Energía

Alas a una economía circular completa: así pueden las aves generar su propia energía

  • Autoabastecimiento en la granja: el objetivo es el aprovechamiento energético de las deyecciones avícolas
Imagen: eE
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De residuo a recurso. Consabido es el impacto de las emisiones del sector vacuno, pero hasta 12 millones de toneladas de desechos genera el avícola, al año, en España. No obstante, resulta posible convertir las deyecciones de las aves en energía, redundando, así, positivamente en la mejora de la competitividad y del medioambiente. El mercado de carne de pollo y huevos es uno de los de mayor crecimiento en Europa y España ocupa el cuarto lugar. A su vez, la sobresaliente cantidad de detritos provoca una problemática considerable al generar costes de tratamiento y recogida, puesto que, según ha podido conocer de primera mano elEconomista, no se cuenta con espacio suficiente para acumular los excrementos, amén del incremento de la energía y de las importaciones hacia la Unión Europea. Avienergy, el proyecto de bioeconomía circular 100% y de innovación, aspira a suponer un antes y un después para la sostenibilidad con su novedosa solución que permitiría reducir la dependencia energética de las explotaciones.

FEUGA, fundación sin ánimo de lucro intermediaria entre la empresa y la universidad, estrechó las relaciones oportunas para accionar esta innovación cofinanciada en un 80% por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER) de la Unión Europea y en un 20% por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Así, cuenta con un presupuesto de 583.672,84 euros y una subvención total de 565.160,04. La estrategia de AVIENERGY se centra en la valorización de las deposiciones suscitadas en las granjas avícolas con el fin de su aprovechamiento como input en pos de obtener una fuente de energía renovable y de fertilizantes y componentes para el aprovechamiento de nutrientes en suelo.

La sobresaliente cantidad de detritos provoca una problemática considerable al generar costes de tratamiento y recogida

Anxela Montero, responsable de la Unidad de Gestión de Proyectos Europeos y gestora senior de proyectos del Departamento de Innovación y Proyectos Nacionales en FEUGA, cuenta para este medio que tanto en las explotaciones de pollos como de pavos "se les pone para criarlos una cama de virutas de madera, paja o cáscara de arroz. Excretan en esta cama, que se sustituye cada cierto tiempo". La primera parte del proyecto consiste en "secar esta biomasa, porque contiene mucha humedad y no ardería. Por tanto, hemos de conseguir un sistema de secado y que no supere el 20% de humedad para que arda bien". Por ello, se ha estado trabajando en un sistema de secado natural por volteo y uno de secado forzado; al tiempo que se ha diseñado un quemador adaptado a este tipo de biomasa.

"En este momento, estamos en la fase de optimizar tanto el proceso de combustión para que ese quemador consiga generar la mayor cantidad de poder calorífico y también se están regulando y optimizando las emisiones de gases, para que se emita el tope marcado por la legislación vigente", prosigue Montero. Sin embargo, aún hay más porque ya se estudia que haya la capacidad de transformar esa energía térmica en eléctrica. Con ello, se lograría la cantidad de energía térmica suficiente para alcanzar el confort de las aves y la cantidad de energía eléctrica para abastecer la propia granja, además de gestar la electricidad que mantenga la calidad del aire acorde a la crianza de estos animales, dado que estos lugares precisan de un gran consumo de energía para el calor de las propias aves.

¿Y con las cenizas resultantes de la combustión?

Tras una incineración, surgen las cenizas. En este quemador, toda vez que ha ardido la biomasa, también. A colación, Montero apunta que "el proyecto contempla, además, la fase de caracterizar y comprobar el poder de esas cenizas como fertilizante, con lo cual se cierra el círculo completamente". Por tanto, esa circunferencia comprende la cría de los pollos, los residuos resultantes como consecuencia, la quema, la consecución de energía térmica y eléctrica para la explotación a través de la combustión y el último residuo originado, las cenizas, se emplearán como fertilizante.

Por último, permanecen muy atentos al inminente 2023, pues será el ejercicio en que evaluarán todo lo trabajado. "El objetivo sería autoabastecerse de energía para no adquirirla. No sé si llegaremos ahí, porque es un proyecto de innovación, pero se espera conseguir un 50% de ahorro en los costes de calefacción y valorar cuánto porcentaje de ahorro se generaría en energía eléctrica, algo ya muy positivo para el medioambiente", zanja Anxela Montero.

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