En 2019 sobreviven más de cuarenta periódicos fundados hace al menos 100 años. Tras haber superado la censura política y religiosa, los cambios de régimen y guerras diversas, hoy sus principales dificultades tienen que ver con el modelo de negocio y la variación de la tecnología.
La historia del periódico moderno tiene su origen en Europa. Sus antecesores directos más antiguos datan del siglo XVI: ya en 1566, en Venecia circulaban hojas manuscritas con información sobre guerras y política en Italia y Europa. Las primeras ediciones impresas de las que se tiene noticia datan de 1609, con el surgimiento en Alemania de periódicos semanales. Tras la suavización de la censura en 1695, ciudades como Londres, Boston o Filadelfia asisten a la eclosión de periódicos, aunque su generalización no llegará hasta mitad del siglo XIX, con la llegada de las imprentas de alta velocidad.
En España, el itinerario es similar. En 1697, la Gazeta de Madrid se convierte en el primer periódico semanal español, también centrada en las noticias internacionales y, por otro parte, las noticias de la Corte. Nace de la iniciativa privada, aunque en 1762 su impresión pasa a ser privilegio de la Corona y se convierte en un medio de información. En 1886 se establece que la publicación solo contenga documentos de interés general, como leyes y sentencias. Desde el final de la Guerra Civil hasta hoy se conoce como el Boletín Oficial del Estado.
La primera encarnación de 'elEconomista' es de 1854; tuvo entre sus directores al ministro y nobel José Echegaray
A lo largo del siglo XVIII aparecen diferentes publicaciones periódicas, pero el primer diario español no ve la luz hasta 1758. Desafiando la economía del lenguaje, el Diario Noticioso, Curioso, Erudito y Comercial, Político y Económico -luego simplemente Diario de Madrid- se publicó hasta finales de 1814, con interrupciones derivadas de la crisis política que tuvo como resultado la entronización de José Bonaparte.
A finales del siglo los periódicos se configuran como vehículo de transmisión de las ideas ilustradas provenientes de Francia, si bien muchos -son ejemplos El Pensador y El Censor- serían reprendidos por la Inquisición por sus críticas a la Iglesia y la Corona. De la época es el Diario de Barcelona, que, nacido en 1792, se publicaría con interrupciones hasta 1994 -y en versión digital hasta 2009-.
La Constitución de 1812 establecerá la libertad de imprenta, generando un campo propicio para la aparición de periódicos liberales, como el Semanario Patriótico o El Robespierre Español, y serviles: El Censor general o El Sol de Cádiz.
Hacia el periodismo moderno
Se abre una etapa caracterizada por la prensa partidista o política, que llegará hasta el siglo XX. En medio de este contexto, en plena mitad del XIX nace la primera encarnación de elEconomista, con una vocación bien diferente. De formación en el pensamiento ilustrado, los emprendedores de Murcia Antonio Hernández Amores y Juan López Somalo lanzan en 1854 El Economista, una "revista de Administración, Economía Política y Jurisprudencia".
La herencia intelectual de Jovellanos, el periódico tuvo desde el comienzo una raigambre liberal que ha pervivido hasta hoy. El Economista se distinguió tempranamente por el talento de sus firmas y singularmente de sus directores, entre los que cabe señalar a tres ministros de Hacienda, incluido José Echegaray, que fue asimismo el primer español en ganar el Premio Nobel de Literatura, en el año 1904.
Es a partir de la segunda mitad del XIX cuando se fundan algunos de los periódicos que se han conservado -con o sin interrupciones- hasta hoy. En 1850 Ángel Fernández de los Ríos lanza Las Novedades y, unos años después, en 1859, surge el conservador La Correspondencia de España. El Faro de Vigo, que este noviembre celebrará su 166 cumpleaños, era aún en 2011 uno de los 15 periódicos más leídos de España. El Norte de Castilla, que entre 1958 y 1963 estuvo dirigido por el escritor Miguel Delibes, le disputa el título de decano de la prensa española, pues este nació ya con periodicidad semanal.
41 cabeceras con más de un siglo de edad perviven hoy -23 de ellas nacieron en el siglo XIX-. Buena parte de ellas tienen un enfoque local o regional
En esta época aparecen cabeceras relevantes, como Las Provincias (Valencia, 1866); La Voz de Galicia (La Coruña, 1872); La Vanguardia (Barcelona, 1881); El Adelanto de Salamanca (1883), desaparecido en 2013; el Heraldo de Aragón, etc. Destacan por su difusión El Imparcial, fundado en 1867 por Eduardo Gasset y que se publicó hasta 1933, y El Liberal, que nació en 1879 fruto de una escisión en la redacción del primero, y que tuvo continuidad hasta 1939.
Entre los diarios más longevos se cuenta también el ABC (1903), cuyo fundador era el periodista Torcuato Luca de Tena, quien ya antes había lanzado la emblemática revista Blanco y Negro, vigente entre 1891 y 2005. ABC sobresalió pronto por la entidad de sus colaboradores, entre quienes se cuentan Emilia Pardo Bazán, Valle-Inclán, José María Pemán, Julián Marías o el nobel de literatura Camilo José Cela. En 1917 aparecía El Sol, célebre por acoger casi diariamente los artículos de José Ortega y Gasset; echaría el cierre en 1939.
Muchos de los periódicos que han atravesado el siglo XX tuvieron que hacer frente a las dificultades del escenario político. La dictadura de Primo de Rivera, primero, la Guerra Civil, pusieron a prueba la sostenibilidad de la prensa independiente. A los de iniciativa privada se sumaron con un papel destacable Ya -de la Iglesia- y Arriba -del Movimiento-. Pueblo, propiedad de los sindicatos verticales, sería una escuela de muchos de los periodistas que iban renovar el sector durante la Transición democrática.
Pocos perduraron mucho más allá del último cuarto del siglo XX. Hoy, con pocas excepciones, como elEconomista -refundado en 2006 por Alfonso de Salas y Juan González-, buena parte de las cabeceras que superan la centena conservan su enfoque local o regional. Cabe destacar la fertilidad de Castilla, que alumbra el Diario Palentino, el Diario de Burgos, el Diario de Ávila, El Adelantado de Segovia o el Diario de León. También Galicia, que además de El Faro se ha distinguido por cabeceras como El Correo Gallego, el Diario de Pontevedra o La Región, todos ellos vigentes en la actualidad.
El reto de la tecnología
No es fácil prolongar la vida de un negocio, cualquiera que sea el sector, más allá de los cien años. Hoy, las amenazas de los periódicos españoles centenarios ya no tienen que ver con la inestabilidad política, la guerra o la censura, sino en la dificultad de asegurar un modelo de negocio rentable y atraer a un público suficientemente amplio y dispuesto a pagar por la información.
La primera dificultad tiene que ver con el soporte. El papel ha ido perdiendo protagonismo, primero como consecuencia de la competencia de radio y televisión, y luego -de forma más acelerada- por el surgimiento de internet y la adaptación de los periódicos a un universo surgido alrededor de la gratuidad. La circulación de los seis grandes diarios actuales no llega a la que ostentaba el primero de ellos hace diez años. En 2013, el 61% se informaba a través de los periódicos impresos; hoy el porcentaje es el 40%.
La segunda consiste en equilibrar las fuentes de ingresos de los diarios, en su mayoría dependientes de la publicidad. Pese a la diversificación y la aparición de tecnologías como la programática, el grueso del sector aborda la implementación del pago por el acceso online al contenido -bajo diferentes modalidades de muro- al mismo tiempo que se trabaja por plasmar la información de formas más atractivas sin descuidar la calidad. Los próximos 100 años serán interesantes.
