
Bloomberg ha decidido que su nueva sede en Londres, en la que ha invertido 1.000 millones de libras (unos 1.130 millones de euros, al cambio actual), no tendrá cafetería, una decisión radical para obligar a sus miles de trabajadores a abandonar la oficina a la hora del almuerzo.
El objetivo de esta medida es evitar "el síndrome de Google", como lo denominó el propio Michael Bloomberg en declaraciones al diario Evening Standard, que es el que sufren los trabajadores en algunas oficinas tan modernas y con tantos servicios -comida gratis, instalaciones de lujo, salas de relax...- que provocan que los empleados se vuelvan adictos a su vida laboral.
El edificio, cuya construcción ha durado siete años, tendrá disponible una zona en la sexta planta en la que ofrecerá a sus trabajadores café, té, comida para el desayuno o cereales, pero nada mayor ni más elaborado, de manera que se vean obligados a salir a la calle a comer. "Vamos en la dirección contraria a Google, queremos forzar a la gente a salir fuera", insistió el millonario.

Pequeño puesto de comida en la nueva sede de Bloomberg en Londres. Imagen de Bloomberg
Bloomberg señaló que, como huésped en la ciudad, no quiere hacerle la competencia a las tiendas y a los negocios locales, como las tiendas, cafeterías, restaurantes o gimnasios. "Quiero que la gente salga y se gaste su dinero en las tiendas y los restaurantes locales", apuntó Bloomberg.
La nueva sede Europea de Bloomberg está diseñada por el famoso Norman Foster con la supervisión del propio Bloomberg, y está integrada por ocho plantas circulares y abiertas -junto con dos más subterráneas-, "pensadas para fomentar la colaboración". Tiene capacidad para 4.000 trabajadores, y los primeros empezarán a llegar el próximo otoño.