Energía

Las grandes petroleras americanas se refuerzan en hidrocarburos

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Tras unos años complicados, agudizados por la crisis sanitaria del Covid-19, los operadores upstream tuvieron en 2022 su mejor año en décadas, fortaleciendo sus balances y generando superávits de flujo de caja, con compañías de petróleo y gas que comenzaban 2023 informando ganancias récord. En el primer trimestre, ya se apuntaba que alguna usaría sus importantes reservas de efectivo en adquirir nuevos activos o empresas.

Concretamente, el pasado mes de octubre se producían dos importantes adquisiciones por parte de sendos gigantes estadounidenses, reforzando así su posición en el sector de los hidrocarburos convencionales. Por un lado, ExxonMobil adquiría Pioneer Natural Resources por unos 60.000 millones de dólares, convirtiéndose en el mayor acuerdo empresarial en lo que va de 2023 y en la mayor compra que lleva a cabo esta compañía desde que se fusionara con Mobil Corporation en 1999. Esta operación aumentará la producción de petróleo y gas de la petrolera tejana en un 20%. Pioneer está especializada en fracking y realiza perforaciones en la Cuenca Pérmica, una zona situada al suroeste de EEUU y que se caracteriza por sus formaciones ricas en shale oil. Antes de la compra de Pioneer, ExxonMobil hizo una apuesta por la captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS) con la adquisición de Denbury por 4.900 millones de dólares y recientemente ha anunciado que explotará 120.000 toneladas en Arkansas para extraer litio que se usará para fabricar un millón de vehículos eléctricos al año.

Por otro lado, Chevron anunciaba la compra de Hess Corporation por 53.000 millones de dólares, seis veces menor que Chevron pero con gran presencia en Guyana, una zona muy rica en yacimientos petrolíferos. También cuenta con fuerte presencia en el yacimiento de esquisto Bakken en Dakota del Norte, las aguas profundas del Golfo de México y el Golfo de Tailandia. En mayo, Chevron también compraba PDC Energy por 7.600 millones, que incluye activos en la Cuenca Denver-Julesburg de Colorado.

A estas operaciones también se sumaba, en agosto pasado, el productor estadounidense de petróleo de esquisto Permian Resources Corporation, que anunciaba la adquisición de Earthstone Energy mediante un intercambio de acciones en una transacción valorada en 4.500 millones de dólares, cuya operación ya ha sido completada.

Tal y como apunta Antonio Hernández, socio del Área de Sectores Regulados y Análisis Económico en EY, "las recientes operaciones de crecimiento inorgánico de las principales petroleras estadounidenses no sólo se han producido en el ámbito de los hidrocarburos, sino también en tecnologías de bajas emisiones, ya que su estrategia está cada vez más orientada hacia un proceso de transición energética ordenado y la descarbonización progresiva de su negocio".

Por su parte, Óscar Barrero, socio responsable de consultoría en el Área de Energía y Utilities en PwC España, señala que "las petroleras tienen una posición de caja inaudita, con lo que tienen que salir de compras sí o sí. Vamos a ver petroleras enfocadas a la transición energética que van a entrar en compra de activos 'low carbon', pero las americanas, que tienen todavía mucho foco en el petróleo tradicional, van a consolidar ese mercado integrando operadores de upstream independientes. Las europeas compran renovables, las americanas upstream".

Más operaciones en marcha

Según datos de Rystad Energy, se espera que la actividad de fusiones y adquisiciones (M&A) upstream en 2023 supere los niveles observados el año pasado, respaldada por una nueva ola de consolidación en el esquisto de EEUU y una sólida cartera de oportunidades para la venta a nivel mundial, que actualmente asciende a casi 131.000 millones de dólares y que está dominada por América del Norte.

Aunque el valor total de los acuerdos globales de fusiones y adquisiciones upstream cayó en el tercer trimestre de este año un 56% interanual hasta los 25.000 millones de dólares debido a una actividad de fusiones y adquisiciones más lenta de lo habitual en todas las regiones, tal y como señalan desde Rystad Energy, ha sido América del Norte la región que ha liderado la actividad de fusiones y adquisiciones con acuerdos por valor de unos 17.500 millones de dólares, lo que representa el 70% del valor total, mientras que las contribuciones de Sudamérica, Europa y Rusia han sido casi insignificantes durante el mismo trimestre.

De hecho, tal y como apuntan diferentes analistas de Bloomberg, "es probable que las operaciones de ExxonMobil y Chevron impulsen que las perforadoras independientes de esquisto no puedan sobrevivir por sí solas y tengan que fusionarse con empresas diversificadas".

Las mismas fuentes indican que se podrían haber producido conversaciones entre Devon Energy Corp., empresa de petróleo y gas con sede en Oklahoma, y Marathon Oil Corp. Ambas empresas son complementarias porque operan en varias cuencas en el medio oeste de Estados Unidos, Oklahoma, Texas y Nuevo México. También se habla de un acercamiento de posiciones para que Chesapeake Energy Corp. adquiera al productor de gas natural Southwestern Energy Co. Ambos son dos de los mayores actores de los Apalaches, una gigantesca formación de gas de esquisto en el noreste de Estados Unidos. También operan en Haynesville, otra cuenca gaseosa en Luisiana a lo largo de la frontera con Texas.

La Agencia Internacional de la Energía (AIE), ha cargado duramente contra este tipo de operaciones y las empresas que las realizan, señalando que las inversiones a gran escala en combustibles fósiles, "no solo representan un riesgo para nuestro clima, sino que también tienen algunos riesgos para las propias empresas, ya que el mundo puede no necesitar un aumento en la producción de petróleo".

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