Empresas y finanzas

Las limitaciones en el comercio con Marruecos golpean al puerto de Melilla

  • El coto a las importaciones y al comercio informal hunde la llegada de mercancías

El puerto de Melilla se vacía en plena ofensiva al comercio fronterizo entre España y Marruecos. Según datos de la Autoridad Portuaria de Melilla, el movimiento de mercancías de la infraestructura ha caído un 27,2% en lo que va de año, hasta las 600.900 toneladas y el tráfico de contenedores (TEUS) acumula un descenso del 38%, pese a que la llegada de buques se ha mantenido casi constante.

No en vano, muchas de las rutas con la Península están protegidas y subvencionadas por el Estado para garantizar la conectividad de la ciudad autónoma. "Siguen llegando barcos pero cada vez más vacíos o descargan menos contenedores aquí llevándose gran parte de la mercancía a Nador, algo que no había pasado nunca", explica José Luis Martínez Lázaro, presidente de la patronal de estibadores de Melilla, ASEGEP.

Sólo en septiembre, el tránsito de contenedores ha caído al 41,1%, lo que muestra una aceleración en el descenso de la actividad del puerto, que empezó su declive en 2017, tras la decisión de la Delegación del Gobierno y el Ejecutivo local de "reordenar" el tráfico fronterizo y poner coto al conocido en España como "comercio atípico o informal" y en Marruecos como "contrabando", una de las actividades principales de la ciudad autónoma junto con las administraciones públicas, que generan la mayor parte del empleo y el PIB local.

Así, la decisión unilateral del reino marroquí de cerrar la frontera comercial terrestre de Beni Enzar en julio ha sido la estocada final al puerto, que cerró 2017 con un récord de 1,2 millones de toneladas movidas. "La situación está fatal y va a empeorar. La actividad ha caído tanto que los empresarios han recortado un 20% el sueldo de sus estibadores en plantilla a cambio de evitar despidos", explica Francisco Ruiz Narváez, delegado de UGT en Melilla.

"A mediados del año pasado el Gobierno reestructuró las fronteras con Marruecos y puso en marcha una serie de cierres técnicos que en la práctica han bloqueado diariamente las salidas de mercancías, e impedido salir simplemente con su compra de mano a la multitud de marroquíes que pasan diariamente. Han estado dificultado la salida de mercancía del territorio", explica María Escudillo, secretaria de la asociación de comerciantes ACSEMEL.

Y es que, el coto al tráfico informal de mercancías ha hundido las ventas y, por extensión, las exportaciones a través de las fronteras terrestres, que entre enero y junio de 2018 acumulan un descenso del 39,5%, caída que ha acelerado al casi el 60% solo en agosto, el primer mes en el que se hizo efectivo el cierre, según datos de ACSEMEL.

Entre las medidas que tomó el Ejecutivo para controlar la salida de mercancías por los tres pasos fronterizos está la reducción del horario de apertura y el control y limitación de la policía de los bultos antes de llegar a la frontera. Así, la policía impide la salida de los productos que los marroquíes compran en la ciudad autónoma, tanto para consumo personal como para revender en el país vecino.

Una de las estampas más típicas en los tres pasos fronterizos de Melilla son los porteadores. "Los productos llegan al puerto desde China o la península y lo que no es para consumo local se va directamente a unos almacenes, donde son adquiridos por los marroquíes para venderlos luego en su país", explica Ruiz.

Unas 5.000 personas cruzan al mes la frontera para realizar esta actividad, contra la que Marruecos carga duramente aunque no la ha impedido. Algo que no tardará en hacer, dicen fuentes empresariales. En este punto, parece que Marruecos también quiere cerrar la frontera de Barrio Chino, que es sólo peatonal, al tráfico de mercancías.

También llegan a Melilla para hacer la compra o adquirir tecnología y ropa marroquíes con un mayor poder adquisitivo, a los que se les impide la salida de productos. La patronal de empresarios de Melilla ha enviado una propuesta a la nueva delegada del gobierno, Sabrina Moh, para que cambie la política fronteriza impuesta en mayo de 2017.

Piden que se mantengan operativos los carriles de vehículos de Beni-Enzar y Farhana para facilitar la entrada desde Marruecos, que se publiquen de forma oficial los requisitos que deben cumplir para que se aplique el acuerdo de buena vecindad, que se explique por qué no se permite la salida de bolsas por Farhana, que se aclare la definición de "compras familiares debidamente justificadas" y que se concrete qué tipo de bolsas y cantidad de mercancía puede salir, así como que se potencie la salida de mercancía documentada. De momento, la Delegación ha ampliado en dos horas el horario de las fronteras.

El caso es que justo las exportaciones documentadas son las que Marruecos ha prohibido que entren en su país desde Melilla. La medida la ha tomado de forma unilateral tras la decisión del Gobierno de no elegir el país vecino como destino de su primer viaje. Marruecos ha cerrado la frontera al tráfico de mercancías oficial con el objetivo de impulsar la actividad del puerto de Nador, a 300 metros del de Melilla.

El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, niega que haya un conflicto diplomático y defiende que las razones alegadas por Marruecos son "de índole estrictamente comercial" y que "ubicar una aduana es una decisión soberana" por lo que nuestro país "no puede negarle a Marruecos ese derecho". Aun así Exteriores ha creado un grupo de trabajo con el país vecino para "analizar cuáles son las consecuencias que tiene esta decisión y de qué manera se puede reconsiderar", explica Borrell.

Por su parte, la patronal de Anesco se va a reunir este miércoles 31 de octubre con Puertos del Estado para plantearles la problemática y buscar alternativas para recuperar la actividad de la infraestructura melillense.

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