
La decisión de Amazon de cancelar sus planes para construir una segunda sede en Long Island City, Queens, era la crónica de una muerte anunciada, debido a la presión política. Los incentivos fiscales que la ciudad y el estado de Nueva York por valor de 3.000 millones de dólares a la de Seattle, compañía que no pagó impuestos federales sobre sus 11.200 millones de dólares en beneficios por segundo año consecutivo en 2018, eran escandalosos pese a que se prometía una inversión de 2.500 millones de dólares y generar 25.000 empleos.
Esta situación ha generado una gran polémica. Quienes apoyaban la llegada de la tienda online capitaneada por Jeff Bezos, alegaban que dicho desembarco contribuiría a la diversificación económica de la Gran Manzana, basada principalmente en la industria inmobiliaria y financiera. Precisamente, uno de los sectores más afectados por la cancelación de Amazon será el inmobiliario, tanto de vivienda como comercial.
Sin embargo, los que consideraban abusivos los incentivos ofrecidos a la compañía, alegan que Nueva York ya emplea a 320.000 personas dentro del sector tecnológico y señalan también a la expansión de Google, parte de Alphabet, a la ciudad. Esta empresa invertirá más de 2.400 millones de dólares en un nuevo campus en Hudson Square, en el West Village de Manhattan, además de las oficinas ya vigentes en Chelsea Market. El objetivo de Google es duplicar su fuerza laboral en la urbe de la costa este hasta alcanzar los 14.000 trabajadores.
Pero también se suman otras. La empresa de computación en la nube Salesforce se ha mudado a la antigua sede de Verizon en el centro de la ciudad y el servicio de streaming de música Spotify sigue engullendo espacio dentro del complejo del World Trade Center.
En el área metropolitana de Nueva York, un puesto de trabajo relacionado con la tecnología paga aproximadamente 104.000 dólares al año, aproximadamente 15.000 dólares más que la media nacional pero aproximadamente 20.000 dólares menos que en San Francisco. Incluso después de cancelar su proyecto, Amazon todavía tiene 5.000 empleados en la ciudad, sin contar los empleados de los supermercados Whole Foods.
No obstante, como señalaba Bloomberg, otros pesos pesados de la tecnología, como Elon Musk, el capitán de Tesla, también han contado con desavenencias con los políticos y funcionarios neoyorquinos. En este caso, una de las múltiples compañías de Musk, The Boring Company, dedicada a cavar grandes túneles, fue la protagonista.
Según adelantó Bloomberg, esta entidad entabló conversaciones con funcionarios de Nueva York sobre la posibilidad de conectar el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy con Manhattan directamente a través de un túnel. Una obra de infraestructura sobre la que los ingenieros regionales expresaron dudas, sobre todo por la viabilidad del propio túnel. Entre las preocupaciones se incluyó cómo la construcción subterránea adicional afectaría la integridad estructural de los túneles que ya operativos.