
Pocas empresas tienen incorporado, en la misma base de su actividad, la preocupación por el medioambiente. Es el caso de Ence, que como líder europeo en producción de celulosa de eucalipto, tiene entre sus principales ocupaciones la gestión forestal sostenible.
Pero Ence es también una compañía energética -las palabras energía y celulosa vertebran su denominación-, y a este respecto sus credenciales en cuanto a sostenibilidad son notables: produce energía renovable a partir de biomasa forestal y agrícola. Ambas actividades forman un proceso industrial integrado cuya primera condición es el cuidado del entorno.
Guardián de los bosques
Ence gestiona cerca de 70.000 hectáreas forestales, de las cuales el 57 por ciento son de su propiedad. Es, pues, el primer gestor forestal privado de España. Gran parte de este acervo natural está certificado siguiendo los estándares internacionales más avanzados en cuanto a gestión forestal y trazabilidad, y cadena de custodia (esto es, el seguimiento de los productos forestales durante las distintas fases del proceso productivo).
La compañía cumple con las exigencias del PEFC (Programme for the Endorsement of Forest Certification), la organización internacional con más superficie forestal certificada -más de 240 millones de hectáreas- del mundo. También se acoge a la normativa del FSC (Forest Stewardship Council), que desde 1993 promueve la gestión responsable de los bosques. El compromiso de Ence se completa con un sistema integrado de gestión forestal que le permite satisfacer los requisitos de la normativa ISO.
La actividad forestal de Ence supone la compra anual de unos 2,7 millones de metros cúbicos de madera; en cuanto a la biomasa empleada en la generación de energía, el movimiento total de suministros a todas sus plantas supera el millón de toneladas. La firma produjo casi 900.000 toneladas de celulosa en 2015.
Toda esta actividad contribuye directamente a la mitigación del cambio climático mediante una elevada captura de CO2. La movilización y suministro de madera que realiza Ence se traduce en más de 4 millones de toneladas de CO2 capturadas al año, mientras que la actividad de recogida de biomasa supone unas dos toneladas de dióxido de carbono capturadas.
Además de las certificaciones señaladas, la compañía que dirige Ignacio de Colmenares se ha adherido este año a la plataforma Madera Justa, creada con el objetivo de promover la conservación de los bosques y la erradicación de la pobreza.
Renovable a tiempo completo
Ence genera también electricidad en seis plantas de producción en España (dos de cogeneración y cuatro puramente operadas con biomasa). Presenta la característica de que, a diferencia de otras fuentes renovables, la generación por biomasa se puede programar: no depende de las condiciones de sol, viento o agua, con lo que se ayuda a la estabilidad de la producción. La compañía cuenta actualmente con 220 MW de potencia instalada; en 2015 su producción alcanzó los 1.422 GWh.
La planta de Ence en Huelva, de 50 MW, es la mayor de su categoría en España y una de las mayores de Europa. Tanto ésta como el resto de las instalaciones cumplen las condiciones estipuladas por la Unión Europea -las mejores técnicas disponibles o MTD- en cuanto a transporte, almacenamiento y producción.
Una de estas técnicas es el sistema de reducción selectiva no catalítica, que permite reducir las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx), la tecnología de lecho fluido para la caldera o la incorporación de un precipitador electrostático para la captación de gases de combustión a la salida de la caldera. Todas ellas contribuyen a minimizar la impronta de Ence sobre el entorno.
Esta preocupación es la que guía en primera instancia la fórmula de producir electricidad empleando biomasa: las áreas donde se recoge registran hasta un 70 por ciento menos de incendios, a la vez que se apoya la regeneración de masas forestales, reduce el riesgo de plagas y mejora la calidad del arbolado.
Por otra parte, esta actividad contribuye a la sostenibilida en sentido amplio, en lo que atañe a la relación con la comunidad. Ence está presente en zonas rurales en las que aporta empleos y desarrollo económico sostenible. Al mismo tiempo, ejerce un efecto vertebrador, al cooperar a la fijación de poblaciones y mitigar la despoblación de estas zonas, a menudo aisladas, a las que sería más costoso suministrar energía por otras vías.