París, 13 oct (EFECOM).- El desafío medioambiental que tiene planteada la industria automovilística, en relación con la conciencia de que la carestía del petróleo será duradera, se ha convertido en uno de los principales centros de atención del Salón del Automóvil de París, que cierra sus puertas este fin de semana.
Los responsables del Salón, inaugurado el pasado 30 de septiembre, confían en superar los 1,5 millones de visitantes de la anterior edición con un certamen que ha reunido 380 marcas de vehículos.
El Salón ha servido para que los fabricantes muestren las innovaciones en términos medioambientales de nuevos coches, ya sea con motores adaptados al consumo de bio-carburantes o con modelos híbridos combustión-eléctricos.
Más de 700.000 coches en el mundo ya funcionan con un motor híbrido que alía la combustión clásica con un dispositivo eléctrico, y la marca líder en este mercado es Toyota, que ha vendido 540.000 unidades de su Prius, y que ha aprovechado la vitrina de París para hacer valer esa baza.
El grupo europeo PSA Peugeot Citroen, no quiere quedarse atrás y ha anunciado que trabaja en la comercialización en el horizonte de 2010 de algún modelo con un motor híbrido diesel-eléctrico.
Otro de los protagonistas del Salón han sido los biocarburantes, sobre todo por la voluntad del Gobierno francés que quiere lanzar a los fabricantes galos para que se lancen de lleno a la piscina.
El Ejecutivo, consciente del retraso francés, ha fijado objetivos más ambiciosos que los establecidos en la Unión Europea y pretende que representen un 7% del combustible en 2010 y un 10% en 2015, lo que a su vez daría nuevas oportunidades de negocio.
Al mismo tiempo, quiere desarrollar el E85, un combustible constituido de una mezcla del 85% de etanol (alcohol obtenido de remolacha, caña de azúcar, maíz o trigo) y un 15% de gasolina.
Para incentivar el recurso al E85 o al bio-diesel, el Ejecutivo promete un tratamiento fiscal preferente.
La respuesta por parte del presidente de Renault, Carlos Ghosn, fue anunciar que el 50% de su gama podrá funcionar con biocarburantes en 2009.
La búsqueda de alternativas al petróleo también se ha hecho evidente en las avenidas del Salón por la exposición de modelos que funcionan con gas de petróleo licuado (GPL), con gas natural, con motores puramente eléctricos o incluso con placas solares.
Más allá de la cuestión medioambiental, la presencia de dos marcas chinas -Landwind y Great Wall- ha suscitado el interés del público y de los medios de comunicación.
Todavía habrá que esperar cuatro meses para que esos coches, que se anuncian a precios de un 20 a un 30% inferiores a los modelos con los que pretenden competir y que pretenden convencer a compradores con un presupuesto ajustado.
Los expertos coinciden en que el desembarco chino por el momento no inquieta a los fabricantes instalados en Europa, pero también que la situación puede cambiar en cinco o seis años.
El Salón del Automóvil de París sirvió de escenario para las últimas discusiones entre el consorcio Renault-Nissan y General Motors, antes de que se anunciara el abandono del proyecto.
Eso no ha hecho cesar, sin embargo, las informaciones y los rumores sobre otras eventuales fusiones que -al menos en Europa- muchos analistas consideran imprescindibles. EFECOM
ac/mdo
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