
El conflicto de los taxis y las licencias para vehículo de transporte con conductor (VTC) trasciende de la batalla por la explotación del negocio del transporte. En materia de pensiones surgen notables diferencias que dejan peor parados a los taxistas no por la naturaleza de su trabajo o la cuantía de sus ingresos, sino por su adscripción mayoritaria al Reta (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos).
Los conductores de taxi son en su mayoría autónomos, más del 80%, mientras que, en el caso de las VTC, se estima que sólo un 10% trabajan por cuenta propia. Las pensiones de los autónomos son de media un 37% inferiores a las de los trabajadores del régimen general y, dado que la mayoría de los taxistas cotizan por la base mínima, eso sitúa su expectativa de pensión, en promedio, por debajo de la que percibirán los conductores asalariados, lo sean del taxi o de VTC -siempre computando un modelo teórico con igualdad de años cotizados prestando el servicio-.
El espejismo de la licencia
En un somero análisis, pudiera parecer que la venta de la licencia de taxi -o su eventual conversión en una renta vitalicia- se torna en un suculento complemento para la pensión, sobre todo en grandes ciudades donde estas licencias han adquirido un alto coste -superior a 150.000 euros-, pero no deja de ser más que un retorno de la inversión previamente realizada por el taxista -o autónomo de VTC- normalmente financiada en mensualidades a lo largo de buena parte de su trayectoria laboral.
Durante la vida de esa financiación, el pago mensual ha restado a los taxistas, mayoritariamente autónomos, capacidad de ahorro para la jubilación. Y a ese coste han de añadir el gasto en combustible, mantenimiento y/o renovación del vehículo, lo cual mina sus opciones de inversión y/o ahorro a largo plazo.
De ahí que, aunque los ingresos esperados de la actividad de un autónomo -taxista o VTC- sean mayores que los de un asalariado, las cargas inherentes a su trabajo por cuenta propia anulen ese espejismo financiero. Máxime cuando, en algunos casos, el retorno de la inversión en la licencia puede ser inferior a lo en su día aportado para adquirirla, ya que el componente fuertemente especulativo del mercado de licencias deriva en fluctuaciones de precio que pueden determinar incluso la incursión en pérdidas, en cálculos financieramente neutrales.
Según el blog BBVA, Mi Jubilación, los gastos de los taxistas -y de los autónomos en VTC- superan los 650 euros mensuales, lo que condiciona su capacidad de ahorro en temporadas de menor facturación. Señala el mismo informe que los autónomos afrontan una inversión adicional a la de la licencia: la renovación periódica del vehículo, a la que tendrán que enfrentarse cada seis u ocho años, en función de los cambios legislativos. "Esta necesidad de renovación periódica detrae también fondos para el ahorro periódico de los taxistas", indica el Instituto BBVA de Pensiones en www.jubilaciondefuturo.es.
El blog explica que a la hora de la jubilación los taxistas podrán recuperar la inversión realizada en la licencia y que en función del momento podrán recuperar cantidades notablemente superiores, aunque podría ocurrir lo contrario si la adquirieron en máximos de mercado. Por todo ello, invita a los conductores autónomos a planificar concienzudamente su jubilación. Recomienda, en primer lugar, administrar el capital de la venta de la licencia tratando de recurrir a él sólo para necesidades puntuales de corto plazo y dedicando el resto, a través de productos de ahorro, a generar rentas mensuales que les permitan complementar su pensión pública. En segundo lugar, propone una planificación del ahorro durante la vida laboral, aunque se aborde con pequeñas cantidades.
Por su parte, los asalariados de compañías como Cabify o Uber no presentan peculiaridades específicas que les distingan de los asalariados de otros sectores. Cobran normalmente un fijo y un variable que premia la alta facturación y su pensión depende de su itinerario laboral y fecha de retiro. En media, su pensión es más alta.
La pensión promedio del régimen general es de 1.083,48 euros mientras que la pensión media del autónomo, según los datos de la Seguridad Social y la Unión de asociaciones de autónomos Uatae, es de 681 euros mensuales. La condición de trabajador por cuenta ajena permite a los chóferes asalariados disponer de más liquidez para afrontar el ahorro privado, aunque chocan, como el común de los españoles, con la escasa concienciación financiera que lastra el ahorro a largo plazo.