Empresas centenarias

Una potencia mundial a pesar de carecer de grandes marcas nacionales

  • La producción de vehículos aporta en España el 8,6% del PIB
  • En España fabrican coches ocho grandes empresas mundiales
Primer modelo Pegaso de 1946
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La historia de la automoción española es fruto de una contradicción: por un lado, la industria ha conseguido situarse actualmente como la octava-novena potencia mundial por número de vehículos construidos; aunque, por otro lado, no hay ninguna marca que tenga la nacionalidad patria, aunque varias sí tienen en su ADN sangre española como la actual Iveco y Seat, propiedad del grupo alemán Volkswagen pero con identidad española.

El peso de la automoción en la economía nacional es apabullante. Según Anfac, la patronal de los fabricantes, la producción de vehículos aporta en España el 8,6 por ciento del PIB con una facturación de 39.835 millones de euros en 2017; el 9 por ciento del empleo medido sobre la población activa, una aportación de 26.000 millones de euros para las arcas públicas y es responsable del 18 por ciento del total de las exportaciones españolas del año 2017.

Top 10 mundial

Lo que coloca a la industria de fabricación de vehículos española en el top-10 de los productores mundiales, en octava o novena posición según los años. En el último ranking de OICA, la asociación mundial de fabricantes de vehículos, España perdió en 2018 un puesto (en favor de Brasil) con una producción de 2,82 millones de vehículos (2,26 millones de turismos y 0,55 millones de vehículos comerciales e industriales). A nivel europeo, ocupa el segundo lugar por encima de Francia a pesar de que el país vecino tiene tres marcas propias –Renault, Citroën y Peugeot–. Las tres, por cierto, con fábricas en España. Pero en vehículos industriales y comerciales, España es el primer fabricante europeo por encima de Alemania.

Un éxito que es fruto de la larga historia de una industria que, si bien es cierto no ha generado empresas propias, sí ha sabido atraer a la mayoría de los grandes constructores mundiales, tanto europeos, como estadounidenses y algún japonés como Nissan. En la actualidad hay ocho empresas instaladas en España con 17 factorías, aunque han sido muchas más las que han fabricado sus modelos en algún momento del siglo pasado.

Hoy están presentes Daimler con plantas en Vitoria, Cantabria y Barcelona; PSA Groupe en Vigo, Madrid y Zaragoza (anteriormente Opel); Nissan en Ávila, Cantabria y Barcelona; Renault en Palencia, Valladolid y Sevilla; Iveco en Valladolid y Madrid; Ford en Valencia, Seat en Barcelona y Volkswagen en Navarra. Muchas de ellas implantadas hace más de 60 años en España.

A diferencia de otros países, en España sólo hubo un experimento de un industrial que se lanzó a fabricar coches a finales del siglo XIX. Fue el empresario Emilio de la Cuadra que fundó en 1899 la primera marca de vehículos a motor en España, La Cuadra. Sin embargo, aunque fue embrión de Hispano-Suiza, primero, y de Pegaso, después, el nombre no ha perdurado en el tiempo. Una lástima, pues hubiese permitido esgrimir en España una marca centeneria en el sector.

En definitiva, la grandes enseñas de automoción, hoy centenarias, iniciaron su andadura como La Cuadra (1899-1901) y mantienen el nombre de sus fundadores: Peugeot (1889), Renault (1898) o Citroën (1919 en Francia; Opel (1899), Mercedes (1885) o Porsche (1900) en Alemania; Skoda (1905 en la República Checa) o Fiat (1902) con el ayuda de Vicenzo Lancia en Italia.

Volviendo a La Cuadra, el militar y empresario fichó al joven ingeniero suizo Marc Birkigt (1878-1953) que diseñó dos motores de dos cilindros de 4,5 y 7 CV para fabricar solo seis coches por los problemas financieros, de los que se ha conservado uno como se aprecia en este reportaje.

Pero el suizo Birkigt se quedó en España y junto a Damiá Mateu y Francisco Seix Zaya fundó la mítica Hispano-Suiza, dedicada a fabricar coches de lujo en competencia directa con Rolls-Royce. Hoy son modelos de culto y se cotizan al precio de los ingleses. Y como la inglesa, también se dedicaron a construir motores para la aviación, con gran éxito en le Primera Guerra Mundial, lo que dotó de músculos financiero a la española. Pero la Guerra Civil y la postguerra marcaron a Hispano-Suiza que se dedicó a fabricar camiones. En 1946 el INI del General Franco la nacionalizó y la renombró como Enasa (Empresa Nacional de Autocamiones SA) fabricante de los míticos Pegaso. Enasa perduró hasta 1990 cuando el Gobierno de Felipe González la vendió a Iveco (la empresa de camiones italiana del Grupo Fiat). Además de camiones, construyó dos deportivos, el Z-102 y el Z-103, en los años cincuenta, hoy piezas de coleccionista.

Seat (1949) es la otra gran aventura empresarial española. Fundada por el INI con la incorporación minoritaria de Fiat, cuyos modelos se fabricaron en Barcelona bajo licencia de la italiana. El primer vehículo que salió de la planta fue el Seat 1400 en 1953, seguido del 1500 y tres años después, en 1956, el coche del pueblo español, el "seicientos". En los años setenta, Fiat salió de Set que empezó a fabricar sus propios modelos hasta que en 1986 la compra el grupo alemán Volkswagen a quien pertenece actualmente.

El tercer pilar de la industria española de automoción fue Eduardo Barreiros (1919-1992), el principal industrial español del sector. Fundó la empresa Barreiros (1954-1969) famosa por sus camiones, en competencia directa con los Pegaso, y sus tractores. Instaló su fábrica en Madrid, concretamente en Villaverde, cuyas instalaciones siguen hoy en funcionamiento tras haber sido adquiridas por Peugeot, hoy perteneciente al grupo PSA. En 1963 firmó un acuerdo con Chrysler para montar coches de la marca Simca y Dogde, hasta que en 1969 la multinacional estadounidense se quedó con la planta madrileña.

Aunque estos tres son el núcleo duro de la automoción española, hubo otros experimentos. Anterior a la Guerra Civil existió en Madrid la Sociedad Española de Fabricación de Automóviles (Sefa) que aunque arrancó para fabricar automóviles se especializó en camiones. El catalán Eusebio Cortés Cherto montó Eucort (1946-1953) para la fabricación de turismos de forma industrial. En 1949 llegó a tener una producción de un millar de coches, aunque con fama de dar problemas mecánicos. En 1957 nace SAVA (Sociedad Anónima de Vehículos Automóviles) en Valladolid, heredera a su vez de FADA (Fábrica de Automóviles de Aluminio) que se especializó en la fabricación de furgonetas. La marca fue absorbida por Enasa, y sus instalaciones están hoy en funcionamiento bajo Iveco. En el País Vasco, la carrocera Seida obtuvo el contrato para fabricar en España bajo licencia de los autocares Kässbohrer Setra y con motores Pegaso, una nueva gama de autobuses, con la marca Setra-Seida que coparon el mercado de autocares en los 70 y 80 en España.

Pero la historia española de la automoción está ligada a la llegada de las grandes multinacionales para fabricar sus coches aquí. Fasa-Renault fue la primera en 1951 que llegó, al igual que Seat, con presencia española y una posición minoritaria de la francesa. El primer vehículo que montaron en España fue el Renault 4/4 o 4CV. En 1965 Renault amplió su participación al 49,9 por ciento, en 1976 se hace con la mayoría y en 2000 pasa a ser el accionista único.

El segundo fue Vespa, en 1952 y el tercero, en 1958, Citroën que en montó en Vigo la mayor fábrica del grupo francés en el mundo y que arrancó con la fabricación del mítico 2CV. Hoy, junto con Villaverde y Zaragoza (Opel) forma el conglomerado industrial del grupo PSA en España. En 1961 aparece Santana (1961-2011) con planta en Linares para ensamblar los Land Rover en los años sesenta. Posteriormente se alió con Suzuki.

Nissan compró en 1980 Ebro, Mercedes Auto Unión en Vitoria en 1981 y en 1985 Volkswagen Authi en Navarra. Por su parte, las americanas Ford y General Motors desembarcaron construyendo sus propias plantas, la primera en Valencia, en 1976 y la segunda en Zaragoza, en 1983, para fabricar Opels.

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