
El primer contacto de Marc Rahola con el sector hotelero fue en la adolescencia como telefonista y ayudante de recepción. Lo que por aquel entonces no sabía es que acabaría trabajando durante unos años en la empresa familiar. Una época de aprendizaje, que se extendió desde la finalización de sus estudios hasta 2008/2009, cuando comenzó su andadura propia. Rahola es el CEO y fundador de OD Group, que cuenta con aproximadamente 500 trabajadores, integrado por empresas de diferentes divisiones: hoteles, inmobiliaria, constructora, agrícola, equipamiento para hostelería, arquitectura e ingeniería y fondos de inversión privados.
¿Por qué surge el momento de emprender el camino en solitario?
En esta vida se vive una vez y no se puede hacer un borrador de la misma. Por lo tanto, hay que tomar decisiones. Al final de mi vida no quiero arrepentirme de no haber hecho cosas y tampoco pasa nada por haberlas hecho. Tampoco tenía muy claro si sabía hacer algo o simplemente estaba en una buena familia, había caído allí. Esto no lo escogemos, pero lo otro sí. Yo necesitaba, y cada vez más internamente, saber si yo sabía hacer algo por mi cuenta y tenía mis propias ideas y criterios para desarrollar productos y proyectos. Con esto y cuando la pregunta te la haces constantemente llega un momento en el que decides independizarte. El proceso fue muy natural y muy orgánico.
Cuándo salió de la empresa familiar, ¿tenía claro el negocio que quería desarrollar?
Hablando de lo que es ahora, lo último que pensaba es que haría lo que estoy haciendo. Tenía una propuesta de un tipo de hotel que estaba convencido que se podía hacer aquí. Una de las cosas que me gustaba era irme tanto a París como Londres y yo me quedé prendado en uno de mis primeros viajes en París. Es esas excursiones e incursiones conocí hoteles como el Costes o el Pershing Hall y estaba convencido que eso se podía y se debía trasladar aquí. Veías un tipo de hotel boutique, con una serie de eventos, con una propuesta de servicio, de involucración con el cliente que pensé que en Ibiza tenía que funcionar. Mi propuesta de trabajo empezó con un pequeño hotelito, de 40 habitaciones que se llama Ocean Drive, por eso OD Group, todo viene de ese pequeño hotelito. Fue un laboratorio de ideas y de creación. A partir de ahí haces un hotel y luego otro, pero no había una planificación de una gran empresa. En ese momento, solo me obsesionaba generar un producto y por ello se consolidaba una empresa. Pero fue más focalizado primero el producto y después la empresa.
¿Cuándo decide dar el salto al Real Estate? ¿Por qué?
Conocí al que ahora es mi mejor amigo en 2010 y él venía del Real Estate, de esa época de trabajo duro de la crisis de 2008. Había un par de operaciones que iba a cerrar en Ibiza, nos conocimos y tenía la propuesta de desarrollar, vamos a decir, el esqueleto que había quedado de esas dos promociones y una de ellas era The White Angel (TWA). El primer TWA estaba cerca del Ocean Drive y a él le encantaba. Y surgió la idea: por qué no empezamos a desarrollar un tipo de producto que fuese más allá de lo que es una vivienda, es decir, lo que hoy en día es The White Angel. Ahí comenzó mi primera incursión seria y a partir de allí desarrollamos la parte de Real Estate.
Respecto a la masificación que existe en Ibiza, ¿puede repercutir en el sector hotelero porque los turistas decidan ir a otros destinos?
Cuando hay muchos clientes nos quejamos y cuando hay pocos también. Todo es cíclico. Habrá mejores momentos para Ibiza y otros no tan buenos, pero ahora estamos en uno bueno y hay que verlo como una situación positiva. Lo que yo siempre he tenido muy claro es que cualquier cosa colapsa. Al final el éxito enmascara los pilares del siguiente fracaso. Eso es una realidad porque cuando hay un éxito hay una ausencia de autocrítica. Ibiza en estos nuevos tiempos disruptivos se ha adaptado y ha sido uno de los grandes destinos del Mediterráneo en los últimos diez años que se ha sabido reinventar y hacer una propuesta diferenciadora.
Ibiza se ha sabido reinventar y hacer una propuesta diferenciadora
Centrados en The White Angel, ¿por qué surge la idea de dotar al residencial de calidades de lujo?
A mí me preocupan las cosas que generan un producto, una motivación y una calidad respecto a lo que estás haciendo, después la gente cataloga si realmente son cinco estrellas o lujo. Entramos en una época que se viaja más que nunca y se está menos tiempo que nunca en cualquier sitio. Si yo vengo tres días quiero que me resuelvan una serie de situaciones. Hoy el activo más importante que tiene que tener una casa es el tiempo de ocio. El activo es el tiempo. Una persona que se ha comprado una casa en Ibiza y viene de Berlín quiere estar en su casa y tener sus cosas, por lo tanto, resolver eso es lo que nos hizo empezar a trabajar en la idea de The White Angel. Dar y equilibrar bien los servicios en Ibiza y ofrecer soluciones a problemas. No solo que la casa esté arreglada, que haya un robo, un problema y que lo resolvamos desde aquí, sin necesidad de desplazarse. Todo eso, tanto lo bueno como lo no tan bueno, es TWA a través de OD Services, que es el activo intangible que le da servicios, y más hoy, que hay una competencia importante, tener un producto y hacerlo trabajado y contar con unas bases fundamentales es lo que nos da una capacidad de competir distinta.
¿Qué tipo de servicios se ofrecen?
Un producto no es una cosa que definas. OD Services está en constante evolución, porque lo que hoy queremos como clientes no es lo mismo que hace años. Debes tener una plataforma y una adaptabilidad al cambio de los servicios, eso es fundamental. Estos servicios al final son una interactuación para planificar las vacaciones. Transfer, un chef, babysitter, un largo etcétera que desarrollo en mi propio plan de esos días y lo hago de forma inmediata. Eso es OD Services, dar esa solución de una forma constante. Para hacer ese trabajo, debes que tener las personas, formarlas y la capacidad de entender el servicio al cliente. El promotor tiene una visión y una misión que cuando ha vendido se ha acabado, nosotros cuando hemos vendido, hemos empezado, esa es la diferencia. El activo sigue y subyace en esa parte importante que es el intangible, el tiempo, cómo lo disfrutas y cómo le das valor a eso.