
Si hace tres años el Dieselgate descubrió que Volkswagen falseaba los análisis de emisiones de sus vehículos para que parecieran expulsar menos gases que los reales, ahora la Comisión Europea sospecha justo lo contrario, que los fabricantes están inflando las emisiones para que se establezcan unos objetivos más laxos y asequibles en 2025 y 2030. Las empresas creen que las acusaciones no están fundamentadas y carecen de sentido.
Bruselas ha analizado las emisiones de CO2 de los vehículos europeos de acuerdo con el nuevo sistema de homologación WLTP, que entra en vigor al acabar agosto, y ha contrastado sus resultados con los datos de los fabricantes, encontrando que son una media del 4,5% más bajos, con algunos casos en el orden del 13%.
Detrás de esta sustancial diferencia puede estar el interés de la industria en suavizar los objetivos de reducción de gases contaminantes y efecto invernadero en 2025 y 2030, actualmente en discusión en las instituciones comunitarias: para esos años se barajan unas respectivas bajadas del 15% y el 30% sobre los niveles arrojados con el WLTP y lógicamente, si éstos son elevados artificialmente, será más fácil cumplir la senda de reducción.
"No nos gustan las trampas"
Así lo cree, al menos, el comisario de Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, quien ha declarado que "no nos gustan las trampas". Y para evitarlas quiere asegurarse de que los objetivos de reducción de la próxima década partan de los valores del WLTP registrados en 2020, y no de los declarados por los fabricantes, así como incrementar la vigilancia por parte de las autoridades.
Las empresas, por su parte, niegan la mayor: la patronal europea, la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (Acea), sostiene que inflar las emisiones es contraproducente y perjudica la competitividad de las empresas.
La patronal nacional, la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), preguntada por elEconomista, añade que "los argumentos que se encuentran detrás de estas declaraciones no están fundamentados y, sobre todo, no tienen sentido", recordando que la fiscalidad del automóvil se basa en las emisiones, por lo que inflar los datos implica encarecer los vehículos.
Bajar el CO2 un 30% es "demasiado"
En una entrevista con Ep, Erik Jonnaert, secretario general de ACEA, ha declarado que reducir las emisiones de CO2 un 30% en 2030, como propone la Comisión, es "demasiado desafiante"y ha recodado que los motores de gasóleo emiten menos gas de efecto invernadero que los de gasolina.