
El descenso de la publicidad y las ventas cada vez más exiguas están dando lugar a despidos y cierres en los grupos de comunicación de medio mundo. Pero los problemas financieros no son el único quebradero de cabeza al que se enfrentan los medios en estos tiempos inciertos. Las informaciones sobre la delicada situación de empresas, bancos y países, y su impacto en la sociedad, está ahora en el punto de mira en el Reino Unido. El grupo de medios Tribune, propiedad del magnate Sam Zell, se declara en bancarrota.
Según relatan diversos medios, la polémica se inició cuando el director general de la patronal de empresas británica y antiguo director del Financial Times, Richard Lambert, solicitó la pasada semana a los periodistas que dieran más pasos para "mejorar la calidad y la rigurosidad" de sus artículos.
Lambert también dirigió un mensaje a los editores, a los que reclamaba que no aceptasen aquellos temas que no recogiesen fuentes, naciesen de rumores o fuesen tratados con un tono "melodramático".
En opinión de Lambert, este tipo de acciones son necesarias cuando lo que está en juego son las viviendas y los ahorros de los ciudadanos, y acusó a los medios económicos de haber publicado "titulares imprudentes y reportajes poco juiciosos".
Los medios se defienden
Ante estas declaraciones, la prensa no ha dejado pasar la oportunidad de responder, rechazando con dureza autocensura que subyace en las palabras del antiguo máximo responsable de uno de los diarios financieros con más solera.
Precisamente, el Financial Times fue uno de los periódicos que respondió a Lambert con un editorial titulado Disparar al mensajero en el que afirmaba que "cuando los reguladores fallan al realizar su trabajo de supervisión, es más importante que nunca que la prensa pueda hacer sonar la voz de alarma".
Por su parte, el rotativo The Independent, al que la BBC culpó de forma directa de utilizar un lenguaje excesivo a la hora de informar sobre la situación de los minoristas en el Reino Unido, señaló en otro editorial que si de algo eran culpables los medios era de haber "subestimado la seriedad de la crisis". El diario se defendía de la acusación alegando que los hechos eran suficientemente "melodramáticos" por sí mismos, por lo que la prensa no necesitaba exagerarlos.
A debate en el Parlamento
La polémica, lejos de quedarse en una mera disputa periodística, ha alcanzado la arena política. Así, el Comité de Asuntos Económicos del Parlamento británico ha incluido en su paquete de reformas regulatorias para la crisis una propuesta para incrementar el control sobre los medios financieros cuando el sector bancario atraviese este tipo de problemas graves.
Las iniciativas a llevar a cabo están todavía por definir, aunque las sugerencias sobre la mesa pasan por obligar a los medios a esperar las comunicaciones de los reguladores para publicar una noticia o aplicar sanciones a aquellos que sobrepasen los límites informativos.