Empresas y finanzas

El albañil navarro que puso contra las cuerdas a Citibank reaparece en 'dibujicos'

  • Lucio Urtubia llegó a estafar cerca de 20 millones al banco en los 70 y los 80
  • El cómic 'El Tesoro de Lucio' bucea en la biografía de este polémico personaje
Una de las viñetas del libro 'El Tesoro de Lucio', de Txalaparta.

Primero fueron pequeños hurtos para paliar el hambre en los años 40 y después el contrabando en la frontera con Francia. Más tarde llegaron, ya exiliado de España, los atracos a mano armada de sucursales bancarias y los secuestros, de los que pasó a métodos ajenos a la violencia y más eficaces como las falsificaciones de nóminas, monedas y todo tipo de cheques... Y todo ello para terminar con una de las grandes estafas del siglo XX: el cobro masivo de imitaciones de travelers checks del First National City Bank -hoy Citibank- entre los últimos 70 y los primeros 80.

Según distintas fuentes, el grupo de antisistemas que lideraba Lucio Urtubia desde su exilio en Francia llegó a robarle con los cheques de viaje falsificados a la entonces primera entidad financiera del mundo 20 millones de dólares. Esta cifra es similar al beneficio anual que alcanzaba el banco en aquella época.

El navarro nacido en Cascante en 1931, que siempre ha defendido que su verdadero oficio era el de albañil, dio con sus huesos en la cárcel en 1980, en la tétrica prisión de La Santé (París), pero la sofisticación de sus imitaciones y la sangría de dinero y credibilidad que continuaba sufriendo Citibank obligó a la entidad -según su propio testimonio- a llegar a un acuerdo extrajudicial con él: retiró los cargos a cambio de que pusiera fin a la estafa, que siguió dando coletazos tras su detención.

"No existen prácticamente referencias en prensa, ni se conocen las cantidades exactas que fueron robadas porque ninguna de las partes estaba interesada en publicitar lo que pasó", reconoce el dibujante Belatz, que recoge la biografía de Lucio Urtubia en un cómic, El Tesoro de Lucio, que publicó en 2018 la editorial Txapalarta, responsable de otros dos libros sobre este polémico personaje que fue villano para unos y robin hood para otros, y quien, hace poco más de una década y ya retirado de toda actividad, empezó a divulgar públicamente su experiencia.

Detrás del pseudónimo del autor de los dibujicos -como los llama el protagonista- de El Tesoro de Lucio está Mikel Santos, ilustrador también navarro que formó parte de Kukuxumusu y que permanece en el equipo de uno de sus fundadores, Mikel Urmeneta. En su obra, Belatz bucea en las razones que llevaron a Urtubia a compaginar su vida de albañil exiliado con su carrera de estafador capaz de meter al Citibank en verdaderos problemas. La pobreza, el antifranquismo y su concepción antisistema de la justicia social motivaron sus robos, que él prefiere denominar "expropiaciones" porque, según defiende, los botines eran repartidos entre las causas con las que simpatizaban él y sus "compañeros" en todo el mundo.

La metodología de la estafa

Los travelers checks o cheques de viaje son unos talones con importes prefijados que se pueden adquirir en la sucursal de un banco y después ser cobrados en otra de cualquier parte del mundo donde esté presente dicha entidad financiera o una oficina asociada. Están prácticamente en desuso porque otros métodos de pago han anulado sus ventajas, que eran la seguridad que suponía que los cheques sólo pudieran ser cobrados una vez y sólo por su dueño y que se pudieran convertir en la divisa del destino donde se intercambiaban.

La presencia del First National City Bank en numerosos países hacía que sus travelers checks fueran los más codiciados a nivel mundial en los 70. El problema para el banco es que la seguridad que estos talones ofrecían a sus clientes se convertía en un agujero negro para la propia entidad si eran falsificados.

Lucio Urtubia compró cheques de viaje legales con documentación falsa y los imitó. La metodología de la estafa consistía en repartir estas falsificaciones por todo el mundo para que fuesen cobradas a la vez, antes de que dichos talones figurasen como invalidados en los registros del banco. Si hubiesen sido robados en vez de comprados e imitados hubiera sido imposible cobrarlos. Repitió esta operación hasta que fue encarcelado, poniendo al Citibank contra las cuerdas, o, al menos, en una grave situación.

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