
Entre el martes y el jueves de la pasada semana tuvo lugar en Sao Paulo el XIII Foro Económico Mundial para Latinoamérica. A la edición latinoamericana de Davos acudieron junto al presidente Michel Temer, los ministros de otros nueve países.
Bajo el lema América Latina en un punto de inflexión: formando nuevas narrativas, el Foro reunió a más de 750 personalidades de 40 naciones y congregó 50 empresas emergentes de la región. Entre los invitados de excepción, el exfutbolista brasileño Edson Arantes do Nascimento, Pelé, acompañó a Temer en la apertura de la sesión plenaria, donde el triple campeón del mundo recibió el premio Ciudadano Global 2018.
De telón de fondo, se encontraba el intenso ciclo electoral que afronta este año la región. En no pocos comicios regionales pasados y actuales la corrupción ha estado y sigue presente, y esta es una de las razones por las que la lucha contra esta lacra fue uno de los temas tratados durante la cita.
Es más, el impacto de la corrupción en el desarrollo de la región fue abordado por primera vez, y para más inri se hizo en el país origen del caso Odebrecht, la mayor trama internacional de sobornos conocida hasta ahora.
Es conocido que el caso constituye la prolongación al escenario internacional del entramado judicial Lava Jato, que investiga los sobornos de las principales constructoras de Brasil para adjudicarse obras del gigante estatal Petrobras sumiendo al país en una grave crisis institucional y económica. Al menos esta sirviendo para que la cuestión de la corrupción ya no sea un tabú en las agendas latinoamericanas sino que sea discutido con franqueza, en el marco de la idea de liderazgo responsable.
Como afirmó la directora del Foro Mundial para Latinoamérica, la excanciller salvadoreña Marisol Argueta de Barillas, "la sociedad civil no tolera más la corrupción". También destacó la importancia de la "cooperación internacional" y para conseguir su erradicación citó como modelos un "tratado hemisférico" de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la "legislación estadounidense que castiga al empresario que fuera de sus fronteras es encontrado culpable de actos de corrupción".
Otro asunto destacable objeto de los debates en el encuentro fue el relativo a la igualdad de género. En esta ocasión el Foro Mundial tuvo la participación más alta de mujeres de todas las reuniones institucionales celebradas hasta la fecha en América Latina.
Así, uno de los eventos centrales versó sobre cómo eliminar prácticas y comportamientos de acoso hacia las mujeres en las empresas. Sin embargo, en Latinoamérica no se repitió la exitosa iniciativa de Davos, encuentro que fue presidido este año por un grupo compuesto exclusivamente por mujeres.
Incertidumbre económica
El ambiente en la región es de incertidumbre y no solo por las citas electorales. Como explicó la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, esta situación viene determinada igualmente por la aún incierta recuperación económica y, sobre todo, la inseguridad generada por EEUU.
El alcalde de Sao Paulo, Joao Doria, señaló como el principal desafío de la región la generación de empleo y renta. Por su parte, el gobernador del estado de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, salió en defensa del libre mercado rechazando las medidas proteccionistas. Alckmin, que se posiciona como uno de los posibles candidatos para las elecciones presidenciales de Brasil de octubre defiende "la apertura comercial, que beneficia a la sociedad con competitividad, productividad y oportunidades". Estas afirmaciones se producen en un contexto de preocupación cuando la comunidad internacional teme una guerra comercial tras los aranceles impuestos por Trump a las importaciones de acero y aluminio. Brasil, anfitrión del Foro y motor económico sudamericano, es uno de los más afectados ya que EEUU es el principal destino de sus exportaciones de acero, sector que emplea a más de 200.000 personas en el país.
La amenaza de una guerra comercial no estaba incluida en la agenda, pero el brasileño Roberto Azevedo, director de la Organización Mundial del Comercio, aseveró que si no fuera por la OMC "ya estaríamos en una guerra comercial", a lo que añadió su temor a un "efecto dominó" si no se opta por el diálogo y otros países adopten "medidas unilaterales".