrional del país. El resto de proyectos consisten en enormes puertos para poder transportar hidrógeno (y GNL, ya que se operan de una manera similar) al mundo y en particular a Europa. También están levantando infraestructura para poder almacenar su producción. De momento, sin haber producido aún, ya están firmando acuerdos con los países limítrofes para el suministro de algunas empresas.
Por qué Namibia
El motivo por el que Europa ha elegido a este país africano para convertirse en el gran receptor de su apuesta millonaria por el hidrógeno verde no es fruto del azar. El dinero de Bruselas, Berlín, París y Madrid ha concentrado la mirada en Windhoek porque el país cumple como ningún otro las condiciones para crear uno de los mayores imperios del 'hidrógeno' que existen. Para empezar se trata de un país con 1.700 kilómetros de costa que, a diferencia de prácticamente todos las naciones, está prácticamente deshabitada.
Según Hafeni Motsi, analista senior de inversiones en energía de la Junta de Promoción y Desarrollo de Inversiones de Namibia, esto implica que que "tiene muchas áreas naturales estratégicas para el hidrógeno verde gracias a su escasa población" y, en ese sentido "es un terreno perfecto tanto para actividades de producción de hidrógeno como para producir combustible sintético". Por fin la joven república ha encontrado en el hecho de ser el segundo país más deshabitado del planeta (por detrás de Mongolia) una ventaja estratégica.
Desde FdIntellinge concretan más y explican que el proceso por el que se realiza el hidrógeno verde "es mediante la división del agua en hidrógeno y oxígeno", un mecanismo que se pone en práctica a través de energía eólica y solar. Namibia, en ese sentido ofrece una combinación única: el World Economic Forum destaca que posee cerca de "10 horas de luz intensa al día durante más de 300 días añó, es decir, uno de los mayores potenciales fotovoltaicos de todo África". También "posee altas velocidades de viento" para que la energía eólica abarate aun más su oferta.
Las condiciones de Namibia permiten producir a 1,5 dólares el Kg frente frente a un precio medio mundial de 4-6 dólares
Si esto se mezcla con sus amplios espacios deshabitados el país puede ser uno de los más rentables de todo el mundo para este tipo de tecnología. Según cálculos de la Junta de Promoción y Desarrollo de Inversiones del país, los futuros proyectos podrán producir hidrógeno verde por 1,5 dólares por kilogramo. Para entender lo barato que resultaría la irrupción de Namibia, los últimos datos de la Agencia Internacional de Energía sitúan el precio del 'kilo verde' a nivel mundial entre los 4 y 6 dólares.
Al mismo tiempo, estos Namibia se presentan como uno de los principales países de África para poder levantar grandes proyectos de este tipo. En un continente con economías muy inestables, es básico para una megainversión como la que requiere el hidrógeno verde un entorno estable. En ese sentido, Namibia tiene una calificación crediticia de B1 por parte de Moody's es la sexta más alta de toda África.
"En Namibia hay un sistema legal fuerte y estabilidad financiera"
En 2023 el país ya ha recuperado sus cifras económicas precovid a lomos de su humilde industria petrolera y minera al crecer un 4,3% aquel año. Aunque ahora el Banco Mundial espera una desaceleración hasta 2024, la institución señala que "está logrando importantes avances en reducción de pobreza, reduciendo a la mitad las personas que viven bajo el umbral desde 2009 y llevando esta estadística al 17,5%". Una situación relativamente tranquila para la región, algo que las propias empresas que invierten en estos proyectos consideran fundamental.
"El hidrógeno no es como el petróleo y el gas. Sólo unas pocas personas tienen petróleo. En el hidrógeno, muchos tienen energía solar y eólica. Por tanto, en el caso del hidrógeno, el perfil de riesgo del país juega un papel desproporcionado", afirma Marco Raffinetti, director ejecutivo de Hyphen Hydrogen Energy. "En Namibia hay un sistema legal fuerte y estabilidad financiera".