
Para el mercado eléctrico europeo, 2022 fue el año más peligroso y más volátil de hace décadas. El suministro en muchos países no estaba garantizado, el precio de la electricidad registró niveles insoportables y se tomaron medidas históricas por parte de los gobiernos. La Agencia Internacional de la Energía pone el foco en la crisis hidroeléctrica tras la peor sequía en 500 años en Europa y el colapso de la energía nuclear en Francia.
Pocas veces Europa ha estado tan cerca de tener falta de suministro eléctrico. El sistema se enfrentó a una triple crisis, que la Agencia Internacional de la Energía detalla en profundidad en su informe anual del mercado eléctrico. El consumo registró en 2022 una caída del 3,5%, el segundo mayor descenso desde la crisis financiera de 2008. En 2020, el covid y las medidas restrictivas para contener el virus provocó la mayor contracción de la historia.
El año pasado estuvo marcado por la dichosa invasión rusa a Ucrania y la política de cortes de suministros de gas de Moscú a Europa, que provocó precios desbocados para la electricidad. Pero el organismo también pone el foco en otras dos crisis que explotaron en el momento más inoportuno.
La región vivió históricas sequías en toda Europa, desatando una crisis de generación hidroeléctrica. Italia vio una caída de sus centrales de más del 30%, respecto al promedio de los anteriores cinco años. A España le pasó algo parecido con un desplome del 29%. Del mismo modo, Francia registró una disminución del 20% en su producción hidroeléctrica en comparación con el promedio de cinco años anterior.
Según la AIE, Europa vivió la peor sequía en 500 años, lo que provocó que la capacidad de generación hidroeléctrica fuera la más baja en más de dos décadas. A la vez también falló la producción con origen nuclear. La generación de centrales nucleares dentro de la Unión Europea fue un 17% menor que en 2021.
"Los cierres de algunas plantas en Alemania y Bélgica redujeron la energía nuclear disponible, al mismo tiempo, que Francia se enfrentó a una producción en mínimos históricos", apunta la agencia. De las 56 centrales nucleares galas, 26 han llegado a estar desconectadas por alargamiento en las tareas de mantenimiento o fallos puntuales en determinadas plantas. El país vecino se ha enfrentado a doce paradas de centrales que no estaban planificadas por problemas de corrosión en las estructuras. La AIE espera que estos problemas estén solucionados para este año. La producción eléctrica de reactores franceses cayó casi un 25% y terminó arrastrando a la generación total del país, que retrocedió un 15%.
Esto supone un enorme problema para Francia. El país tradicionalmente ha sido exportador de electricidad a países vecinos, pero en 2022 por primera vez en más de 20 años tuvo que adquirir electricidad de Reino Unido y España para cubrir su demanda eléctrica. La triple crisis del mercado eléctrico europeo también provocó otras distorsiones estructurales.
Reino Unido, por primera vez en su historia, se convirtió en exportador neto de electricidad. Hay que tener en cuenta que básicamente Gran Bretaña es una isla y, sobre papel, debe asumir que está aislada en materia de energía. Sin embargo, las magníficas infraestructuras, para tener interconexiones con Francia, Holanda y Noruega, junto a las condiciones excepcionales del mercado del Viejo Continente han permitido alcanzar este hito a los británicos.
Reino Unido ha logrado producir electricidad a menores precios que en la Europa continental gracias a la menor dependencia del gas y una mayor aportación de las energías renovables.
Las anomalías del mercado eléctrico europeo no se quedan en la triple crisis, Francia y Reino Unido. España fue, entre las grandes potencias europeas, junto a Reino Unido, el único que logró aumentar la generación eléctrica. En todos los países europeos, la demanda retrocedió en consonancia ante el encarecimiento de los precios. Por lógica, la producción debe ajustarse a la caída del consumo. En España, el consumo se redujo un 2,6%, pero la generación creció un 6,5%.
La respuesta hay que buscarla, al igual que en Reino Unido, en las necesidades de demanda en Francia. Gran parte de la producción de electricidad española sirvió para abastecer de luz a empresas y hogares franceses.