Banco Sabadell ha puesto en marcha un plan de oficinas móviles para atender a los pequeños municipios asturianos sin acceso a un banco. De momento se trata de un proyecto piloto que, en función de su evolución, se extenderá en una segunda fase para dar servicios financieros a un mayor volumen de clientes que viven en estas zonas rurales.
La primera oficina móvil, que opera bajo la marca Sabadell-Herrero, ya visita en distintas franjas horarias de la mañana cinco municipios: Campomanes (con 609 habitantes), Olloniego (1.039 habitantes), Soto del Rey (343 habitantes), Figaredo (2.400 habitantes) y La Foz de Morcín (494 habitantes). Se trata de núcleos de población pequeños, fundamentalmente del entorno rural, donde la entidad mantiene el servicio de atención financiera, cubriendo las necesidades de los clientes y ofreciendo los mismos servicios que una sucursal.
Por el momento, el banco solo proyecta la necesidad de cubrir este servicio en el territorio asturiano, puesto que considera que en el resto de zonas la densidad de habitantes por distancia de oficinas es adecuada. Cabe recordar que Sabadell anunció el cierre de 250 oficinas el pasado mes de diciembre, que se suman a las 92 que echaron el candado en 2016.
Bankia es una de las entidades que mayor servicio da a través de sus oficinas móviles, conocidas como ofibus. La entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri, ya puso en marcha hace tres años una red de oficinas móviles para dar servicio a las zonas más rurales.
Actualmente, según datos del banco, cuenta con once ofibuses que hacen 40.000 recorridos al mes para dar servicio a 337 pueblos que suman 210.000 habitantes. La entidad tiene oficinas móviles en cinco comunidades autónomas: Madrid, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y La Rioja. Abanca también utiliza una red de oficinas ambulantes para dar cobertura a pequeños municipios de Galicia.
Exclusión financiera
La desaparición y concentración de entidades y cajas en los últimos años, sumado a los ajustes realizados por la crisis, ha desembocado en el cierre de 18.664 oficinas bancarias desde 2010, según UGT, a la espera que la cifra continúe en ascenso tras la compra del Popular por parte del Santander y la fusión entre Bankia y BMN.
El cierre de sucursales ha empujado a 4 millones de habitantes a la exclusión financiera, según la misma fuente, o lo que es lo mismo, a no tener acceso a un banco. El perfil de estos afectados suele ser personas mayores que viven en zonas rurales.
Por su parte, desde la Asociación Española de Banca (AEB) calculan que el 15% de la población española -unos siete millones de habitantes- carecen de diversidad financiera, es decir, que no tiene acceso a más de tres bancos.