Energía

La demanda mundial de gas despuntará en 2040 impulsada por el GNL

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) presentó, a mediados de noviembre, su informe anual World Energy Outlook (WEO 2019). El documento recoge diferentes escenarios del sistema energético mundial para las próximas décadas en base a las decisiones políticas de los Gobiernos. Sigue toda la información del sector en elEconomista Energía

A nivel general, en el escenario de Políticas Declaradas -que contempla iniciativas políticas específicas ya anunciadas- la demanda anual de energía aumenta un 1 por ciento hasta 2040. Las fuentes de bajas emisiones, lideradas por la fotovoltaica, representan más de la mitad de este crecimiento. La demanda de petróleo se estabiliza en la década de 2030, el uso del carbón se acerca a su declive y el aumento de las emisiones se desacelera pero sin alcanzar un punto máximo antes de 2040.

Respecto al gas natural, la demanda de este combustible -que sigue superando al carbón y al petróleo- sube más de un tercio en este mismo escenario impulsada por el creciente comercio del gas natural licuado (GNL). De hecho, 2019 está siendo un año récord para la inversión en nuevos suministros de gas licuado, incluso cuando los precios en las principales regiones importadoras han caído a mínimos históricos.

El crecimiento de la producción de gas estará dominado por el gas de esquisto, que crece a una tasa anual de casi un 4 por ciento, cuatro veces más rápido que el gas convencional, sobre todo en EEUU, donde la producción total de esquisto bituminoso -petróleo y gas- en esta región en 2025 superará la producción total de petróleo y gas de Rusia. El gas natural tuvo un año notable en 2018, con un aumento del 4,6 por ciento en consumo, lo que representa casi la mitad del aumento en la demanda mundial de energía. El informe señala que en los últimos diez años, el 80 por ciento del crecimiento de este combustible se ha concentrado en tres regiones: Estados Unidos, donde la revolución del gas de esquisto está en pleno apogeo, tal y como acabamos de comentar; China, donde la expansión económica y las preocupaciones sobre la calidad del aire han apuntalado el rápido crecimiento; y Oriente Medio, donde el gas es la puerta de entrada a la diversificación económica del petróleo.

En el escenario Desarrollo Sostenible -vía para alcanzar los objetivos climáticos-, la demanda de gas crece modestamente hasta 2030 antes de volver a los niveles actuales en 2040, ganando cuota de mercado en sectores difíciles de descarbonizar, como el transporte pesado y el uso de calor en la industria. A pesar de que la generación de energía a gas natural disminuye, la capacidad crece en comparación con la actual, como consecuencia del papel del gas en proporcionar flexibilidad al sistema de energía. Según recoge el informe, existen amplias variaciones entre regiones en el porcentaje de gas producido que se exporta durante el período 2018-2040, con un rango que va del 20 por ciento en EEUU a más del 60 por ciento en el África subsahariana. En algunas de ellas, los países requieren cada vez más importaciones para satisfacer el crecimiento de la demanda, a pesar de los aumentos en la producción.

China e India son dos claros ejemplos: la producción interna en ambos países se duplica, pero el consumo todavía se adelanta a la producción y, por tanto, la dependencia de las importaciones en ambos casos aumenta por encima del 50 por ciento en el escenario Políticas Declaradas.

En este mismo escenario, el GNL supera al gasoducto como la principal forma de intercambiar gas entre regiones a finales de la década de 2020. Las economías en desarrollo en Asia son los principales motores del crecimiento del GNL, con una cuota de mercado en la demanda total de gas que crece del 20 por ciento en 2018 al 40 por ciento en 2040, año este último en el que la molécula de gas viaja más de 5.000 kilómetros de media para llegar a los consumidores de los mercados asiáticos en desarrollo, casi el doble que en la actualidad. Sin embargo, existe una incertidumbre significativa en cuanto a la escala y durabilidad de la demanda de GNL importado. Los mercados emergentes en Asia enfrentan mayores costes para las importaciones que para el gas producido en el país. A pesar de que los precios spot del gas cayeron a mínimos históricos en 2019 debido a la amplia oferta de GNL, a largo plazo los precios de los usuarios finales parecen aumentar.

Las redes de gas son un mecanismo clave para suministrar energía a los consumidores. Las redes de gas bien establecidas pueden entregar el doble de energía que las redes de electricidad hoy en día y son una fuente importante de flexibilidad, de ahí que las decisiones sobre su futuro deban tener en cuenta su potencial para entregar diferentes tipos de gas con bajas emisiones, así como su papel para garantizar la seguridad energética. La clave está, por tanto, en saber si en el largo plazo las redes de gas podrán suministrar energía de cero o bajas emisiones de CO2, como el hidrógeno o el biometano.

El hidrógeno bajo en carbono ha experimentado un reciente aumento de interés debido a su versatilidad. Se puede usar en una amplia variedad de aplicaciones, como transporte y calefacción, convertirse en electricidad ó transformarse en combustible a base de hidrógeno, como metano sintético, amoníaco o combustibles líquidos. También puede soportar la integración de altos niveles de electricidad renovable al proporcionar una opción de almacenamiento a largo plazo y generación de energía con bajas emisiones de carbono. Además, se puede producir a partir de una amplia gama de fuentes de energía bajas en carbono. El problema es que, de momento, es relativamente caro de producir.

Incorporarlo a las redes de gas sería una manera de ampliar las tecnologías de suministro y reducir costes. Un suministro de gas que incluya hidrógeno bajo en carbono no solo significaría menores emisiones de CO2, también ayudaría a aumentar la producción de hidrógeno y, por tanto, a reducir sus costes. Hoy en día no existe una infraestructura establecida para el transporte de hidrógeno, de manera que la infraestructura existente de gas natural en muchos países podría usarse para transportar hidrógeno a costes unitarios mucho más bajos de lo que supondría construir nuevas tuberías de hidrógeno. El problema es que las regulaciones actuales sobre la mezcla de hidrógeno generalmente se basan en las especificaciones del suministro de gas natural o en la tolerancia del equipo más sensible en la red. Como resultado, solo se permiten niveles muy bajos de mezcla. De hecho, en muchos países no se permite más del 2 por ciento de mezcla de hidrógeno.

A diferencia del hidrógeno, el biometano es, en gran medida, indistinguible del gas natural y, por tanto, puede usarse sin la necesidad de cambios en la infraestructura de transmisión y distribución o en el equipo del usuario final. Actualmente, hay más de 700 plantas de biometano en operación que producen alrededor de 2,5 Mtep de biometano a nivel mundial. Pero la producción de biometano también es relativamente costosa.

Según explica el informe, el potencial sostenible del suministro de biometano -producido a partir de restos y residuos orgánicos- a nivel mundial, revela que hay suficiente materia prima para cubrir más del 20 por ciento de la demanda anual de gas natural en todo el mundo (más de 730 Mtep). La mayor parte del potencial de recursos se encuentra en EEUU y Europa (cada uno con un 16 por ciento), pero también hay un gran potencial en China y Brasil (cada uno con un 12 por ciento) e India (8 por ciento.

En el escenario Políticas Declaradas, el consumo anual de biometano aumenta a poco menos de 80 Mtep en 2040. La mayor parte se produciría en China e India como resultado del apoyo explícito a las políticas, motivado en parte por un impulso para limitar la creciente dependencia de las importaciones. En este escenario, existe una combinación limitada de hidrógeno bajo en carbono en las redes de gas.

En el escenario Desarrollo Sostenible, el uso de biometano aumenta a más de 200 Mtep en 2040 y se inyectan más de 25 Mtep de hidrógeno bajo en carbono en las redes de gas. Los gases bajos en carbono representan el 7 por ciento del suministro total de gas a nivel mundial en 2040 y se encuentra en una trayectoria ascendente. Más del 15 por ciento del suministro total de gas en China y la UE es gas bajo en carbono en 2040. A nivel global, el hidrógeno y el biometano bajos en carbono mezclados con la red de gas evitarían alrededor de 500 millones de toneladas de emisiones anuales de CO2 en 2040.

Situación de África en gas

? África se convertirá en la región más poblada del mundo en 2023, superando a China e India, de ahí que la forma en que este Continente satisfaga sus crecientes necesidades energéticas sea crucial para su futuro económico y energético, así como para las tendencias mundiales.

? El crecimiento de las poblaciones urbanas significa un rápido crecimiento en la demanda de energía para la producción industrial, la refrigeración y la movilidad. Sin embargo, en 2030, 530 millones de personas carecerán de acceso a la electricidad y casi mil millones no tendrán acceso a una cocina limpia.

? El peso creciente de África se empieza a sentir en los mercados de gas natural a medida que se convierte en la tercera mayor fuente de crecimiento de la demanda mundial de gas hasta 2040 provocada, en parte, por importantes descubrimientos en estos últimos años en Egipto, África Oriental (Mozambique y Tanzania), África Occidental (Senegal y Mauritania) y Sudáfrica, que representan más del 40 por ciento de los descubrimientos mundiales de gas entre 2011 y 2018.

? Según las previsiones de la AIE, África se convertirá en un jugador importante en gas natural como productor, consumidor y exportador. La demanda de gas en África se duplicará hasta 2040 en el escenario Políticas Declaradas. El crecimiento de la producción será considerablemente mayor que el aumento de la demanda y, liderada por Mozambique y Egipto, el Continente emergerá como un importante proveedor de GNL para los mercados mundiales.

? Hasta la fecha, el continente con los recursos solares más ricos del mundo ha instalado solo 5 gigavatios de energía solar fotovoltaica, menos del 1 por ciento del total mundial. Sin embargo, las previsiones apuntan que el despliegue de esta tecnología será de unos 15 gigavatios de media al año, alcanzando los 320 gigavatios en 2040.

? Hasta la fecha, las emisiones de CO2 relacionadas con la energía en África representaron alrededor del 2 por ciento de las emisiones globales acumuladas. Aunque África experimente un rápido crecimiento económico, su contribución a las emisiones globales acumulativas de CO2 aumentará solo el 3 por ciento para 2040 en el Escenario Políticas Declaradas.

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