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Madrid, 25 oct (EFECOM).- El Curso de Sumilleres de la Cámara de Comercio de Madrid, muy prestigiado en el sector vitivinícola, recibe esta noche el II Premio Madrid de Gastronomía otorgado por la Academia Madrileña de Gastronomía, todo un reconocimiento tras 14 años ofreciendo una formación especializada de calidad.

El Auditorio de la Real Casa de Correos será el escenario de la entrega de este premio que es el segundo que recibe este curso, que ya fue galardonado por la Academia Nacional de Gastronomía por su labor en favor de la cultura del vino con la formación de profesionales para la hostelería.

El coordinador general del curso y "diseñador" del mismo, el periodista gastronómico Gonzalo Sol se mostró orgulloso por esta distinción que viene a reconocer el trabajo realizado por todos los que apostaron por este curso, que forman a personas fundamentales para los restaurantes, como lo son los sumilleres.

Sol, que lleva desde los años 70 dedicado a la divulgación de la gastronomía y también fue el primero en publicar guías gastronómicas, recuerda que, "como mis visitas a restaurantes eran frecuentes", comprobó que en los establecimientos madrileños el tratamiento que se le daba al vino era "muy lejano al rito que se le brindaba en Francia".

En el año 93 se puso en marcha este curso para contar con profesionales al frente del vino, ya que entonces apenas había unos 180 sumilleres y eran autodidactas, mientras que en Francia se contaban 5.000, en Italia 3.500 y en Portugal más de mil.

Así que se puso manos a la obra recopilando la mayor información posible de cursos de sumilleres que se realizaban en otros países europeos para escoger de cada uno aquellas facetas que mejor se podían adaptar a nuestra idiosincrasia y añadir las propias de la cultura española del vino.

Este año comienza ya el XIV Curso de Sumilleres y Sol señala que "mi mayor suerte" fue al escoger el profesorado, ya que aunque este curso que imparte la Cámara de Comercio de Madrid se ha intentado "exportar" a otras zonas ligadas al mundo del vino como Logroño o Valladolid, la falta de profesorado de gran calidad ha impedido que se pueda impartir.

Cada año, unos 55 alumnos participan de este curso que este año, pero son más de 250 las solicitudes que se reciben para conseguir una formación completa como "sumiller", palabra en la que Sol hace hincapié porque consiguió recuperar y a difundir el uso de la palabra española frente a la francesa somellier.

Pero más que lograr recuperar el uso de la terminología apropiada, con este curso se han formado profesionales de primera línea -como por ejemplo la reconocida sumiller Katia Romanska fue una de las dos mujeres que participaron en el primer curso de sumilleres- y que deben cumplir dos funciones.

Entre ellas, destaca la de ser responsable de la compra de los vino y del mantenimiento de la bodega del restaurante, "aunque en la práctica son muy pocos los que llevan a cabo esta función, desempeñado mayoritariamente por los dueños de los establecimientos" y "servir el vino de forma que el cliente quede satisfecho".

Una figura importantísima para la difusión de la cultura del vino, a través de un correcto tratamiento del producto, como por ejemplo servir el vino a la temperatura adecuada, ya que de lo contrario el alcohol va por un lado y los aromas por otro y "aunque el cliente no entienda de vinos, lo que sí sabe es que no le agrada", apuntó Sol. EFECOM

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