Empresas y finanzas

Las nuevas startups americanas 'pinchan', pese a los máximos del S&P

  • Los 'unicornios' que han salido a bolsa en 2017 caen un 7% de media
Debut de Snap en Wall Street. Foto: Efe.

En la mitología bursátil, los unicornios, aquellas startups, generalmente tecnológicas, cuya valoración supera los 1.000 millones de dólares en el mercado privado, se cuentan por doquier. Según la consultora CB Insights, en estos momentos se contabilizan hasta un total de 204 criaturas en todo el mundo, con una capitalización que alcanza los 713.000 millones de dólares. Sin embargo, aquellas compañías que desde el arranque del año han decidido abandonar la comodidad y el apoyo del capital de riesgo así de los conocidos como inversores de la guarda, para captar capital a través de una salida a bolsa convencional se han encontrado con el claro escepticismo del mercado.

"Seis unicornios han salido a bolsa este año en Estados Unidos y esperamos que más sigan esta dinámica, pero no veremos una fuerte estampida", asegura Jackie Kelley, experta de EY en el mercado de estrenos bursátiles de la región de las Américas. No es para menos. Entre los principales monocerotes que se zambullen ya en la renta variable estadounidense, donde destacan Snap, Cloudera, Okta, China Rapid Finance, Mulesoft, Yext o Blue Apron, sus títulos caen de media un 7,07% desde el cierre de su primera sesión (ya que, a pesar de dispararse el primer día, luego se han desplomado) mientras el S&P 500 acumula una rentabilidad del 9,9%. Un rumbo para muchos inesperado, que pone contra las cuerdas las valuaciones privadas de los conocidos como "decacornios", empresas donde las últimas rondas de captación de capital colocan precios superiores a los 10.000 millones de dólares y donde colocaríamos a Uber, Airbnb o Dropbox, por mencionar algunas.

Uno de los traspiés más significativos llega de mano de Snap, la matriz de Snapchat, la mayor salida a bolsa de una tecnológica desde la OPV de Alibaba en 2014 y que el pasado 3 de marzo recaudó cerca de 3.400 millones de dólares en su puesta de largo en la New York Stock Exchange. Su transición del Olimpo de startups mimadas por la euforia del capital privado al escrutinio e inmediatez que caracteriza a los mundanos mercados de renta variable se está demostrando más que complicada. La compañía liderada por Evan Spiegel, que llegó a contar con un precio de 24.000 millones, ha visto cómo sus títulos caen un 37,3% desde el cierre del primer día y su capitalización se sitúa en 17.630 millones.

No es para menos. Los primeros resultados trimestrales de Snap como cotizada registraron una pérdida de 2.200 millones de dólares sobre unos ingresos que se quedaron en los 149,6 millones. Desde entonces, la travesía por el desierto de esta entidad, cuya aplicación Snapchat se está viendo canibalizada por Instagram o Facebook, han provocado que el precio de sus títulos haya perdido la cota psicológica de los 17 dólares, el precio al que fijó sus acciones en su salida a bolsa.

Incluso Morgan Stanley, el principal arquitecto de su estreno bursátil, castigaba a la compañía recientemente con una rebaja del 43% en su precio objetivo, que ahora se sitúa en los 16 dólares. "Nos hemos equivocado con su capacidad para innovar y mejorar sus productos publicitarios este año", sentenciaba el analista Brian Nowak, quien incidió que "Instagram se ha vuelto más agresivo a la hora de competir por los dólares publicitarios de Snap". La espiral bajista de la entidad podría verse aún más fortalecida ante la próxima fecha de expiración, que permitirá a algunos de sus inversores iniciales vender sus participaciones en la compañía.

Un fracaso reciente

Pero Spiegel y su empresa con sede en Venice Beach, California, es solo un ejemplo más de la euforia generada por algunos unicornios que a la hora de comenzar a cotizar públicamente en bolsa han sufrido el realismo del mercado. El caso más reciente llega de mano de Blue Apron, la compañía con sede en Nueva York que envía ingredientes y recetas a domicilio y cuya valoración en el mercado privado superaba los 3.000 millones de dólares. Ya que buena parte de sus operaciones dependen de Internet, esta startup fue considerada más una compañía tecnológica que un servicio de entrega a domicilio, algo que engordó su precio en el mercado privado. Pero la compañía está pagando las consecuencias.

Desde su estreno bursátil el pasado 30 de junio, sus títulos han caído un 26% (tomando el cierre de la primera sesión) incluso después de que la empresa se viera obligada a reducir su precio de salida hasta los 10 dólares desde el rango de entre 15 y 17 dólares. Blue Apron se ha encontrado con importantes contratiempos, como el anuncio de Amazon de la compra de Whole Foods por más de 13.400 millones de dólares y el reciente interés de Jeff Bezos por entrar en el mercado de entregas a domicilio.

Chuck Cerankosky, analista de Northcoast Research, ofrece a Blue Apron un precio objetivo de 2 dólares con una recomendación de vender, citando los desafíos de costes severos que enfrenta así como la mayor competencia. "Es importante señalar que esta no es una empresa de tecnología sólo porque las órdenes se reciben digitalmente", explica, mientras no tiene duda de que Blue Apron ofrece un gran producto para los consumidores. "Sin embargo, para los inversores, la acción es menos atractiva", reitera.

No todas los unicornios que han salido a bolsa este año han decepcionado. Carvana acumula una rentabilidad del 99% y otras compañías como Yext suman un 2,3%. De todas formas, ahora está por ver si compañías como Uber, con una valuación en el mercado privado de 68.000 millones, y Airbnb, con un precio que oscilaría los 30.000 millones, son capaces de mantener estos niveles durante próximas rondas de financiación o de cara una posible salida a bolsa, si no este año quizás el que viene.

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