
El presidente de Freixenet, José Luis Bonet (Barcelona, 1941), se muestra muy satisfecho con la naciente colaboración con Henkell. El grupo alimentario alemán, que incluye las pizzas Dr. Oetker, compró la empresa de cava la pasada primavera, pero permitieron realizar una ampliación de capital para que la familia catalana retuviera el 50 por ciento.
El también presidente de la Cámara de Comercio de España estuvo esta semana en Bruselas para participar en el Parlamento Europeo de las empresas. Defensor del artículo 155 el pasado octubre, cree que hoy no se dan las condiciones para aplicarlo.
¿Qué sensaciones ha tenido estos primeros meses tras la compra de Henkell? ¿Cómo cree que va a funcionar Freixenet en el día a día tras esa ampliación de capital?
La próxima semana celebramos el primer consejo. Mi perspectiva no puede ser mejor. Se ha creado un jugador global, líder absoluto, con unas sinergias muy importantes. Eso puede dar mucho juego. Los gestos iniciales de nuestros socios son realmente de socios, de auténtica joint venture. Por lo tanto solo puedo tener esperanza. Evidentemente, ahora empieza el desarrollo de este asunto. Ahora no puedo estar más que esperanzado y agradecido.
¿Espera un giro en la empresa? ¿Nuevos mercados prioritarios?
Sinergias hay muchas, y yo las que vea las diré. Ellos tienen otra empresa de vinos espumosos, muy importante. Desde luego, donde Freixenet es fuerte ellos van a beneficiarse, y viceversa. Existen unas posibilidades extraordinarias. Esto sí que parece, al menos de momento, una buena operación.
Esperaba echarse a un lado como presidente honorífico, pero va a continuar como miembro activo del Consejo…
Sí. Por un lado me va a quitar tiempo de lo que ahora más me interesa que es la Cámara de Comercio de España. Pero, desde luego, llevo allí ya 50 años y alguna experiencia tengo. Si puedo aportar, lo haré.
Sobre Cataluña, ¿cree que la situación ha mejorado por el diálogo entre Madrid y Barcelona? ¿O el bloqueo político catalán y la tensión social le hacen ser prudente?
Yo asumiría la postura del ministro (Josep) Borrell. La Constitución y la ley no se toca. Dicho esto hablemos de lo que sea. Dado el foco que se ha puesto en una ensoñación, no hay más remedio que cambiar el foco. Hablar de lo que siempre le ha importado a Cataluña: la modernidad, la creatividad y el progreso. Es lo que quiere mucha gente, como se vio el 21 de diciembre. Eso sí que era de verdad y legítimo, no como lo del 1 de octubre. Hay que buscar otro camino, la concordia, por eso sí al diálogo.
Como Borrell, ¿también lamenta que los políticos independentistas estén presos?
Es un asunto de los jueces, depende de ellos. España es una democracia, tiene los tres poderes separados. Pero si usted me pregunta si me gusta que esté la gente en la cárcel le diría que no. Lamento que estén en la cárcel.
Usted fue una de las voces más rotundas a favor de la aplicación artículo 155 en Cataluña. Ciudadanos y PP piden activarlo de nuevo. ¿Qué opina?
Creo que ahora no se dan las condiciones para aplicarlo de nuevo. Compárelo con la situación de octubre del año pasado. Cuando uno declara la independencia de manera unilateral, por muy formal que sea, eso requiere claramente el 155, al atacar a la Constitución. Se ha demostrado que era un mecanismo eficaz para defender la Constitución.
El año pasado comentó que las empresas que se fueran no regresarían. ¿Cree hoy que cambiarán de parecer?
Si tienen las condiciones para volver, alguna hace bien en regresar. Es el caso de Agbar. Seguramente, considera que no va a volver el devaneo independentista que hubo en octubre de 2017.
¿Usted opina que ese coqueteo independentista con la ruptura unilateral va a golpear pronto? ¿O el hecho de que ERC se haya desmarcado de una independencia unilateral aleja esa perspectiva?
Esquerra Republicana ha adoptado en este momento una posición más lógica. Ha visto el fracaso del independentismo del pasado octubre. Ellos siguen siendo independentistas, pero dentro de un orden, pensándolo. Eso es legítimo. No tengo ningún problema con ello.