Empresas y finanzas

El marketing de la orfandad: la industria alimentaria lanza el anzuelo a la generación Z

Imagen: Dreamstime.

Hace no demasiado tiempo, torcíamos el gesto al tropezar con las primeras tortillas de patata que aparecieron embutidas en plástico en los estantes refrigerados de los supermercados. En la actualidad, es raro que alguien no las haya consumido en alguna ocasión, incluso que habitualmente haga acopio de varias de ellas para surtir una fiesta, llevárselas de picnic o hacer un bocata en la playa.

No se trata de pura observación -aunque también-. Quien dude, ahí tiene los datos: las tortillas fueron el producto preparado que ha experimentado un mayor incremento de consumo en 2016, un 21% más en relación al año anterior. Así lo asevera el último informe "Alimentación en España" de Mercasa, elaborado con los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y las consejerías especializadas del área en cada comunidad autónoma.

No sólo sucede con las tortillas. El consumo de platos precocinados de arroz creció de un año para otro casi un 30%. Los fideos chinos o noodles, dentro del apartado de comida deshidratada, han disparado sus ventas con incrementos de hasta el 60%. En el año anterior, el análisis de Mercasa subraya que el mercado de los platos preparados refrigerados se encuentra en plena efervescencia, con un crecimiento sostenido del 3%, especialmente en lo que se refiere a la venta de pizzas, gazpachos, sopas y cremas. Y tortillas, por supuesto.

Huérfanos de la cocina

Son muchos los efectos suscitados por el éxito en el desembarco y consolidación de estos artículos en las cestas de la compra, y algunos, como el empobrecimiento de la dieta, generan un gran interés y preocupación en la actualidad por parte de instituciones y consumidores. Pero hay otras cuestiones que aún están por ver. Un estudio del departamento de investigación de tendencias de Gallina Blanca, empresa completamente orientada al sector de los alimentos preparados, ha llamado la atención sobre la existencia de la primera generación española de 'huérfanos de la cocina' ('kitchen orphans'). Según su estudio, los 'huérfanos de la cocina' hay que buscarlos entre la generación que ahora ronda la mayoría de edad (los denominados 'Z'), y que no han llegado a aprender ningún conocimiento culinario en el seno familiar ni heredar las recetas tradicionales de sus padres, demasiado ocupados para cocinar en casa. La necesidad económica de que ambos progenitores trabajen jornadas completas fuera de casa y la consolidación del rol de mujer profesional ha apuntalado este escenario de fogones fríos.

Este grupo, según describe el informe, no ha disfrutado en sus hogares de los sabores tradicionales auténticos y, pese a esto, está muy interesado en la renacida cultura gastronómica y en comer bien. Y apoyándose en estos 'huérfanos' que necesitan ser mejor alimentados y no privados de las recetas 'made in Spain', la marca justifica un mayor desarrollo en el sector de los platos listos para degustar. Apuntan que, mientras que en EEUU o el norte de Europa ya existen un par de generaciones de 'huérfanos de la cocina', la novedad es que es la primera vez que se puede detectar el fenómeno en España.

Sin embargo, ¿existen realmente los 'huérfanos de la cocina'? Para Roberto Yéboles, empresario formado en el sector de la gastronomía, la respuesta es negativa a día de hoy. "Es cierto que hay una generación que no ha tenido cocinando a sus padres, pero sí han vivido con una gran presencia de los abuelos, que han suplido esa carencia con respecto a la alimentación tradicional. La mayoría de estos chicos han sido cuidados por sus abuelos", explica. Para Yéboles, el auténtico huérfano culinario es el que se hace a sí mismo, tirando de la primera receta que aparece en internet para elaborar un plato y sin prestar mayor interés al asunto.

El interés de la industria

El empresario apunta a que existe un enorme interés en la industria de la alimentación por convencernos de que no tenemos tiempo para cocinar, y eso se traduce en millonarias campañas de marketing que buscan vendernos más productos preparados con la excusa de responder a una necesidad de los nuevos hábitos de vida en la sociedad española. La 'jugada' le está saliendo bien a las 370 empresas que se dedican a su producción y comercialización en España: ingerimos 13,7 kilos de platos precocinados y preparados por cabeza al año, el incremento de su consumo se sitúa en el 3,5% con respecto a 2015, el gasto en la cesta de la compra de las casas se eleva hasta el 3,7% en el último año, y sus ventas suponen un valor de casi 2.500 millones de euros. Pero aún hay mucho margen para seguir acaparando el mercado.

"Considero falso que no tengamos tiempo para cocinar; se pueden hacer platos muy saludables en el mismo tiempo que lleva preparar algo de comida rápida", argumenta Yéboles. Asimismo, denuncia que bajo el mantenido pico de interés que ha provocado la gastronomía en los últimos años se esconde una proyección de imágenes muy equivocadas sobre lo que significa la buena cocina y comer bien, algo que ha impactado en los más jóvenes: "Hay gente que no se preocupa del sabor y prefieren la estética y los ingredientes raros, aunque ni les gusten".

El gran problema de que nos aproximemos a una generación real de 'huérfanos de la cocina', independientemente de que se esté forjando ya o no, nos lleva a la cuestión de la pérdida de conocimiento cultural, en forma de recetas familiares que se van perdiendo si nadie se encarga de transmitirlas. Para Yéboles, que es padre de dos niñas, lo importante es que este saber hacer en los fogones pase a los hijos "para darles autonomía y que no dependan de un sistema para hacerse una comida sana". El empresario no cree que sea tanto la receta en sí la clave de la pérdida como el tiempo compartido con la persona que te enseña a cocinarla: "Lo importante es el tiempo pasado con ese familiar, y, si además aprendes a hacer ese plato, cada vez que lo degustes te traerá esos recuerdos".

Entonces, ¿veremos un tiempo en el que nadie sepa hacer una tortilla de patata o un cocido? El emprendedor ve el futuro con optimisto y asegura que mucha gente joven está cada vez más interesada en una vuelta hacia una alimentación más sana y en la ruptura de los procesos industrializados que marca la cesta de la compra actual. Desde su perspectiva, sólo se trata de un ciclo que frenará su intensidad en algún momento. Por si acaso, practiquemos un poco el volteo de sartén con nuestra madre, no vaya a ser que acabemos suspirando de placer entre bocado y bocado a una tortilla plastificada a falta de otro recuerdo.

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