
Cuando queda apenas medio año para que Juan Rosell ceda el relevo de la Presidencia de la CEOE, el representante de los empresarios madrileños, Juan Pablo Lázaro, se echa públicamente a un lado en la carrera por la sucesión: "No se puede ser presidente de la patronal a tiempo parcial", reconoce. El camino está despejado para el otro vicepresidente de la Confederación, Antonio Garamendi. "La mejor opción", "el perfil idóneo", dice de él este empresario de raza, dedicado al sector de la logística y el transporte, y ferviente defensor de los intereses colectivos desde que presidió la Asociación de Jóvenes Empresarios.
Rosell dejará la patronal en noviembre. ¿Ha sido un buen presidente?
Su presidencia ha sido muy positiva, porque se han logrado cuatro hitos muy importantes: mejora reputacional, reestructuración y modernización interna, transparencia y democratización de la institución.
¿Ha habido división interna?
En los órganos de gobierno se debate, y en organizaciones maduras hay desacuerdos. Ha habido diferencias, pero no hay división interna.
¿Existe una enemistad personal con Rosell, como se ha insinuado?
No. Eso es una absoluta falsedad. Hay y habrá siempre diferencias en cuanto a criterios, con el actual presidente y con el próximo.
¿Usted quiere presidir la CEOE?
No. Es imposible ser presidente de la patronal a tiempo parcial. Es una organización muy potente, que requiere dedicación full time.
¿El camino está despejado para Antonio Garamendi, de Cepyme?
Es la mejor opción: tiene experiencia en el diálogo social, conoce el funcionamiento del mundo asociativo y de las organizaciones territoriales. Es el perfil idóneo. Si todo va bien, habrá elecciones con candidato único y estaremos de acuerdo.
¿Cree que el presidente de la patronal debe cobrar un sueldo?
Sí, y tiene que ser un buen sueldo, como el de cualquier CEO. Los trabajadores en convenio deben dedicar una cantidad fija a retribuir la labor de la patronal y los sindicatos en la negociación colectiva. No hablo de subvenciones. Debemos ser independientes y autofinanciarnos.
Ángel Garrido será el 'parche' del PP en Madrid hasta las elecciones del año que viene. ¿Qué le parece?
Lo importante es que el próximo presidente de la Comunidad siga apoyando el crecimiento económico. Si lo hace, Madrid seguirá siendo la primera región de España.
¿Cómo valora la gestión de la expresidenta Cristina Cifuentes?
Ha sido un Gobierno muy próximo, de diálogo permanente. Una de las claves del éxito ha sido una política fiscal favorable al crecimiento y el desarrollo económico. El partido que gobierne los próximos años debe seguir en esa línea.
¿Cómo recibió su dimisión?
Sentí mucho su salida, como muchos en el Gobierno y la oposición. Ha sido muy próxima y dialogante con la patronal y los sindicatos.
¿Qué tal se lleva con la alcaldesa, Manuela Carmena?
También tenemos un diálogo permanente. Hay diferencias y puntos en común. La patronal está para defender los intereses empresariales y advertir de determinadas consecuencias. Por ejemplo, una mala decisión en materia de tráfico puede afectar a la economía de la ciudad.
Hablemos de macro. ¿Qué le parece el impuesto tecnológico para financiar el alza de las pensiones?
No es una buena opción vincular dos debates: las pensiones requieren un pacto de Estado y una reforma estructural, no coyuntural, y el sistema impositivo exige un acuerdo europeo que determine dónde deben pagar las empresas y con qué criterio, para evitar la competencia entre los países de la UE.
Bruselas ha advertido de que incumpliremos el objetivo de déficit...
Estos Presupuestos tienen un componente social muy importante y, para poder mantener ese nivel de gasto, deben cumplirse los ingresos, que son la gran duda.
También ha mejorado la previsión de crecimiento. ¿Fuimos demasiado pesimistas con Cataluña?
No fuimos alarmistas. La moderación y la firmeza en la gestión de la crisis catalana han sido clave para que las consecuencias económicas hayan sido menos de lo esperado.
Mientras 4.000 empresas se fugaban de la región, usted decidió abrir allí instalaciones de su compañía.
Cataluña es una parte muy importante del PIB español, posee un mercado muy interesante y profesionales de primerísimo nivel. Recomiendo invertir en la región.
¿Habrá elecciones o 'Govern'?
Debería recuperarse la estabilidad y volver a la legalidad cuanto antes. Es fundamental, porque la economía se basa en la confianza y su peor enemigo es la incertidumbre.
El mercado laboral se está frenando. ¿Estamos ante el fin del ciclo?
En el trasfondo está la digitalización. Esta revolución requiere un análisis largoplacista y estructural.
Pero aún no hemos solucionado problemas previos, como la precariedad. ¿Qué pasos hay que seguir?
Hay que profundizar en las reformas, y ahí los agentes sociales tenemos una labor fundamental. Históricamente, cada vez que España ha perdido un tren se ha pagado durante muchas generaciones.
¿Qué pasa con la negociación colectiva? El AENC está bloqueado...
Hemos cometido errores, pero pongo en valor la labor de los sindicatos y la patronal, porque si no existiera, habría que inventarla. Respecto al AENC, los equipos técnicos están haciendo una buenísima labor de negociación. Estamos próximos a un acuerdo, que sería muy bueno para la estabilidad del país.
¿Habrá acuerdo antes de verano?
Sí, estamos hablando de fechas inminentes. Se están haciendo esfuerzos y me consta que por parte del Gobierno se está trabajando para que el acuerdo se produzca.
Pero sigue habiendo 'líneas rojas'...
La negociación no debe circunscribirse a la cifra. La propuesta de la patronal de subir los salarios un 2%, más un punto variable, en función de factores como la productividad o el absentismo, es realista, cuando todavía hay un 40% de empresas en pérdidas.