
El presidente de Naturgy, Francisco Reynés, asegura que "el mundo está condenado a que los precios del gas sean superiores". No obstante, esto no debe suponer una ralentización de la transición energética. Según él, "por nuestra generación y por las que vienen, la transición debe ser total". A lo que añade que hay que ser pragmáticos, pensar en la sustitución total del gas "no es realista".
Reynés, en una entrevista concedida al diario La Vanguardia, pone en relieve la necesidad de una política energética común en la Unión Europea, en lugar de que cada país apueste por un modelo diferente. De cara al futuro, el presidente de Naturgy cree que la energía en Europa continuará su proceso de transformación hacia la sostenibilidad, el sector se volverá más homogéneo, y habrá una mayor diversificación de las fuentes de suministro, en lo que ya trabajan países como Alemania e Italia. Porque, si algo ha hecho la actual situación, es poner el foco de atención en la importancia de garantizar el suministro. "Al gas hoy lo vemos como un problema y dentro de unos cuantos años veremos que puede ser parte de la solución", como el biogás y el hidrógeno, señala el presidente de Naturgy.
En ese sentido, destaca la turbina de gas y la ventaja que aporta en el momento en el que otras tecnologias de generación renovable fallan. Puede estar disponible en menos de 60 minutos para "dar toda su potencia nominal" y, además, se puede utilizar con gas de origen renovable y, por lo tanto, genera gases contaminantes.
En cuanto a las interconexiones, Reynes sostiene que "cuantas más allá, más se consolidará un proyecto europeo de zona común". Sin embargo, este tipo de conexiones requieren coordinación y una inversión cuantiosa. En la actualidad, muchos proyectos están parados porque los territorios no se ponen de acuerdo o "ponen muchas condiciones". Por este motivo, "pensar que en el corto plazo las interconexiones nos van a resolver una parte importante del problema no es muy realista". Aún así, subraya que España tiene algunas ventajas en el corto plazo: el potencial de regasificación y la conexión privilegiada con Argelia.
Sobre los elementos geopolíticos que están interfiriendo en la negociación de Naturgy con Argelia por la revisión del contrato, Reynés califica las relaciones con Sonatrach de "cordiales". El actual contrato con la compañía argelina tiene vigencia hasta 2032 y consta de dos partes, una respecto a los precios y otra sobre las cantidades. Este último "no está bajo sospecha", principalmente porque ambas partes están obligadas a cumplirlo, apunta el presidente de la gasista. En cuanto al de los precios, se revisa cada tres años debido a la volatilidad a la que estos están sometidos. La revisión del actual periodo, que va de enero de 2022 a diciembre de 2024, se empezó a negociar en noviembre del año pasado, antes de que estallará la guerra de Ucrania. Ahora resulta más complicado ponerse de acuerdo, dado que "las referencias van cambiando día a día".
"Intervenir un mercado tiene muchos efectos colaterales y todas las consecuencias son difíciles de prever", responde el presidente de Naturgy preguntado por el mecanismo diseñado por el Gobierno para topar el precio del gas. El precio bajará por la energía, pero tendrá que compensarse el coste real del gas con un cargo que afectará a todo el mundo. Según sus cálculos, "el neto de la factura va a bajar alrededor de un 15%".
Por último, Reynés niega que el proyecto Géminis de división de Naturgy en dos compañías se haya parado. Aunque trabajar de forma separada tiene todo el sentido debido a la regulación actual y la directiva europea, una cosa es que hayan anunciado el inicio del proyecto y otra que hayan fijado una fecha concreta, más teniendo en cuenta el impacto de la invasión de Ucrania. La ejecución del proyecto siempre ha estado sujeta "a los mercados, a la coyuntura y a las agencias de rating", subraya el presidente de la compañía. Eso no quiere decir que hayan parado, "seguimos trabajando en ello", declara.