
El grupo García Carrión, el dueño de los vinos de mesa Don Simón, se ha atragantado con su cava de bajo coste Jaume Serra. Aunque según la consultora IRI la enseña llegó a sumar el 11% del mercado el año pasado, plantándole cara así a los grandes productores como Freixenet o Codorníu, su cuenta de resultados refleja una realidad bien distinta.
De acuerdo con las últimas cuentas anuales remitidas por la filial Bodegas Jaume Serra al Registro Mercantil, su facturación neta se elevó a tan solo 6,98 millones de euros. Supone un 10,7% más que un año antes, teniendo en cuenta que el cava se vende a un precio de entre 2,5 y 3 euros la botella, muy por debajo del resto del mercado. Más allá, en cualquier caso, de su bajos ingresos, el principal problema de la familia García Carrión es que sus márgenes se han hundido.
Serra ha pasado así de tener un beneficio de explotación de 1,02 millones de euros en 2015 a únicamente 468.743 euros en el último ejercicio. Es decir, menos de la mitad. Y en la misma línea también, el resultado después de impuestos ha bajado un 41%, desde los 623.441 euros a 367.687 euros.
Un grupo con problemas
El cava no es, sin embargo, el único problema al que se enfrenta la familia García Carrión. Poco antes del pasado verano, Luciano García Carrión, el heredero de la empresa y principal artífice de su expansión internacional, abandonaba la misma por desavenencias con sus padres. Al frente del grupo se han quedado así solos ellos, José García Carrión y Rafaela Corujo, que no están logrando cumplir con los planes estratégicos que se han ido marcando, sufriendo una continua caída de las ventas.
La empresa suma, en concreto, tres ejercicios consecutivos con caída de los ingresos y desde 2013 ha perdido un 11% de todo su volumen de negocio.
Su facturación en el último ejercicio se elevó a 671,5 millones de euros en total, lo que supuso un 3,8% menos que en 2015.
A pesar de su fuerte diversifición y de tener, además del cava y los vinos, zumos, gazpachos, cremas y caldos a bajo precio, su situación está cada vez más deteriorada. En 2013 alcanzó un récord de facturación de 755 millones y anunció un plan para duplicar sus ventas hasta el año 2020, confiando en llegar entonces a una cifra de hasta 1.600 millones, pero los pronósticos no se han cumplido y la realidad está siendo muy distinta.
Los cambios de rumbo, además, son constantes. Hace poco más de un año, su presidente, José García Carrión, reconocía que habían decidido dar un giro y cambiar la estrategia para abandonar la marca blanca y centrarse en productos de mayor valor añadido.
Y sin embargo, apenas unos meses después, en diciembre de 2016, anunciaba la compra de Dafsa, el interproveedor y fabricante de zumos, horchatas y gazpachos de Mercadona, empresa de la que había salido en 2006. Con todo, los resultados siguen sin cuadrar y el grupo ganó el año pasado 24,3 millones, un 3,2% menos.