
La operación de venta de CaixaBank de todos sus inmuebles a Lone Star insufló confianza a los inversores en el mercado. Y no solo a la entidad beneficiada de la transacción, sino que prácticamente todo el sector se contagió del optimismo del mercado.
El grupo de origen catalán, que llegó a subir más de un 7 por ciento en algún momento del día, cerró la sesión con un alza de la capitalización bursátil del 3,3 por ciento, hasta los 3,71 euros.
La buena acogida se trasladó a todas las entidades. Una de ellas fue Sabadell, que en la actualidad está inmersa en un proceso para deshacerse no solo de la cartera de pisos y suelos, sino de casi todos los préstamos morosos, incluidos los que están bajo el paraguas de las ayudas concedidas por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) para cubrir las pérdidas de la CAM, que se adjudicó en 2011. El banco que preside Josep Oliu se apreció en bolsa un 1,7 por ciento, hasta los 1,44 euros.
El acuerdo alcanzado por CaixaBank se tomó como termómetro de lo que puede ocurrir con las cartera de activos tóxicos que ha puesto a la venta el Sabadell, dando por hecho que éste también conseguirá unas buenas condiciones para quitarse de encima este tipo la mayor parte de sus improductivos.
Solo Bankinter, que apenas tiene inmuebles por su política de prudencia en el pasado, y Bankia, cuya cotización está presionada por los tipos bajos y el porcentaje del capital que tiene el Estado, bajaron en la jornada de ayer. Los dos retrocedieron menos de un 1 por ciento. Liberbank y Unicaja, que cotizan en el mercado continuo, también sufrieron al final el primero cayó y el segundo cerró plano.