
La ciudad de Chicago ha confiado al empresario Elon Musk, padre de Tesla y SpaceX, uno de los proyectos más ambiciosos de la historia del transporte moderno: un metro de alta velocidad. A grandes rasgos, se trata un tren subterráneo para pasajeros capaz de circular a más de 200 kilómetros por hora.
La primera línea prevé conectar el aeropuerto de O'Hare con el centro de la ciudad -en una distancia de 29 kilómetros- con unos precios inferiores a los 20 dólares por pasajero, lo que viene a ser menos de la mitad que la tarifa en taxi o Uber convencional, aproximadamente. El tiempo del viaje rondará los 12 minutos, con una frecuencia de conexión de entre los 30 segundos y los dos minutos, variación que oscila en función de las horas de mayor o menor demanda.
Además, el magnate sudafricano -fundador de Paypal- se compromete a cubrir la totalidad del gasto de la obra, cifrado en 1.000 millones de dólares (más de 845 millones de euros), lo que incluye una nueva terminal en el aeropuerto principal de Chicago.
Por su parte, la ciudad se limita a ceder el subsuelo en el que se construirán los túneles especiales, siempre sin comprometer un centavo en el resto del proyecto. A cambio, la compañía responsable del proyecto, Boring Company, propiedad de Musk, recuperará la inversión gracias a la recaudación que espera obtener por la venta de los pasajes y la explotación publicitaria de los andenes y trenes.
Por si no fueran suficientes las anteriores ventajas, Musk construirá los túneles en el tiempo récord de pocos meses, con la misma tecnología empleada en su proyecto Hiperloop. Con el respaldo de las autoridades de Chicago, pocos dudan de que Musk logrará su objetivo de reinventar el transporte de personas. En función de los resultados obtenidos en Chicago, Musk podría extender su propuesta de negocio en otras grandes ciudades estadounidenses.
La idea del gurú tecnológico consiste en tejer una red con más de un millar de pequeñas estaciones subterráneas en Los Ángeles, para así descentralizar las comunicaciones. Tan singular malla de túneles convertirá en realidad el denominado Hyperloop, a través de cápsulas que transitarán por túneles a velocidades próximas a los 350 kilómetros por hora.
Físico de formación e hijo de ingeniero, Musk agiganta con este mega proyecto su imagen de genio de nuevo cuño, respaldado por éxitos como los coches eléctricos Tesla, los paneles solares (SolarCity) o la compañía de viajes especiales (SpaceX). Su empeño personal consiste en mejorar el mundo que le ha tocado vivir, con más energías renovables y con una mayor eficacia, rapidez y comodidad en los sistemas de transporte.
Pendiente de Marte
Lejos quedó su proyecto de enviar ratones a Marte en una nave diseñada para este tipo de pasajeros con la idea de traerlos de vuelta a la Tierra con la prole que hayan podido procrear por el camino. Inicialmente, Musk acudió a empresas aeroespaciales rusas, como NPO Lavochkin o Kosmotras, pero al ver que no le tomaban en serio decidió emprender la iniciativa por sus medios, contratando a los mejores talentos de la Nasa que se pusieron a su tiro.
Hace solo unos días, el filántropo dejó muy claro que el dinero no es el motor de sus pasos. "Dado que Tesla no ha logrado un beneficio anual en sus casi 15 años de existencia, obviamente el beneficio no es lo que nos motiva. Lo que nos mueve es nuestra misión de acelerar la transición mundial hacia la energía limpia y sostenible, pero nunca alcanzaremos este objetivo a menos que demostremos eventualmente que podemos obtener un beneficio sostenible", explicó.
Ante los empleados y analistas, Musk anunció el pasado miércoles que su compañía recortaría el 9 por ciento de su plantilla (4.100 empleados de los 46.000 que tiene Tesla), noticia que de inmediato fue celebrada en bolsa con repuntes en la acción. Eso sí, Musk precisó que el tijeretazo laboral se limitaría al personal administrativo, sin tocar puestos a los técnicos o responsables de producción. "Somos una pequeña compañía en uno de los sectores más duros y competitivos de la Tierra, en el que simplemente sobrevivir, no ya crecer, es una forma de victoria (Tesla y Ford son las únicas compañías de automóviles de EEUU que no se han declarado en suspensión de pagos)", añadió Musk, según informó la agencia Efe.
El objetivo del empresario consiste en que Tesla produzca un total de 5.000 unidades por semana de su Model 3, para así alcanzar el beneficio y poder reinvertirlo en nuevos proyectos rompedores en los próximos años. Para mayores males, SolarCity pretende romper relaciones con Home Depot, compañía que hasta la fecha le proporciona 800 establecimientos comerciales para distribuir sus paneles solares domésticos.