Energía

El coronavirus frena el crecimiento de la eólica, que teme sanciones por los retrasos en proyectos

  • Observa ya retrasos logísticos en la cadena de suministro
  • Pide flexibilidad a los Gobiernos con las subastas

La industria eólica europea, presente en 80 países, asegura que el virus COVID-19 está obstaculizando el comercio internacional y creando retrasos e incertidumbres para los diferentes sectores industriales. Por ese motivo, considera que a medida que aumenta el número de infecciones, es probable que la industria eólica europea se vea afectada.

Los primeros análisis realizados por la patronal europea WindEurope sugieren que COVID-19 tendrá efectos moderados en las cadenas internacionales de suministro de energía eólica. Dado que el brote se encuentra todavía en una fase relativamente temprana en Europa y otros países, aseguran "es demasiado pronto para juzgar sus efectos en la producción y los ingresos del sector. Sin embargo, ya se pueden observar los primeros retrasos logísticos en la cadena de suministro".

"El efecto de repercusión de la desaceleración de la producción manufacturera de China ya es visible en otros países. La industria eólica no es, por supuesto, la única industria que siente el pinchazo de las cuarentenas, las restricciones de viaje y las fábricas cerradas. Los fabricantes de vehículos y embarcaciones, los productores de paneles solares-PV y baterías están siendo afectados de manera similar. Tendremos que adoptar un enfoque estratégico para garantizar que las perturbaciones se reduzcan al mínimo", comenta el director general de WindEurope, Giles Dickson, en relación con la estrategia industrial de la Comisión Europea presentada a principios de esta semana.

"Con COVID-19 es probable que veamos retrasos en el desarrollo de nuevos proyectos de parques eólicos, lo que podría hacer que los desarrolladores no cumplan con los plazos de despliegue en los sistemas de subasta de los países y se enfrenten a sanciones financieras. Los gobiernos deben ser flexibles en la aplicación de sus normas. Y si las subastas en curso son insuficientes porque los desarrolladores no pueden pujar a tiempo, los gobiernos deberían adjudicar lo que puedan y subastar los volúmenes no adjudicados en una etapa posterior", dice Dickson.

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