Empresas y finanzas

Cincuenta años revolucionando el sector lácteo español

Evolución de la fábrica de Calidad Pascual en Aranda de Duero

Tomás Pascual, que con 10 años vendía bocadillos en una estación de tren, introdujo innovaciones en nuestro país como la leche envasada en tetrabrik aséptico.

Si al pequeño niño de 10 años Tomasín -tal y como le llamaban en su entorno familiar-, le hubiesen dicho en el remoto año 1938 que poseía un fuerte carácter emprendedor -palabra hoy más en uso que nunca- quizás hubiese respondido con una pequeña mueca de asombro y hubiese seguido vendiendo bebidas frías y bocadillos de tortilla o longaniza en el tren que, procedente de Valladolid, frenaba unos minutos en un andén de la estación de Aranda de Duero.

Ocho años después, aquel ya no tan pequeño Tomasín empezó a vender escabeche de chicharro, conservas, arroz partido o bacalao pequeño por los pueblos castellanoleoneses, con una bicicleta o una rústica moto. De esta forma, se introdujo Tomás Pascual en el mundo de la distribución de productos alimenticios. Posteriormente, junto a su hermano, empezó a dedicarse a la producción de piensos y explotaciones ganaderas. Lo que seguramente él nunca pudo ambicionar es que se acabaría convirtiendo en el fundador de una de las mayores empresas de alimentación de nuestro país.

La historia de Tomás Pascual Sanz (1926-2006) es la propia de un visionario. Cuando en el año 1969 compró una cooperativa de leche en quiebra en Aranda de Duero -su familia se había visto obligada a desplazarse a la localidad burgalesa hacía más de una década a causa de la guerra- comenzó el camino que desembocaría en la construcción de una gran multinacional que abandera la innovación, integridad, cercanía, calidad y pasión.

Dicen que, ya Don Tomás, reconoció no tener ni idea del negocio de la leche. "Ya aprenderá usted, pues también carecía de conocimientos sobre el sector de los piensos y ha demostrado que es capaz de hacer prosperar un negocio", le respondió Don Aurelio, director de la Caja de Ahorros de Burgos, que confió sin duda en él.

La revolucionaria idea de introducir la leche envasada en tetrabrik aséptico por primera vez en España le habría merecido hoy protagonismo en numerosas páginas como la de este periódico. Pero entonces, la palabra startup no existía. Por el contrario, tal y como recordaba su hija Pilar Pascual en una multitudinaria convención celebrada a finales del pasado mes de mayo en Madrid, la hazaña de su padre fue definida como "una locura", incluso entre "aquellos que habían comenzado acompañándole en este viaje". Como bien señala la segunda hija del matrimonio entre Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara, "años después la historia le ha dado la razón".

Primer tetrabrik aséptico en España junto a Tomás Pascual

Antes de la llegada del tetra brik, el propio Tomás Pascual había realizado viajes a Inglaterra y Suiza -sin hablar más idiomas que el español- para descubrir la leche uperisada e instalar en su fábrica un uperisador, el primero de España. Así, la leche se sometía a una inyección de vapor a 148 grados durante 2,4 segundos y conseguía una total destrucción de las bacterias, pero sin alterar el sabor a recién ordeñada y respetando todas sus vitaminas y proteínas. De esta manera, se lograba una conservación durante tres meses sin necesidad de frío. La suma de esta técnica y el tetrabrik hicieron el resto: una revolución en el sector lácteo español que permitía que la leche llegase en las mejores condiciones a todos los rincones de nuestra geografía.

Mucho han cambiado los tiempos, y mucho ha cambiado la marca Pascual, rebautizada en 2014 como Calidad Pascual. En su 50 cumpleaños, que celebran este año, el actual presidente de la compañía, Tomás Pascual hijo, quiso recordar que "nuestro liderazgo en productos de alimentación y bebidas ha sido y es posible gracias a todos los que de un modo u otro pertenecemos a Pascual".

La familia siguió innovando y, en los años 80, fue pionera en el lanzamiento de las leches desnatada y semidesnatada en el mercado español, actualmente la preferida de los consumidores, tal y como informan desde Calidad Pascual. En aquella década, la compañía también adquirió el manantial de Agua Bezoya y se introdujo en el sector de los zumos con Zumosol. Posteriormente, llegaría el turno a la mantequilla, la nata, los yogures de larga vida, el huevo líquido ultrapasteurizado -que permite eliminar totalmente el riesgo de salmonella-y, ya en el siglo XXI, las bebidas vegetales y los smoothies de frutas y verduras.

En total, Calidad Pascual cuenta actualmente con una gama de más de 200 productos. Además, exporta a casi 70 países y dispone de seis plantas, 27 delegaciones comerciales y más de 2.200 empleados.

¿Y qué depara el futuro? La tercera generación de la familia Pascual tiene claro que tendrán que adaptarse a los cambios, que pasan por responder a los nuevos hábitos de consumo y al más que necesario cuidado del medio ambiente. Como la innovación es marca de la casa desde hace 50 años, de la mano de Calidad Pascual, Tomasín y su legado seguirán en nuestras vidas muchos años más, sentados en la mesa como uno más de la familia.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky