
María Fernanda Espinosa Garcés, exministra de Exteriores de Ecuador, tomó ayer lunes posesión oficial de su cargo como presidenta de la 73 Asamblea General de Naciones Unidas. La primera mujer de América Latina en tomar las riendas de este órgano de manos de su predecesor, Miroslav Lajcák, se autodefine como "poetisa además de política". Una cualidad que pondrá en uso dentro de lo que ella misma define como "el Parlamento de la humanidad", donde se toman decisiones y "cada país se sienta en sillones similares, tiene el mismo micrófono para hablar y el mismo botón para votar".
En un momento en el que vemos cómo el multilateralismo de esta institución se ve cada vez más ensombrecido por nacionalismos, populismos y también medidas proteccionistas, ¿cuáles considera que son los objetivos prioritarios de su Presidencia?
Construir unas Naciones Unidas que sean más relevantes para todas las personas y acercar la organización a la gente y viceversa. La ONU hace un trabajo formidable, a veces no suficiente, pero hacemos muchas cosas que la opinión pública, la gente común y corriente a veces no comprende. ¿Por qué? Porque hablamos un lenguaje autorreferencial, lleno de acrónimos.
Es necesario que traduzcamos ese trabajo para que tenga significado para la gente común y para que se sepa que esta organización está diseñada y hecha para resolver los problemas que tiene la humanidad. Para una acción colectiva que pueda enfrentar los desafíos globales. La Asamblea General es el cuerpo de representación universal: es el Parlamento de la humanidad, donde se establecen las políticas, se hacen las reglas, se acuerdan y se toman decisiones colectivas, por lo tanto, eso debe ser traducido a la gente.
Con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazando con reducir el presupuesto estadounidense para esta institución, así como poniendo en duda su efectividad, ¿cómo intentaría hacer cambiar de postura a este mandatario?
Estoy convencida de que el multilateralismo no es una opción; es una obligación cuando hablamos de problemas de carácter mundial, de trascendencia mundial, la única forma es generar acción colectiva y liderazgo global. El tema del desarme mundial no va a ocurrir si no hay un acuerdo entre los líderes del mundo, entre las potencias nucleares. El combate, por ejemplo, al flagelo del sida no va a ser posible si no hay un trabajo de cooperación, una acción colectiva.
Lo mismo ocurre con el cambio climático, lo mismo ocurre con los flujos migratorios, el pacto global de las migraciones. Es justo y comprensible que cada país tenga posiciones distintas, que ponga por delante sus posiciones distintas, a veces divergentes.
Es importante que tengamos conciencia de que hay temas que realmente requieren acción colectiva. Estados Unidos es el país anfitrión de las Naciones Unidas, de su sede principal y es fundamental que exista un compromiso con la organización. Yo soy una optimista y estoy segura de que poco a poco iremos logrando llegar a acuerdos sobre los principales temas de la agenda de la Asamblea General.
Usted es la primera mujer de América Latina que asume la Presidencia de la Asamblea General, y precisamente son Venezuela y Nicaragua los países que en estos mo-mentos están ocupando la atención internacional. Estamos hablando de crisis migratoria y humanitaria. ¿Qué puede hacer usted y su presencia en este órgano para intentar solucionar esta situación?
Ser la primera mujer latinoamericana y del Caribe en presidir la asamblea es un verdadero privilegio, pero también una enorme responsabilidad. Hay muchas expectativas, a ratos pienso que se espera que yo construya la paz mundial en 72 horas. Tomé la decisión de renunciar a mi condición de ministra de Relaciones Exteriores para dedicarme 24/7 a la Asamblea General.
Tenemos ya un plan armado con los más de 40 mandatos que tiene la asamblea y que han sido acordados por sus Estados miembros y estaremos atentos siempre a las dificultades que ocurran, no solamente en América Latina, sino en los 193 Estados miembros, garantizando que la población reciba lo que requiere y trabajando por los grandes principios de la carta de las Naciones Unidas y sus tres pilares que son el desarrollo, la paz, la seguridad y los derechos humanos. Tendremos las miras puestas en todos los países del mundo y en los países de nuestra región de América Latina y del Caribe.
¿Qué autocrítica haría usted ahora que toma las riendas de la Asamblea General de la ONU?
Hay un proceso de reforma que está en marcha. Uno de los retos que tenemos es precisamene poner en práctica esa reforma; es una reforma que comprende una nueva arquitectura en la institucionalidad de paz y seguridad, una nueva arquitectura en el sistema de desarrollo para cumplir mejor la agenda 20-30 y los objetivos de desarrollo sostenible. También, una reingeniería a nivel de los temas gerenciales y administrativos de la organización.
Estos no van a ser titulares, pero es un tema para mejorar la eficiencia, la eficacia, la capacidad de respuesta temprana, la conexión de la organización con el territorio y creo que eso va a ser uno de los grandes retos de este año. Asuntos como la migración y el refugio van a tener también un rol importante.
Los temas de igualdad de género van a ser unos de los temas transversales. Este año trabajaremos mucho en el tema de empleo decente, acceso al empleo. Yo creo que es uno de los grandes retos que tienen las sociedades contemporáneas.