"El análisis de datos no puede sustituir a la experiencia de las personas que llevan trabajando en el negocio 40 años, pero puede complementarlo". Antonio de Gregorio, socio en la oficina de McKinsey en Madrid, incide en las ventajas diferenciales que la utilización de la información y de nuevas tecnologías supone ya para las empresas del sector de las infraestructuras, cuyo uso de estas herramientas, advierte, "es todavía muy bajo" y "está muy por detrás de banca, telecomunicaciones o energía".
Un reciente estudio elaborado por este ingeniero Industrial por ICAI y MBA por la Universidad de Duke, junto con el consultor de McKinsey en Londres Joshua Southern, estima que los ahorros para las compañías que implanten la analítica avanzada alcanzarían, de media, el 15 por ciento de los proyectos.
De Gregorio señala la digitalización y análisis de los datos como dos palancas "fundamentales" en las que las constructoras y operadoras "deben avanzar". "Nuestra impresión es que las empresas recogen cantidades ingentes de datos en proyectos, pero la manera de hacerlo y de estructurarla varía mucho por compañía; unas almacenan la información mejor y otras de una forma demasiado heterogénea", apunta. "El sector tiene una mentalidad que le ha ido bien hasta ahora, con el foco en la ejecución y en la entrega de los proyectos, pero está empezando ahora a reflexionar sobre las lecciones que pueden aprender de su desempeño pasado para tener mejores márgenes, evitar proyectos fallidos, vender más y operar o construir de una manera más eficiente", abunda.
"Nuestra experiencia es que el análisis de datos afecta a todas las fases de la cadena de valor de los proyectos: la ingeniería, las compras, la oferta, la construcción, la operación y el mantenimiento", explica el socio de McKinsey, firma que está asesorando a numerosas constructoras y concesionarias en la implementación de las tecnologías más avanzadas.
Con el análisis de los datos, las empresas pueden determinar cuáles son los factores de éxito en los contratos. "Y muchas veces los que las compañías pensaban no lo eran tanto", afirma. "El análisis muchas veces permite tomar decisiones basadas en hechos más allá de la intuición y la experiencia", remarca De Gregorio, que aclara que "no puede reemplazarlo, pero puede complementarlo".
Uno de los retos es que el uso de la analítica avanzada y de las nuevas tecnologías obtenga la convicción de los primeros ejecutivos. "Sin ella es imposible que se lleve a cabo en los proyectos", apunta. En este sentido, valora los pasos dados, constatados en "la inclusión creciente de perfiles más digitales procedentes de otras industrias". "Es importante que den visibilidad a la transformación digital asignando un responsable (chief digital officer) que reporte al CEO directamente", defiende. De esta manera "envías el mensaje a la organización".
Transformacional
A su juicio, algunas de las grandes compañías "se están moviendo en la dirección adecuada, pero tienen que pasar de que sea anecdótico a hacerlo de manera transformacional".
Uno de los problemas que enfrentan los ejecutivos es la enorme cantidad de aplicaciones, startups, nuevas tecnologías, etc., que se están creando, lo que "genera una confusión porque no saben por dónde empezar". Es ahí donde McKinsey y otras consultoras están ayudando a las constructoras a "digerirlo y ver cuál es el valor de cada una de ellas para apostar unas u otras".