Tras un pésimo 2022, considerado como el peor año de su historia, las más de 600 fábricas de sectores industriales calorintensivos que emplean la cogeneración en España -que representan el 20% del PIB industrial del país y emplean a más de 200.000 personas de manera directa-, siguen con el alma en vilo. No te pierdas la nueva edición de elEconomistaEnergía
En marzo del año pasado el Gobierno publicaba el RDL 6/2022 que introduce cambios relevantes de aplicación retroactiva en la retribución, una circunstancia que provocaba una caída de la producción de la cogeneración del 20,4% en el mes de abril.
En mayo de ese mismo año el Gobierno excluye a la cogeneración del mecanismo de ajuste de costes de producción en el mercado eléctrico (tope al gas) establecido en el RDL 10/2022, lo que provocaba la parada de dos de cada tres plantas, que se traducía en una caída del 75%. Cuatro meses después el Gobierno reaccionaba y, en el mes de septiembre, decidía extender la 'excepción ibérica' a la cogeneración, igualando sus condiciones a las de los ciclos combinados.
El año 2023 empieza con un sector muy tocado. El Gobierno seguía sin publicar las retribuciones, lo que estaba generando una gran incertidumbre, hasta que, a finales del pasado mes de junio, el Ministerio aprobaba 'in extremis' el RDL 5/2023 con las retribuciones para el primer y segundo semestre de este año, evitando así el colapso de todas las plantas previsto para el 1 de julio.
"Se ha resuelto la coyuntura energética con la que trataremos de capear este terrible entorno industrial", afirma Javier Rodríguez, director general de Acogen. "Pero falta una solución estructural, en la que llevamos trabajando cuatro años con el Ministerio, y que esperamos que culmine este año con la tramitación del marco de operación e inversión, que aporte certidumbre y seguridad al sector, y poder así materializar, en 2024 y en los siguientes ejercicios, las subastas para 1.200 MW de cogeneración contemplados en el PNIEC", añade el representante de la patronal.
Un marco absolutamente necesario, a juicio del sector, para salir de esta situación de fuerte retroceso en la que están inmersos desde hace tiempo, agudizada por la pandemia, la crisis energética y la guerra de Ucrania, a la que también está contribuyendo, según explica Rodríguez, "la situación de coyuntura industrial negativa que estamos viviendo, no solo en España sino también en el resto de Europa, que está provocando una contracción de la demanda industrial y de la producción, que está impactando en todos los sectores de manera general y en el sector de la cogeneración en particular, y que nos ha llevado a unos niveles actuales de producción de un -29% respecto a los valores de 2021 y de un -37% respecto a los datos registrados en 2019".
Política energética
El sector quiere acabar con esta etapa en la que, a su juicio, se han cometido varios errores en política energética, especialmente desde el ámbito de la competitividad, con la esperanza puesta en que el Gobierno empiece a repensar qué está haciendo en esta materia y valore las aportaciones que hace la cogeneración. "O redirigimos la política energética desde el punto de vista de la competitividad energética y climática para la industria, tanto en España como en Europa, o vamos a dejar de tener industria y podemos acabar siendo el parque temático de los chinos, los americanos y los indios", reflexiona Rodríguez.
"La cogeneración, insiste Rodríguez, no es más que el mayor exponente de esa falta de prioridad de la industria en la política energética". El marco que se ha propuesto en España a 2030, añade, "es cerrar una de cada tres instalaciones, cuando la cogeneración es una tecnología clave para mantener y acrecentar la industria, que aporta eficiencia, es capaz de integrarse con distintas fuentes renovables en las fábricas y está preparada para funcionar con el futuro desarrollo del hidrógeno y otros gases renovables, lo que conformará un nuevo entorno industrial con gestión de multiactivos que aseguren la competitividad energética, la seguridad de suministro y la descarbonización", explica el director general de Acogen.
Neutralidad tecnológica
El problema de fondo, afirma el representante de la patronal, "es que todo este discurso enfocado a la descarbonización, y que la industria asume y apoya desde un principio, tiene que ser compatible con la realidad de cada empresa, con que puedan elegir, con que no se discriminen unas tecnologías respecto de otras, porque cada sector es distinto, necesita una solución diferente y lo que se está haciendo es tratar de manejar unas soluciones para las industrias que ahora no son una solución real, de ahí que muchos pensemos que no hay neutralidad tecnológica".
"La industria está consumiendo electricidad y gas y necesitamos que sean electricidad y gas competitivos, pero eso no quiere decir que no estemos en transición. De ahí la necesidad de que haya una política de unidad entre los sectores generadores y los sectores industriales, porque parte de esa caída industrial está desestabilizando todo el mercado", añade Rodríguez.
"La planificación energética está desequilibrada, insiste el director general de Acogen, y una pata fundamental es que se haga con la industria, pero la realidad es que se ha separado a la industria y se están asumiendo unas premisas que no son de acuerdo a la realidad tecnológica".