Empresas y finanzas

Ferrán Adrià: "La pasión cambia la empresa"

Ferrán Adrià, un maestro en la cocina que hace arte con sus recetas. Foto: eE
Cuando Ferrán Adrià, robusto y un poco tímido, chaqueta negra sobre una camisa blanca y sin corbata, aparece en el escenario, donde recibe un generoso aplauso de ánimo.

Así acogen al cocinero más famoso del mundo los 500 empresarios que han venido a escuchar una lección suya sobre creatividad. Adrià, de 44 años, que llegó a El Bulli en 1983 con poco más que la experiencia adquirida en las cocinas militares, reinventó literalmente ese restaurante situado en la Costa Brava, a 180 kilómetros al noroeste de Barcelona, donde sirve incluso orejas de conejo fritas. Hoy, este establecimiento es uno de los más mitificados de España, lo que explica que las reservas se agotan de una temporada a otra.

Con un temperamento decididamente original, Adrià fue elegido en 2004 por la revista Time como una de las cien personas más influyentes del mundo. Está considerado un clásico autodidacta, como el genio que se hace a sí mismo. Y como el pionero que revolucionó la cocina, la forma de hacer restauración y negocios. No en vano, su caso es estudiado incluso por la escuela de negocios ESADE.

Su restaurante de tres estrellas Michelin sólo está abierto seis meses al año, de abril a septiembre. Después, Adrià se traslada a Barcelona, a un espléndido apartamento de un antiguo palacio con jardín colgante y pequeño naranjal, para dirigir el Taller, la oficina-laboratorio que investiga en lugares de medio mundo (junto a Lavazza, Diageo, Pepsi, United Biscuits y otros) y produce 500 nuevas recetas al año, muchas de las cuales serán servidas la temporada siguiente.

Ferrán Adrià aceptó responder a algunas preguntas sobre investigación e innovación, tras finalizar su intervención en una reunión de HSM, la misma empresa especializada en educación ejecutiva que también organiza el World Business Forum 2006 en Milán, los días 26 y 27 de este mes, con el testimonio de empresarios del calibre de Alberto Bombassei (Brembo) y Nerio Alessandri (Technogym).

P ¿Cuál es, a su juicio, el motor de la renovación?

R Sin duda alguna, en el primer puesto pongo la pasión, sin la cual la innovación no funciona.

P ¿Cómo se hace para introducir la pasión en la industria?

R Reconozco que transmitir pasión en el mundo de la empresa es más complejo y más complicado. Es difícil acostumbrar a un trabajador a la idea de que, como parte de la empresa, debe transmitir entusiasmo. A mi juicio, éste es uno de los retos de las organizaciones actuales: cómo transferir la pasión del propietario o del director al empleado. Por eso, el líder de una empresa debe dar buen ejemplo.

P ¿Cuáles son las otras fuerzas que dirigen el cambio?

R En segundo lugar, hay que colocar el trabajo en equipo. En tercer lugar, las personas, a las que hay que apoyar, incentivar y hacer crecer profesionalmente. Mi consejo es el siguiente: si no puedo hacerte progresar en mi empresa, entonces te ayudo a que te vayas, porque sólo así te permito hacer tu propio camino profesional.

P ¿Es posible medir la creatividad? ¿Cómo?

R Creo que sí. Hay investigaciones que abren camino y otras que sencillamente se detienen en el primer plato, que se contentan con el éxito inicial, sin ulteriores y continuas mejoras. Considero fundamental la técnica y la organización, pero también trabajar con una filosofía adecuada. Para mí es más importante una empresa que innova sobre algo que existe desde hace 300 años, que la que innova partiendo de cero. Como consultor de 15 multinacionales, hay una pregunta que me planteo constantemente: si la investigación al desarrollo tiene que ser interna o externa. Tras una larga experiencia, creo que la mezcla de ambas es la mejor solución. Sólo es necesaria una pequeña estructura dentro de la organización que coordine el grupo de trabajo.

P ¿Se puede desarrollar la creatividad en equipo?

R Sí, pero eso es un secreto...

P ¿Nos puede desvelar ese secreto, por favor?

R Es muy sencillo. Hay que trabajar con los mejores, de lo contrario no funciona. Personalmente, me considero muy afortunado, porque creo que tengo los cinco mejores creativos del mundo.

P ¿Existe una cultura que facilite la creatividad? ¿Qué aspectos pueden estimularla?

R Sí, hay sistemas, métodos y técnicas, si bien todo depende de las dimensiones de la empresa. El elemento clave es no dejar espacio a la burocracia. Cuando sucede esto último, se corren graves riesgos. A veces, el poder de decisión está muy distante de los creativos. El problema se presenta cuando se mezcla el miedo, cuando uno no tiene el coraje de lanzarse a la piscina. La creatividad siempre es polémica y siempre crea problemas.

P ¿Qué consejos les suele dar a los directivos?

R El primero es que crean en la empresa y que actúen como si fuese suya. Después, hay que trabajar realmente en equipo, iniciando cualquier proyecto todos juntos. La tercera sugerencia que les hago es que trabajen mucho pero divirtiéndose con lo que hacen. Por ejemplo, la excesiva presión sobre los plazos a veces obstaculiza la fantasía de lo que estamos trabajando. Prefiero una creatividad alegre a una creatividad depresiva.

P Usted ha fundado un imperio. El Bulli es una marca conocida en todo el mundo. ¿Cuál es el secreto de su éxito?

R Sin duda alguna, el hecho de no haberlo buscado. Cuando ESADE, una de las más importantes escuelas de negocios del mundo, habla del caso Adrià, subraya que el hecho de haber triunfado fue una consecuencia de mi trabajo y no un objetivo inicial. No tengo una receta especial para el éxito. Quiero recordar, sin embargo, que, en algunos casos, la ambición puede ser muy peligrosa.

P ¿Qué enseñanzas le puede ofrecer a las empresas? ¿Cree que una empresa puede industrializar la innovación y la creatividad?

R Recomiendo siempre la cercanía como triunfo empresarial. No tengo intención de enseñar nada a nadie, sino de ayudar y colaborar. Con el paso de los años, los conocimientos se acumulan y la experiencia se multiplica.

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