Sacyr Vallehermoso recibirá un caramelo el próximo 15 de enero: el ansiado dividendo de Repsol YPF. En total, se embolsará una retribución bruta de 0,525 euros por acción a cuenta del ejercicio 2008, con lo que la constructora ingresará 128,1 millones de euros por la participación del 20% que mantiene en el capital de la petrolera hispano argentina presidida por Antonio Brufau.
La iniciativa de Repsol supone un incremento del 5% respecto al del ejercicio anterior y representa un monto de 641 millones de euros, mientras que Sacyr (SYV.MC) cogerá de nuevo un buen pellizco.
Reducir intereses
Tras la venta de Itínere, redujo su deuda en 5.000 millones y el cobro del dividendo le permitirá ahora reducir el pago de los intereses de su crédito de 5.175 millones, concedido por un consorcio de bancos, liderado por el Santander, para su desembarco en Repsol (REP.MC). En concreto, este dividendo ha representado toda una gratificación para la constructora desde su entrada en el capital, ya que el mismo ha aumentado considerablemente en los dos últimos años.
Durante el último consejo de administración, celebrado el pasado 17 de diciembre, Brufau destacó la necesidad de continuar con una política estable de retribución al accionista, compatible con la decisión de mantener la actual solidez financiera y liquidez de la compañía.
Sin embargo, la petrolera también dejó claro que dada la actual situación de los mercados Repsol estará atenta a su evolución, combinando su actual criterio de prudencia financiera para favorecer el desarrollo de sus negocios con una adecuada política de retribución al accionista.
La participación de Sacyr en Repsol también le permite apuntarse contablemente el 20% del beneficio de la petrolera. La gran alegría le llegó a mediados de 2007 cuando casi cuadruplicó su resultado gracias a la aportación de la petrolera de 236,1 millones. Sin embargo, el azote de la crisis inmobiliaria y la venta de su filial francesa Eiffage cambió la situación y en sus últimos resultados su beneficio cayó un 98,9%, hasta los 6,1 millones de euros.
Ahí comenzó la carrera de desinversiones. A Eiffage le siguió Itínere, con lo que logró aliviar su deuda de 18.500 millones.
Pero el punto de mira se centra en Repsol, la joya de la corona para la constructora que preside Luis del Rivero. El paquete ya está en el mercado. Y hasta ahora las negociaciones avanzan con Lukoil, que trata de llegar a un acuerdo sobre el precio de compra y con las entidades financieras, teniendo en cuenta que habría que migrar el crédito de la constructora.