
CaixaBank ha convocado a los sindicatos para iniciar la negociación del nuevo ajuste de plantilla que pondrá en marcha para mejorar la eficiencia y la rentabilidad. La entidad ha citado a los representantes de los trabajadores para el próximo día 10 con la intención de poner en marcha la maquinaria de conversaciones.
Sobre la mesa el banco de origen catalán va a desplegar una serie de medidas para ahorrar los costes operativos en los próximos años, entre las que se encuentran un despido colectivo -para el que se prevén salidas voluntarias incentivadas-, una modificación de las condiciones laborales y un proceso de movilidad geográfica.
Algunas fuentes sostienen que el proceso de bajas se situará por encima de los 2.000 empleados, es decir, que afectará a algo más del 8% del total.
Este ajuste se enmarca en el nuevo plan estratégico anunciado en Londres a finales de noviembre por la entidad, en el que se incluye el cierre de un 18% de las sucursales en los próximos tres años. En 2021 CaixaBank prevé contar con un volumen de oficinas en nuestro país cercano a las 3.600. La intención del grupo es llevar a cabo estas clausuras en los municipios de mayor población. Según lo comunicado entonces la red rural se mantendrá intacta debido a su apuesta por el negocio agrícola y ganadero.
Desde UGT se sostiene que el sindicato estará atento a que el proceso de ajuste "esté suficientemente justificado", y que las medidas que puedan derivarse respeten los derechos de los trabajadores.
A mediados de diciembre la cúpula de CaixaBank ya tuvo una reunión con los representantes de la plantilla para explicar el plan estratégico, en la que se sugirió que los despidos no alcanzarían los 2.500 empleados.
La hoja de ruta tiene como objetivo elevar la rentabilidad hasta el 12%, por lo que es necesario controlar los costes.