Empresas y finanzas

Wang Qishan, la mano derecha de Xi Jinping que maneja la disputa comercial con Donald Trump

Wang Quishan. Reuters.

Más que un mero portador de mensajes en la tensa disputa comercial entre el gigante asiático y Estados Unidos, el vicepresidente chino Wang Qishan sirve entre bastidores como solucionador de problemas y teniente leal de Xi Jinping, gracias a sus influyentes vínculos con personalidades estadounidenses.

Es, en secreto, quien mueve los hilos en las visitas a los americanos, a quienes se ha encargado de transmitir la determinación de China para seguir su propio camino de desarrollo, independiente de la presión externa.

Con el aumento de las tensiones comerciales con Washington, Wang aprovechó una reunión con empresarios estadounidenses el pasado mayo para expresar su rechazo a las críticas de EEUU a las políticas industriales de Pekín, exponiendo lo que llamó "ignorancia estadounidense de la historia china".

Confidente de Xi que procesó despiadadamente la campaña anticorrupción que estrechó el control de su amigo sobre el poder, regresó de un breve retiro para aterrizar el pasado marzo en la vicepresidencia del país asiático. Se dice que la de Wang fue una elección ejemplar por parte del presidente, no solo por su reputación, sino también porque no tiene hijos, que a menudo figuran en los casos de corrupción contra políticos chinos.

Su vuelta a la primera línea política pone de relieve la manera en la que Xi ha reestructurado la jerarquía de mando y se ha erigido en el principal responsable de la formulación de políticas, rodeado de aliados y protegidos. A nadie se le escapa que ambos pueden permanecer en el cargo indefinidamente, pues precisamente en marzo se revocaron los límites de la presidencia y vicepresidencia.

Cirticó ante varios empresarios de EEUU "la ignorancia estadounidense de la cultura china"

El señor Wang es muy respetado en los círculos financieros y políticos estadounidenses, habiéndose relacionado con multitud de homólogos desde la década de 1990 como banquero y alto funcionario del Gobierno. En su entorno reconocen que ha desempeñado sus funciones diplomáticas como jefe adjunto del Estado con mucha más prominencia e influencia que su predecesor.

A pesar de renunciar a la dirección del Partido Comunista en octubre del año pasado, continuó asistiendo a reuniones de alto nivel y se ha convertido en un miembro clave de la Comisión de Asuntos Exteriores, el órgano encargado de la formulación de políticas diplomáticas del partido.

Respetado por su larga carrera como banquero y experto en política económica, es él quien mueve hilos en reuniones con empresarios estadounidenses, aunque es el vice primer ministro Liu He quien dirige las conversaciones con la Adminsitración Trump sobre la disputa comercial bilateral que se ha intensificado con la imposición de aranceles de Washington a productos chinos por valor de 34.000 millones de dólares, a lo que Pekín respondió con 60.000 millones sobre bienes estadounidenses.

Días después de la embestida de Trump, Wang se reunió por separado con el alcalde de Chicago, Rahm Emanuel, y con el director general de Tesla, Elon Musk. Un portavoz del primero dijo tras el encuentro que el mandatario chino aseguró que aunque la situación actual de los vínculos con EEUU no es la preferencia de Pekín, los chinos "no serán disuadidos" de su visión de fortalecer su economía. Por su parte, Musk, que se encontraba de visita en China para anunciar los planes del fabricante de coches eléctricos para construir una fábrica en Shangai, afirmó en Twitter que tuvo "una discusión profundamente interesante de historia, filosofía y suerte" con Wang.

Una amplia carrera profesional: conoce a Xi Jinping desde su juventud

En la trayectoria del vicepresidente, cabe detenerse a mediados de los 90, cuando, como jefe de un importante prestamista estatal negoció con Morgan Stanley la creación de China International Corp., el primer banco de inversión de riesgo compartido del país.

Echando la vista más atrás, cuentan los historiadores que Wang y Xi se conocen desde su juventud, que atravesaron experiencias similares y trabajaron juntos. Al menos, coincidieron en la Revolución Cultural de 1966-1976, cuando fueron enviados a trabajar al campo, junto a millones de jóvenes urbanos, bajo las órdenes de Mao Zedong, de acuerdo con las informaciones publicadas por el escritor Zhang Siming, que tuvo la ocasión de entrevistar a Xi en el año 2002.

Según el economista chino Huang Jiangnan, que trabajó estrechamente con Wang en materia de política rural, a ambos les une una fuerte relación, entienden el pensamiento del otro y comparten objetivos políticos similares.

En sus reuniones con dignatarios extranjeros, Wang ha descrito a China como una potencia benévola, que busca su lugar en los asuntos mundiales, según comentan los asistentes. "Cada país tiene sus propias realidades, así como una historia y una cultura únicas", declaró la mano derecha de Xi en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo en mayo, en el que fue su primer discurso público tras asumir el cargo. Todas las naciones "deben seguir los caminos de desarrollo que les convengan", sentenció, pendiente de las trabas que pretende poner ahora EEUU a la expansión del gigante asiático.

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