Energía

Repsol refuerza su inversión en EEUU: se hace con 46 bloques de exploración

  • Imaz ya advirtió al Gobierno de que el impuesto abre la puerta a más operaciones en el exterior

Repsol refuerza su ofensiva en Estados Unidos para incrementar su producción de gas natural. Según fuentes consultadas por elEconomista.es, la petrolera ha alcanzado un acuerdo con el grupo australiano Santos -antigua Oil Search- para hacerse con una participación del 49% en un total de 46 bloques de exploración en Alaska. Asimismo, la compañía ha adquirido dominio minero a Abarta en la cuenca de Marcellus y ha tomado un 11,3% del yacimiento Blacktip en el Golfo de México.

Estas tres operaciones suponen un nuevo paso adelante de la compañía que dirige Josu Jon Imaz para incrementar su producción de gas con vistas a un mayor peso de esta energía dentro del proceso de transición energética y un mayor foco en Estados Unidos.

El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, aprovechó la reciente presentación de resultados de la compañía para indicar que el impuesto que prepara el Gobierno a las petroleras siembra "un germen de duda" que abre la puerta a mayores inversiones en Estados Unidos y recordó al Gobierno que la industria no es un negocio regulado.

Repsol compró en enero Rockdale Marcellus, como adelantó elEconomista.es, para hacerse con las propiedades que Shell tenía en los condados de Tioga, Lycoming y Bradford en Pensilvania en 2017. La petrolera desembolsó entonces 222 millones de dólares -alrededor de 200 millones de euros en el momento de la operación- para hacerse con 42.000 acres y una producción cercana a los 80.000 barriles.

Menos emisiones

La petrolera española aspira a recortar las emisiones de su negocio de exploración y producción y para ello está reduciendo también el peso de los yacimientos de petróleo pesado con operaciones como la venta de dos de sus megapozos canadienses Duvernay y Chauvin por 430 millones de euros, tal y como indicó este diario la semana pasada.

Repsol y el Grupo Santos cuentan con un importante historial de colaboración. Ambas compañías aprobaron este pasado mes de agosto la decisión de inversión en el megayacimiento de Pikka donde destinarán 2.550 millones para poner en marcha el mayor yacimiento en este país de los últimos 30 años.

La formación en la que se encuentra este yacimiento cuenta con un gran potencial de producción de 120.000 barriles diarios. Se estima que los recursos contingentes identificados en la formación Nanushuk alcanzan aproximadamente 1.200 millones de barriles recuperables de crudo ligero, de los que más de 700 millones estarían en este yacimiento.

Repsol lleva explorando activamente en Alaska desde 2008 y desde 2011 ha realizado múltiples descubrimientos en la zona de North Slope. Además, las infraestructuras existentes en Alaska permitirán que los recursos se desarrollen con mayor eficiencia.

Salida a bolsa

El inicio de la producción de Pikka estaba planificado para 2025, una vez se terminasen los trabajos de delineación y desarrollo necesarios, pero finalmente se ha pospuesto hasta 2026, fecha en la que esperan alcanzar una producción cercana a los 80.000 barriles.

La fecha de puesta en marcha además coincide con el año en el que la petrolera tendrá que decidir si afrontar una posible salida a bolsa en EEUU de su negocio de exploración y producción.

Repsol ha racionalizado en los últimos años su riesgo en la zona y ya en marzo de 2017 traspasó a Amstrong Oil and Gas la condición de operador del North Slope de Alaska que luego se vendió a Oil Search. En abril de aquel mismo año, la petrolera procedió a la cesión de una parte de Eagle Ford a Statoil. Y en el segundo trimestre de 2021, Repsol comunicó a las autoridades de EEUU su salida de todos los bloques exploratorios en Chuckchi Sea en los que participaba en Alaska.

La petrolera española ha avanzado también durante los últimos dos años en sus planes de reducir de 25 a 14 países su presencia en exploración petrolífera con la intención de centrarse en desarrollar proyectos de ciclo corto, que puedan ser gestionados con flexibilidad y con una intensidad de capital limitada.

Repsol quiere mantenerse únicamente en las zonas que considera estratégicas y ha abandonado lentamente el resto durante la ejecución de su plan de inversión. La intención de la compañía es mantener la producción en una media aproximada de 650.000 barriles equivalentes de petróleo diarios, pero se centrará en lograr un mayor valor.

Este cambio estratégico ha supuesto la salida de Repsol de países como Marruecos, Irak, Australia, Vietnam, Irlanda, Rusia, Ecuador, Malasia o Grecia. Durante los años pasados, la compañía ya salió también de otras zonas en las que consideraba que no había desarrollo como Namibia, Angola, Liberia, Bulgaria, Papua Nueva Guinea o Sierra Leona.

La compañía cifró en su plan estratégico 1.400 millones en desinversiones de su negocio de renovables que entre la venta de participaciones en varios parques y la incorporación de un fondo se habrían alcanzado sobradamente.

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