
Ryanair enfrenta una dura batalla judicial por su modelo de negocio. El conflicto laboral abierto por sus trabajadores para conseguir contratos locales está desembocando en una oleada de denuncias que ha llevado a la compañía a alertar a sus accionistas de las complicaciones legales a las que tendrá que hacer frente. "Ryanair podría enfrentarse a un desafío legal por parte de los sindicatos debido a demandas y expectativas poco realistas que no se alinean con el modelo comercial de alta productividad de la firma", reconoce la aerolínea en el último informe anual presentado.
Sólo en España las denuncias presentadas por trabajadores y sindicatos no dejan de crecer y se suman a las advertencias realizadas por Fomento por no indemnizar a los pasajeros o cobrar el equipaje de mano. Así, tras la denuncia interpuesta por el sindicato de pilotos Sepla para reclamar contratos bajo regulación laboral española y la presentada el 17 de julio por los TCP por "presiones" a los trabajadores para que no secundaran la huelga, a la firma que dirige Michael O'Leary se le viene encima un nuevo conflicto en los tribunales. Ésta vez por vulnerar, presuntamente, derechos fundamentales.
Y es que, los tripulantes de cabina (TCP) de las bases españolas ultiman una demanda contra la compañía irlandesa por "violar su derecho de huelga" y "abusar de los servicios mínimos" durante los paros convocados los pasados 25 y 26 de julio a nivel europeo, que obligaron a la aerolínea a cancelas 850 de los 2.400 vuelos que opera cada día.
La denuncia, que se presentará en la Audiencia Nacional en los próximos días, contiene más de 3.000 folios de documentación con la que los sindicatos USO y Sitcpla buscan probar que Ryanair utilizó los servicios mínimos aprobados por Fomento para obligar a toda la plantilla a presentarse en los aeropuertos y cumplir turnos de guardia (imaginaria) con la excusa de asegurar que esos vuelos blindados por el Ejecutivo se operaran en el caso de que alguna de las tripulaciones asignadas faltara. Así, cuando normalmente en Barajas hay cuatro o cinco personas de imaginaria, en esas fechas convocaron a más de 30. Y es que, poco después de publicarse la lista de los vuelos protegidos por los servicios mínimos, la low cost envió correos a los tripulantes que no tenían vuelos porque habían sido cancelados para informarles de que se les había asignado un turno de imaginaria por lo que estaban obligados a estar en el aeropuerto disponibles para volar. En los comunicados se amenazaba con despidos en el caso de faltar. La compañía llegó a mandar 1.200 correos de los que en la denuncia hay al menos 700 (en España hay 1.800 TCP). En este punto, fuentes sindicales explican que los trabajadores tienen derecho a ir a la huelga si no han recibido una carta de servicios mínimos, y ésta no lo era.
Como gran parte de los tripulantes de cabina no acudieron a los aeropuertos a cumplir con las guardias, Ryanair envió tras los paros una serie de cartas a sus trabajadores acusándoles de haber "incumplido los servicios mínimos". En la misma misiva les alerta de que les van a quitar 150 euros del plus de productividad de 1.800 euros aprobado en enero para evitar la fuga de TCP y les amenaza con "acciones disciplinarias" si vuelven a saltárselos en una futura huelga. Movilización que ya se ha convocado a nivel europeo para finales de septiembre ante la falta de avances reales en la negociación.
En esta línea, los sindicatos de España, Italia, Bélgica y Portugal denunciaron el viernes en una nota de prensa que "como respuesta a la huelga" Ryanair ha puesto en marcha una serie de "practicas intimidatorias" que han llevado a los trabajadores que la han secundado a "ver bloqueada su carrera y cualquier solicitud de transferencia de base". "Ha sido un rosario de cartas intimidatorias por haber ejercido el derecho a la huelga y amenazas con no cobrar un plus de asistencia", explica Ernesto Iglesias, responsable de Vuelo de USO.
Ryanair, que también enfrenta una denuncia en Bélgica para reclamar contratos locales, está empezado a realizar movimientos para evitar una mayor escalada de tensión en los tribunales. Así, la semana pasada envió una carta a los pilotos en la que les pedían una reunión y les explicaban que "tenían mejores propuestas" y que estaban dispuestos a hablar "de los contratos españoles". Con los sindicatos de los TCP han hecho algo parecido.